Bolivia: entre golpes y contra-golpes
Saúl Hernández Rosales
Director Creativo de Chaguaramos Consulting Group. Doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador. Master en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Sorbonne Nouvelle Paris III. Licenciado en Estudios Internacionales por la Universidad Central de Venezuela. Profesor en CLACSO y Editor General de la revista D'Cimarron.
En el momento en el que Evo Morales decide postularse a la reelección del 2019, acomete un golpe contra la República y la Democracia. Contra la República, porque arremetió contra su propia constitución, que le impedía volver a postularse. Contra la democracia, porque cuando quiso reelegirse vía populista (con Referéndum de por medio) el 51% de los ciudadanos le dijo que no a la reelección. Sin embargo, Evo Morales decidió buscar argucias jurídicas y presentarse nuevamente contra la constitución y contra la propia mayoría de los ciudadanos que le dijo que no.
Con el golpe ya consumado, Evo Morales se presenta el día de las elecciones, en el que ocurre un contra-golpe presidido por Jeanine Añez y las Fuerzas Armadas, con apariencia de restauración republicana, pero que resultó en persecución, heridos, muertos, abuso de poder, corrupción y claras violaciones al debido proceso. Añez no solo forzó el exilio de Evo Morales y gran parte del gabinete ministerial, también usó el poder para promover su propio liderazgo y futura candidatura presidencial. Con la pandemia del coronavirus, se destapa el caso de los 100 respiradores españoles comprados con sobreprecio. Posteriormente, se ventilan vínculos de la familia y el entorno de la Presidenta Interina con privilegios indebidos y contubernios. Por si fuera poco, el pésimo manejo económico y sanitario de la pandemia, generó en los ciudadanos la sensación de desamparo que favoreció al retorno del Movimiento al Socialismo.
Esto explica el holgado triunfo del ex ministro de Economía Luis Arce, en primera vuelta. No solo obtuvo 55% de los votos, sino que le sacó 26% al segundo, el expresidente Carlos Mesa. Este regreso del gobierno de Evo Morales al poder, parece “higienizar” el golpe dado a las instituciones y a la democracia. Ese razonamiento pernicioso, circula a lo largo y ancho del continente. Así como la ridícula comparación con las reelecciones de Merkel y Felipe González, que demuestran un desprecio enorme por los actos constitucionales asumidos por nuestros contratos sociales que no son los que tienen los alemanes y españoles.
Lo cierto, es que en estos momentos, con Evo Morales fuera de la presidencia, hay oportunidades de que Arce construya una democracia que siga gobernando para las grandes mayorías, otorgando derechos sociales, pero también respetando las instituciones republicanas. Rescato lo dicho por el ahora vicepresidente David Choquehuanca: “El poder debe circular como la sangre”. Así Evo Morales se encargará del Movimiento al Socialismo (MAS) y de articular los liderazgos en los 330 municipios (de un total de 339) que ganó este partido. La ex presidenta Jeanine Añez por su parte, se encuentra en prisión preventiva, acusada de “sedición, conspiración y terrorismo”.
A pesar del encarcelamiento y del abrumador triunfo de Arce, el MAS no tiene mayoría calificada en el congreso. Hay doy escollos que tiene que superar el nuevo presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, un congreso con el que tiene que negociar y unas Fuerzas Armadas que vienen de participar, por anuencia o beligerancia en su salida del poder. No son desafíos menores. La mayoría de los bolivianos están con Evo Morales y por esa razón, Arce obtuvo mayor cantidad de votos. Pero tener la mayoría no otorga prerrogativas supraconstitucionales.
¿El futuro de Evo Morales?
Evo Morales parece tener, en el horizonte político, tres posibilidades. Una, convertirse en el Vladimir Putin de los Andes. De esta forma, el gobierno de Arce solo sería el hiato para una nueva reelección, como Putin hizo con Medvédev en Rusia. Recordemos que Vladimir Putin gobernó desde 2000 al 2008, luego designó como su sucesor a Dimitri Medvédev del 2008 al 2012 -Putin se creó un cargo para este periodo entre Canciller y Primer Ministro- y volvió en el 2012 hasta la actualidad.
La otra posibilidad es el camino de Cristina Fernández en Argentina. Evo Morales podría construir una fórmula de gobierno que lo incluya, pero como vicepresidente o canciller. De hecho, como CFK, el ex presidente boliviano intentó postularse como congresista, pero le fue impedido. Esta opción parecería ser la más probable.
Por último, que como Felipe González entienda que su tiempo en el gobierno terminó. El líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) gobernó 14 años, casi la misma cantidad que Evo Morales. Evo Morales podría ocupar otros cargos en organismos regionales. Por ejemplo, la Secretaría general de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) posiblemente restaurada este año.
Su futuro depende en buena parte del gobierno de Arce. El presidente boliviano fue el artífice del milagro económico boliviano como Ministro de ese ámbito. ¿Será capaz de hacer el milagro político de acabar con el personalismo? Esperemos que Luis Arce -a diferencia de Evo Morales- “mande obedeciendo”.