18 de abril, nada qué celebrar

Nica de Respeto
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«¡Echémosla toda! y ya verán cómo pronto podremos despertar de esta horrorosa pesadilla que hoy nos aprisiona, pero que no será eterna.  Para que este tiempo transcurrido no haya sido en vano, pues hemos sufrido, pero también hemos crecido y madurado. Es hora de empezar esta nueva etapa, sembremos buena semilla para cosechar buenos frutos, esta historia apenas comienza…»

Hoy es un aniversario más… ¡No hay nada que celebrar!, hoy se remueven sentimientos que estaban guardados en la mente y el corazón a punta de fuerza y represión.

Un día como hoy hace dos años amanecimos en una pesadilla que aún no acaba, despertamos y poco a poco las ilusiones empezaron a morir una a una; creíamos que vivíamos en una sociedad ejemplar como muchas otras, que nos enfocábamos en el progreso, el desarrollo local, una economía incipiente, la educación de los hijos, el crecimiento de la industria local, cada faceta en progreso, cada familia luchando porque sus amados hijos se prepararan en la escuela, en centros de educación técnica, en las universidades, muy orgullosos de nuestras bellezas naturales (nuestra fauna y flora) aquellas inmensas reservas de bosques protegidas por años…

Ahora son solo cenizas que fueron consumidas por el egoísmo vano de las “langostas asesinas”, sentimos el dolor de ver nuestro Indio maíz consumido y, como si fuera poco, empezó a empeorar el asunto. Los ancianos, nuestros abuelos, vimos cómo fueron despojados descaradamente de los recursos que por años se ganaron en una vida entera de sacrificio, que cosecharon con mucho esfuerzo y tesón; vino “la plaga” y los devoró.

Quedaron sin su derecho al Seguro Social, derecho que de por sí ya era raquítico y para mayor ofensa hasta fueron agredidos físicamente, golpeados salvajemente en las calles por protestar por lo suyo…. ¡Ah, qué tristes imágenes!

¿Cómo era posible que la consciencia que creíamos dormida en los más jóvenes no despertara? Los consideramos alejados de la realidad, absortos en las redes sociales, mas no fue así, los más jóvenes, los chavalos se despertaron ante estos abusos, los jóvenes valientes se levantaron con todo y en las universidades y en los colegios de secundaria se empezaron al alzar los gritos de auxilio, las armas hechizas acompañaron a los universitarios para protestar, pusieron el pecho abierto como escudo de frente a la situación. 

Los chavalos de secundaria se expresaron también.  Vino lo peor…. A los universitarios los cazaron como animales, los persiguieron hasta matarlos. Muchos quedaron en traques, universidades y calles. ¡La solidaridad de Alvarito fue representativa de muchos “pelones». Por llevar agua lo atacaron. “No puedo respirar” -nos dijo-, y lo dejaron morir, le negaron la atención médica los “mercaderes de la salud”.

Una familia entera murió quemada. Como ladrones en la noche llegaron, quisieron ocultar su fechoría, pero la luz del sol nos mostró quiénes fueron los culpables de tan espantoso crimen. De todo daremos cuentas ante Dios, no lo olviden.

Se puso aún más dura la cosa. Los campesinos, encendidos desde antes, protestaban por las tierras que querían arrebatarles con el famoso canal interoceánico, dizque para el desarrollo de nuestro país, donde estratégicamente los poderosos escogían a gusto y antojo la ruta por donde debía pasar tan “majestuosa obra”… 

¡Mentiras!, ¡engaños! ¡basura!… Oscuros intereses moviéndose para partir en dos el país en una obra que más que beneficios traería graves consecuencias medioambientales para nuestro ecosistema, nuestra gente y nuestra región.

Faltaba más por ver… A los médicos empezaron a despedirlos  y perseguirlos por el hecho de querer cumplir con el juramento hipocrático de llevar salud y bienestar a todos por igual, por negarse a desatender a la población empezaron a difamarlos y a ensuciar su trayectoria profesional y moral.

¡Ah, qué recuerdos más dolorosos y dantescos! Ante tal convulsión social no podía sino solo empeorar la situación. Los jóvenes salieron a defender a los viejos y las madres a los hijos.  Salieron “las leonas”, las mamas de los chavalos a defender a sus crías y hasta las que no tenían hijos se sumaron a exigir que parara el abuso… ¡Ya no más! ¡Patria libre y vivir! 

Muchas otras expresiones se escucharon en aquel sangriento mayo, y cuando creíamos que lo habíamos visto todo, los “leoncillos” cayeron fulminados ante sus madres impávidas que los vieron morir frente a sus ojos… Ahí le perdimos el respeto total a la “policía nacional” que se ensañó contra todos los que ahí marcharon, levantando armas de alto calibre militar solo utilizadas  contra terroristas. Una desproporción total: las banderas, clarines, pancartas, silbatos y cosas similares, contra pistolas, rifles de alto calibre y fuerzas especiales del orden público. Juzgue usted si esto es “normal”.

