Esta vez no hablo de Groucho: “¡uníos!” [Por arriba de todas las banderas, la de los derechos humanos]

…nuestras luchas, que inevitablemente son locales, regionales y nacionales, son también universales, porque tienen en común el ser luchas por los derechos humanos. Así se enlaza la rebeldía de un indígena mapuche, de un opositor nicaragüense o cubano, de un disidente chino o ruso; la de un manifestante de Black Lives Matter; la de todas las minorías que sufren abuso a manos del Poder, cualquiera que sea la fuente de tal vulnerabilidad: económica, ideológica, religiosa, sexual, etcétera; y la de las grandes mayorías expropiadas del derecho a decidir por una minoría opresora.

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Corporativismo, bonapartismo y corrupción: hilos con que los ORMU tejieron su traje totalitario

… el orteguismo diseñó un modelo corporativista fascista en lo económico y un modelo bonapartista en lo político. Todos en Nicaragua recordamos los diálogos corporativistas entre el gobierno de Daniel Ortega y el COSEP, que funcionaron muy bien y les dejaron pingües ganancias a ambos; negociación y alianza que posibilitó la emergencia de la familia Ortega Murillo y otros prominentes sandinistas como el sector económico más poderoso de la burguesía nacional… los niños, los jóvenes, los adultos, los de la tercera edad, los discapacitados, los burgueses, los campesinos, los proletarios, la sociedad civil, los organismos internacionales, etc. le gritan al unísono: ¡DICTADORES, ESTÁN DESNUDOS! ¡SOLO LOS CUBRE LA SANGRE DEL PUEBLO! ¡VAYANSE YA!

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La enfermedad de Nicaragua y el maná de la oportunidad [historia de sangre y promesa]

Esas son las convulsiones de mi tierra, de esa tierra adorada. ¿Puede Nicaragua recobrar la salud, levantarse, andar, ser lo que el país puede ser si el talento de su gente rompe las cadenas de desorden y dictadura, si cae el laberinto de celdas que encierran a nuestra gente en la oscuridad? No cabe duda. No me cabe duda. Pero la libertad comienza y termina ante el espejo, y lo que la sociedad nicaragüense puede ver en el espejo es terrible. Verlo, sin embargo, ya es progreso, es el gran logro, imperfecto, inconcluso, de la Insurrección de Abril, el brillo sanguinolento de una nueva oportunidad. No la desperdiciemos.

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