Acto público en la plaza
sobre un poema de K. P. Kavafis
Convocados para un acto público
del dictador senil y su familia
los subalternos acuden a la plaza
Mientras beben y bailan
soportan muchas horas bajo el agobio del sol
a que caiga el crepúsculo hasta que arriban
el déspota y su déspota mujer
en un Mercedes Benz acorazado
que los esbirros de a pie
custodian con sus vidas
De la carroza blindada surgen los ancianos
(ella de colorines él de gorra beisbolera)
a recibir las venias, lisonjas y pleitesía
de la fila cortesana en el proscenio
Con fanfarria de himnos y canciones
en el pomposo escenario cundido de banderas
y abigarrado de flores y plantas tropicales
da comienzo la farsa aburridísima
El público ya sabe que el tirano
depende de lo que su mujer le va diciendo
para hilar las palabras de su lento discurso
pero aguantan el tedio las dilatadas pausas
vivando las tonterías del cansino orador
aplaudiendo disparates
y el lugar común
Acabada la perorata inconexa y soporífera
se retiran los cortesanos a burlarse en privado
La multitud se dispersa Regresan a sus lugares
bien sabidos del teatro y vacuo palabrerío
al que deben asistir regularmente
como espectadores obligados.
Magdalena Rayo
Celebración en Nicaragua
por Sheynnis Palacios, Miss Universo
Con mis ojos lo vi Nadie me lo ha contado
El desborde absoluto de alegría en las calles
Y aquí mismo en mi barrio Donde el temor
hace tiempo que anida
La gente olvidó de pronto sus recelos
y en un solo abrazo de dicha se fundieron
Vi cómo bailaban Cómo reían
Las lágrimas mezclándose con los cantos y bailes
y en el aire de la noche las banderas
volando hasta el amanecer
como bandadas de pájaros
sobre las avenidas sobre las carreteras
pintando de azul y blanco todo el país
Esto vi Y mucho más todavía
es lo que sé que vendrá Porque la déspota
mujer del dictador mostró su rabia que es terror
de una joven humilde nacida del pueblo
Y es solo una muchacha que ha deslumbrado al mundo
por ser brillante y bella y amar a su país
Pero la anciana autócrata vio la alegría irrestricta
de la gente celebrando el futuro que sueñan
radiante como la juventud de la muchacha
Y su amargado corazón
se estremeció de furia
como —hace ya mucho tiempo—
el de otro tirano ante otra muchacha.
Magdalena Rayo