Ah, la llamada “madre de todas las marchas”, sís, las más grande de todas la de esos días porque ahí se vio mucha gente, ahí se tuvo claro y fue visible el descontento generalizado de la gente de mi linda Nicaragua contra el gobierno represor, en contra de todos los hechos recientes, aquellos atropellos abruptamente vividos que nos conmocionaron y por los que aún hoy brotan lágrimas de nuestros ojos y un nudo en la garganta nos oprime.

No contentos con eso, arremetieron contra los sacerdotes y autoridades religiosas, los valientes que han venido jugando su rol contra viento y marea y nos han exhortado a todos por igual, incluyendo a “las autoridades del país”. Los religiosos también fueron ofendidos y agredidos físicamente, sin asco ni reparo alguno, y si pudieran matarlos seguro lo harían.

Los periodistas independientes no fueron la excepción. Por decir la verdad, mostrar la realidad del descontento masivo y confrontar a los abusadores, los empezaron a perseguir, amenazar, atentar contra su vida y la de sus familias. Les destruyeron cámaras, vehículos, cerraron canales y hasta encarcelaron queriendo silenciar las voces.

Un aniversario más donde lo que fue nuestro orgullo hoy es vergüenza, porque la tierra que parió poetas de la talla y calidad de Darío y Cardenal, deportistas como Denis y Alexis,  políticos como Herty y doña Violeta solo para referencia, tristemente también parió malas raíces de las entrañas de esta bella tierra; escoria que se burla, persigue, mata, encarcela a inocentes en mazmorras reconocidas y en otras clandestinas; la misma que oprime y mata de hambre al pueblo sacrificado, robándose lo que no les corresponde porque son parásitos que se beben la savia, sanguijuelas que hoy solo hablan y actúany  con ignorancia brutal, que hoy son reconocidos internacionalmente por el oprobio y los crímenes de lesa humanidad cometidos contra su misma gente. 

Sí, esos que con su repertorio macabro de formas elaboradas de sufrimiento engañan y se creen “dioses”, “iluminados” -me da risa-, no son más que una “escoria amorfa”, una “miseria humana”, una “vergüenza nacional”.

Hoy, en este segundo aniversario vale la pena recordar a los buenos hijos de la patria, todos aquellos que fueron “sembrados” en tumbas improvisadas en cada rinconcito de mi linda Nicaragua, y que quisimos homenajear en la rotonda Jean Paul Genie, esa donde arrancaron las flores, las cruces y los nombres de quienes murieron como mártires sin merecerlo.

Hoy tenemos el reto de escribir nuestras memorias para no olvidar nuestro pasado reciente, para que nuestros hijos y nietos conozcan la verdad y no sean engañados por políticos corruptos, incompetentes, inconscientes, soberbios, egoístas y deshumanizados.

Hoy les digo a todos los nicaragüenses que están dentro y fuera del país, que este aniversario deber ser diferente, debe servirnos para sanar las heridas que tenemos abiertas, superar el luto, hacer renacer la ilusión y nuestro derecho a soñar, a luchar por una vida mejor, a vivir con dignidad, a garantizar que la canasta básica (no la del ministro de tuno, la que solo existe en la utopía de tipos como ese) sino la de verdad; contenga suficientes alimentos y llegue a cada hogar con equidad.  

Que la bandera azul y blanco sea exhibida sin temor en cada casa, parque, calle, y que nunca más una “bandera partidaria” ensucie nuestros edificios públicos, hospitales e iglesias, y ofenda la memoria de los que ya no están.

Hoy 18 de abril del 2020 debe ser una oportunidad para reflexionar y cuidarnos honestamente unos a otros, hoy que tenemos un nuevo reto ante un virus apenas conocido que hoy nos amenaza como una inminente avalancha que pretende aplastar multitud de compatriotas; tomemos coraje, unámonos a aquellas iniciativas que verdaderamente quieran reconstruir nuestra sociedad, abramos bien los ojos, seamos cuidadosos al elegir a quienes nos representen, seamos responsables, seamos mejores, no caigamos en provocaciones que busquen más dolor.

¡Echémosla toda! y ya verán cómo pronto podremos despertar de esta horrorosa pesadilla que hoy nos aprisiona, pero que no será eterna.  Para que este tiempo transcurrido no haya sido en vano, pues hemos sufrido, pero también hemos crecido y madurado. Es hora de empezar esta nueva etapa, sembremos buena semilla para cosechar buenos frutos, esta historia apenas comienza…

Escribamos nuestras vivencias, seamos felices, más conscientes de nuestra realidad, más comprometidos, para que el próximo 18 de abril tengamos motivos por los cuales celebrar.

¡Dios bendiga a Nicaragua y su pueblo! ¡Desde el exilio, con ocho meses fuera de mi patria, les saluda una nica que se respeta!