Sin Cristiana no hay elecciones

Cuando se trata de fraude, el análisis de probabilidades no tiene cabida. Con una moneda de dos caras, la probabilidad que caiga cruz es cero. Ortega puede quitar la personalidad jurídica a CxL, o inhibir a Cristiana, a Arturo Cruz, a Maradiaga, o a tutti quanti. Incluso el CSE, si fuese necesario. podrá leer los resultados al revés. Y su lectura discrecional es legalmente inapelable. Luego, un puñado de balas pesan más que 200 mil votos de diferencia. El fraude, además de los dados cargados, tiene tras de sí una jauría de turbas y un sistema policial y paramilitar impune y brutal.

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Por un programa político libertario y democrático.

NO al laiser faire desbocado. NO al estatismo asfixiante. NO al corporativismo fascista.Todas estas corrientes conducen a la concentración del poder y a todos los males que esta causa. Todas estas corrientes van en dirección contraria a la libertad humana, que es el metro imprescindible de aceptabilidad para cualquier propuesta político-económica.El camino es otro, y pasa por defender la libertad a cada paso, y por poner en el centro de todo programa al ser humano y su dignidad intrínseca, inherente, inviolable, y sagrada.

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Construir redes que harán caer la dictadura

Hay que resistir a la dictadura, pero eso no es suficiente, hay que derrocarla. La clave del cambio es la unidad en la diversidad y sobre todo, la unidad sin fines electoreros. Pase lo pase, se debe mantener el objetivo de derrotar al régimen movilizando a todos los sectores. Pero esto debe hacerse con habilidad política para no socavar las oportunidades de un cambio democrático que la gran mayoría anhela.

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En defensa de la ciudadanía de Cristiana Chamorro [y la de todos]

Hay que derrocar a Ortega-Murillo y desmantelar el sistema oligárquico-autoritario que ha producido una dictadura tras otra (incluida la mal llamada “República de los 30 años” que las élites conservadoras añoran); hay que crear un movimiento de resistencia que haga ingobernable el país a la tiranía; hay que crear un gobierno de transición encabezado, no por las cúpulas, sino por los luchadores democráticos; hay que fundar una república, la primera república, de manera y espíritu democráticos, y eso no se hace sin convocar una Constituyente, que empeñe todos los esfuerzos y el espíritu que mostramos en Abril tras una meta que necesita ser perseguida obsesivamente: dispersar el poder político, y el poder económico.

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¿Cómo?

Pues: organización y lucha. Toda la lucha legal que se pueda, cuando se pueda, y organizarse a la vez –y esto es lo más importante–en células que no sean públicas, por seguridad, para organizar actos de resistencia, que idealmente serían no violentos, que puedan escalonarse y extenderse a través de la repetición, el reclutamiento de cada vez más gente, la coordinación, y la simultaneidad, hasta crear un movimiento que haga INGOBERNABLE el país a la tiranía. Una tarea difícil e inevitablemente riesgosa, que al principio no será para todos, pero eventualmente será de masas.

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