Acuerdo Israel-Emiratos Árabes Unidos…y Trump [¿Oportunidad o traición a la causa palestina?]
Carlos A. Lucas A.
Desesperado por sus catastróficos ratio pre-electorales, Donald Trump ha anunciado el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), luego de una conversación telefónica entre Trump, el Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu y el Jeque Mohammed Bin Zayed, príncipe heredero de Abu Dabi y Comandante Supremo Adjunto de los Emiratos Árabes Unidos.
El efecto electorero buscado por Trump es obvio, ésta es una de la fake-news a las que va a estar recurriendo estas últimas semanas, tratando de evitar el triunfo de Joe Biden y Kamala Harris el próximo noviembre, manipulando los deseos de paz y justicia para el pueblo palestino y de las grandes masas creyentes islámicas. El comunicado difundido sobre el acuerdo, que será firmado el próximo octubre 2020, días antes de las elecciones en EEUU, incluye un torpe comercial, auto calificando el acuerdo como «un testimonio de la audaz diplomacia y visión de los tres líderes«.
Por su lado, Israel, con el acorralado Netanyahu acusado de corrupción en su país, se ha prestado al juego de Trump como Putin desde Rusia lo hizo contra Hillary Clinton para el primer y ojalá el último, triunfo electoral de Trump. El jeque Mohammed Bin Zayed aspira a convertir su política liberal y negociadora en la doctrina política del mundo árabe, distendiendo líneas y pensamientos de la auto afirmación árabe y palestina. Quizás sea el único ingenuo entre los audaces “tres líderes”.
El camino hacia la paz entre Israel y las comunidades árabes, islamistas, cristianas y de otras denominaciones y nacionalidades es claro: Israel debe cesar la usurpación territorial de las tierras ajenas, regresar a las fronteras del acuerdo de 1948, suspender el aislamiento de la Franja de Gaza. cesar su violencia represiva indiscriminada, aceptar la repatriación palestina de miles de desplazados y refugiados, reconocer el derecho palestino a ser reconocido como Estado y el carácter multinacional, multipolítico y multireligioso de Jerusalén, en administración compartida. Por su lado, es claro que las fuerzas palestinas, de esa forma, deberán renunciar al uso de la violencia armada e incluso el terrorismo de algunas facciones extremas, al reconocimiento mutuo de los “dos estados”, promover la coexistencia árabe-judía y el respeto a la fe judía estrictamente religiosa.
Sin embargo, ninguno de esos puntos va ser resuelto en ese acuerdo, en base al comunicado difundido por las tres partes. Al contrario, enfatizando en lo dicho arriba sobre la manipulación de la necesidad vital de la paz en la región, el acuerdo tiene una naturaleza extorsiva de parte de Israel: no renuncia a la anunciada anexión del territorio en Cisjordania, la cual sólo queda “suspendida”. Cuando lo determine, Israel, sin faltar al acuerdo, la podrá poner en marcha de nuevo y no hay idea de dónde se quiere detener: son 450 mil colonos judíos establecidos en el territorio ajeno de Cisjordania y que por su lado, no aceptarán quedar en el limbo en su ilegítima ocupación. Y para mas seguridad, Netanhayu ha sido claro: En una conferencia de prensa posterior, dijo que acordó retrasar la anexión en la ocupada Cisjordania como parte del acuerdo, pero que “nunca renunciaría a nuestros derechos sobre nuestra tierra“.
Así, es incierto si este acuerdo representa una oportunidad para la paz o una traición interna en el propio mundo árabe. Habrá que ver la posición de la Liga Árabe, ya convocada por Hamás.
Hay que mencionar algo concreto, aparte de las palabras hinchadas de paz y desarrollo (que todo mundo anhela se hagan realidad cuanto antes) y es que se establecerá un mecanismo de visitas para “todos los musulmanes que vengan en paz“, para “visitar y rezar en la Mezquita de Al Aqsa, y los demás lugares sagrados de Jerusalén“. Sólo que los vuelos deberán partir desde Abu Dabi en EAU, hasta Tel Aviv en Israel y los visitantes creyentes quedarán escoltados por las autoridades de Israel que usurpan el dominio sobre Jerusalén, también símbolo mítico musulmán. ¿Podés acompañar a tu usurpador a contemplar tus símbolos usurpados?
Hay un punto importante adicional: El Jeque Mohammed Bin Zayed que firmará este acuerdo, podrá encender un polvorín inconmensurable cuando decida la localización de su embajada en Israel: ¿en Tel Aviv o Jerusalén? A la fecha, solamente el Estados Unidos de Trump ha reconocido a Jerusalén, por encima de los derechos árabe-palestinos y musulmanes, como capital de Israel. ¡Ah!, sí, también lo ha hecho Guatemala.