Carta antes del martes: testimonio de luchador frente al edificio en construcción de otra dictadura
Otoniel Guevara
Tendría 17 años cuando entré a la guerra, al ejército de los trabajadores, los campesinos, los estudiantes, los soñadores. Recién ingresaba a la U, y ahí comenzó todo. En ese momento ya era padre y ya no vivía en casa de mi madre. Pasé unos 5 años metido de cabeza en el proceso revolucionario. En todo ese tiempo, jamás recibí un solo centavo de nada ni de nadie. La guerra me la costeé yo. Junto a maravillosos compañeros encontramos formas de autosostenernos sin caer en el delito.
Cuando la guerra finalizó, repartieron tierras y dineros. No quise ser parte de esa piñata, aunque la mayoría afirmara que era justo. No era esa la justicia que yo anhelaba.
En ese proceso de desmovilización guerrillera, conocí a militantes que se dedicaron a hacer relaciones sociales. Era aquello de conocer comandantes y gente bien posicionada. Tampoco me interesó.
Cuando el Frente [Farabundo Martí para la Liberación Nacional] estuvo en el gobierno (en alcaldías, asambleas, ejecutivos) anduve a la deriva, sin trabajo y con muchas necesidades. Los compañeros del Frente que conocía no lograron gestionarme un trabajo, seguramente le ayudaron a muchísima gente también necesitada, yo no tuve esa fortuna. Por cierto, me alegra que haya sido así: si alguien me acusa de ser de los mismos de siempre o lo que sea, con una sonrisa dejaré claro que no, que no participé de esa misión.
Hoy que estamos de regreso en una dictadura, debo volver a dejar claro que no acepto ser cómplice, de ninguna manera, de ésta, y menos recogiendo sus migajas envenenadas. Ni siquiera me interesa escucharles ninguna de sus propuestas, programas, proyectos o lo que sea, porque todo lo que este gobierno hace está manchado de mierda. Porque este gobierno se ha dedicado exclusivamente a robar, mentir, acosar, dividir, ofender, maltratar, corromper y acallar. Y una forma de silenciar a los incómodos es beneficiándolos con cualquier cosita. Minucias.
Por ejemplo, veo a los artistas nacionales recibiendo dinero del gobierno. Dicen que es regalado. Es muy temprano para conocer el costo de ese obsequio. Algunos se justifican diciendo que es dinero del pueblo y que igual lo van a pagar después. Muy bien. Según leo, “después” es un adverbio que significa “más lejos en el tiempo o el espacio”. Muy bien.
Aprovecho para reiterar que ni yo ni los proyectos que dirijo vamos a ser cómplices de esta generosa cleptocracia. Esa ley me rige desde que tengo conciencia, así que ya es tarde e inútil publicarlo en el Diario Oficial.