Aforismos, de Gottfried Benn: La palabra es el falo del espíritu

Roberto Corea Torres
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«Quien ama las estrofas
ama también las catástrofes;
quien es para la estatua debe ser
también para la carnicería»

Gottfried Benn.

Benn (Gottfried), ocupa un lugar privilegiado en la historia literaria de nuestro siglo, y es un ejemplo a no seguir –como podría ser el caso de Arthur Rimbaud- de quien, empero, muchas cosas se puede aprender, entre otras, el rigor lírico, tan escaso hoy día en nuestro país…” dice en algún momento de la presentación al inicio del libro, José Manuel Recillas traductor de Aforismos, este pequeñísimo volumen cuyo valor estriba precisamente en la sentencia aguda, expresada en forma por demás contundente de la línea ideática de un poeta singular por controvertido y coherente con su ser y su decir.

Pero por qué será Gottfried Benn un ejemplo a no seguir si su poesía alcanza registros de notoria altitud. Supongo se debe más a su posición ideológica cultivada a rajatabla, que a ninguna otra cosa.

Autor de una poética de sorprendente lirismo que marcó en cierto modo una época en la historia de la poesía germana después de la postguerra, Gottfried es de ese tipo de creador literario cuyo trabajo no lo deja nadar en el facilismo, ni en la consecución de imágenes meramente de impacto visual sin contenido, sino que penetra en la sangre de las actitudes levantando ámpula con su manera de decir, a la manera de Heinrich Boll –Premio Nobel 1992- en aquel magnífico ensayo que escribiera para conferenciarlo en ocasión a la recepción del Premio Eduard –von- Heydt de la ciudad de Wuppertal, el 24 de enero de 1959, cuando decía, y esto le viene como anillo al dedo a la definición sobre Gottfried Benn: “… Quien tiene trato con las palabras, reflexiona tanto más cuanto más se acerca a ellas: se da cuenta, irremediablemente, de que las palabras en nuestro mundo son seres escindidos. Apenas escritas o pronunciadas, se transforman y cargan sobre aquel que las escribió o pronunció una responsabilidad que raras veces es capaz de asumir”, y eso es bien cierto, pero Gottfried es un autor que poseía esa rara virtud, siempre asumió lo que decía o escribía.

Mi propósito ahora, sin deslindarme de su poesía, es entrar en Aforismos, breve selección de textos que fue tomada del volumen Das Gottfried Benn Brevier, preparada por Jurgen P. Wallman, traducida al español por Juan Manuel Recillas.

Para ustedes amigos lectores que tal vez no hayan tenido relación con este escritor, valdría la pena consignar el hecho de su preparación académica y escritural a modo de ir conformando una idea mucho más precisa de sus motivaciones.

Su ficha biográfica nos indica que Gottfried Benn estudió Medicina en la Kaiser-Wilhelm Akademie. Y en sus inicios profesionales ejerció como médico militar. Realizó importantes investigaciones y estudios sobre la epilepsia y el cáncer. Mientras el nacionalsocialismo con Hitler de vanguardia comienza a crecer, Gottfried, es necesario decirlo, se manifestó con mucho entusiasmo y simpatía sobre el movimiento, sólo que después de darse cuenta de la locura hitleriana, y un mucho decepcionado por los resultados que se estaban generando, abandonó todo compromiso con el régimen. Su primer libro de poemas titulado Morgue -título por demás provocativo ya deja ver la excentricidad y obscenidad, como lo manifiesta la cuarta de forros, y al hacerlo, como lo hizo toda su vida, se aproximó a ese “aristocrático placer de no gustar” del que Baudelaire hablaba al referirse a la estreches de miras de la burguesía de su tiempo-, fue publicado por allá del 1912, posteriormente creó Escombros (1924);  Poemas estáticos (1948);  Destilaciones (1953);  Apréslude (1955).  Este conjunto de poemarios levantaron en Alemania la admiración y por supuesto los poetas de la época lo saludaron según palabras del traductor Recillas como lo que son: “una obra maestra de melodiosa y serena musicalidad”:  “En nombre de aquel a quien las horas consagradas son/  en el destino del género al que perteneces,/  has sin duda la mirada desviado/  hacia esa hora que destruye la mirada,/  y el mundo penetra impasible los semblantes/  y los antiguos vínculos perdidos son;/  sólo hay una excepción: en el poema/  el mundo es encantado por la palabra”.

Por otra parte, Benn es autor asimismo de la obra en prosa Cerebros (1916);  del ensayo Problemas de la poesía (1951);  además (otra vez la ayuda de J.M. Recillas), “de ese extraordinario testimonio escrito en una prosa envidiablemente pulcra, no exenta de excesos y contradicciones pero que resulta un documento de valor invaluable para entender cabalmente muchos de los pasajes lamentables de la Alemania de entreguerras”, titulado Doble vida y otros escritos autobiográficos (1951) constituido fundamentalmente por una serie de escritos de reflexión autocrítica, en los que desmenuza con despiadado análisis sus contradicciones personales.

Siguiendo el camino trazado por otros grandes escritores de aforismos como lo fueron Hipócrates, Bacon, Gracián, La Rochefoucault, Goethe, Schopenhauer, Nietzsche, Gottfried Benn establece con estas gotas reflexivas, cáusticas e ingeniosas, una línea de pensamiento que lo enfrenta consigo mismo y con su pasado, sin temor de las consecuencias que le acarrea ser fiel a su modo de ver la vida, algunos dicen que es probable no haya habido un autor más repudiado en este siglo que Gottfried; por aquello de su cercanía al Tercer Reich; a la vez criticado por los nazis  durante la guerra, como por los aliados -al término de ella-, su nombre en ese instante es relacionado con lo radical y lo intransigente.

Es evidente que molestó a muchos con sus opiniones, y Aforismos recoge una selección de los que expresan con mayor profundidad su punto de vista, veamos: este de carácter misógino “Si una mujer es inteligente, magnífico; pero si no lo es, nada cambia absolutamente, como cuando un violinista sufre de ronquera”; el siguiente acusa un sentido lapidario y hasta ofensivo pero que no deja lugar a dudas sobre el espíritu provocativo de Benn: “O ser puta o hallar lo más pronto marido, esto es la provincia”; pero también, además de zaherir los espíritus con sentencias ingeniosas y breves, se dio tiempo para reflexionar acerca de la poesía, su arte, desde donde expresaba: “La poesía absoluta no necesita  de una vuelta temporal pues está en condiciones de operar sin el tiempo, como hacen por momentos las fórmulas de la física moderna. Por consiguiente, ella no conoce siquiera la angustia de la que tanto se ha escrito, la famosa angustia de vivir; conoce la periodicidad del ir y del venir, que hace su poesía, medida a los pasos de su búsqueda, y está terminada”.     

Aforismos, entonces se proyecta como una presencia viva de un pensamiento inteligente y libre, en el que el talento sobresale e indica el espíritu de un escritor excepcional que debe ser conocido, leído, porque  coloca al lector en el sitio de la perturbación, y arrima, quiérase que no, hacia la irritación, por aquello de transgreder ciertas concepciones sacras de nuestra individualidad. Si bien es cierto Aforismos se refiere con mayor potencia al acto creador de la poesía y el arte en general, se rescatan de las sentencias: modos de vida, conceptos válidos de la realidad que nos circunda, repercusiones y ecos de la historia y la ácida mirada de un escritor de excepción.

Género: Aforismos.

Título:               Aforismos (Das Gottfried Benn Brevier. 1ª.ed. en alemán, 1931).

Autor:               Gottfried Benn (Mansfeld, Alemania, 1866 ó Berlín Oeste, 1956).

Traductor:        José Manuel Recillas.

Colección:        Las cascadas prodigiosas. Serie Obras de Gottfried Benn.

Editorial:           Universidad Autónoma de Puebla – VERDEHALAGO.

Tiraje:               800 ejemplares.

Roberto Corea Torres

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