Coalición Nacional: «¿Unidad contra la dictadura, o división y nuevo autoritarismo?
Carlos A. Lucas A.
Tal vez recordemos las “largas y sufridas” jornadas entre febrero y marzo 2019 de la Alianza Cívica-banqueros en INCAE, hablándonos una y otra vez que estaban negociando con el régimen una “hoja de ruta” para dar solución a la crisis en Nicaragua.
Al final, nos la compartieron muy entusiastamente: explicaban detalladamente que tenían computadoras, archivadores, mesas, sillas y hasta la hora del café. Una burla al pueblo que duró varias semanas.
¿Otra hoja de ruta?
A 26 meses y varias heridas más de represión al pueblo, los mismos nos vienen con lo mismo: Ahora, hablan de una serie de decisiones burocráticas para ungirse a sí mismos como una coalición de “oposición” a la dictadura, a la que no se le ha despeinado un pelo; de por medio ha habido sanciones individuales por parte de Estados Unidos y Europa, condenas retóricas, comunicados, emplazamientos, más de dos años de lo que ellos llaman “lucha decidida y firme contra la dictadura”, etc. Irrisoriamente, esas decisiones, llamadas ahora “Estatutos”, están provocando entradas, salidas, declaraciones, renuncias, dimes y diretes entre uno y otro de los “coalicionados”: Se ha reportado la renuncia a la Alianza (pero queda en la Coalición Nacional), del Movimiento Campesino de Medardo Mairena, igualmente la de José Pallais (un ex PLC), precedidos ambos por la renuncia de Edwin Carcache, estudiante ex secuestrado político.
Mientras esto transcurre, el medio 100% Noticias afirmó en una nota, que los grupos empresariales de Roberto Zamora de LAFISE y el grupo del empresario José Antonio Baltodano de Mercon Coffee Group, una firma nicaragüense y con presencia global, estarían forzando para que la Alianza Cívica rompa con la Coalición Nacional (donde está el Partido de Arnoldo Alemán) y se una al partido Ciudadanos por la Libertad, CxL. La explicación es que estos dos grupos empresariales controlan a AMCHAM (a través de Mario Arana), FUNIDES (a través de Juan Sebastián Chamorro) e INCAE, a la vez que financian al propio CxL, fundado por el excandidato presidencial Eduardo Montealegre y dirigido por Kitty Monterrey.
Sin embargo, los ya impactantes Estatutos de la Coalición, previo un resumen clásico de los antecedentes de la crisis en Nicaragua, mencionan que “debemos continuar unidos, esta vez de forma organizada, en cada comarca, barrio, municipio, departamento y región. Una organización donde cabemos todas y todos para reconstruir la Nicaragua que tanto anhelamos”. Explican que esos estatutos definen “la misión, visión, propósitos y valores de la Coalición, sus órganos de decisión, organización y trabajo, así como los mecanismos de decisión para construir la nueva Nicaragua que soñamos”. Y, faltos de imaginación, al estilo político de los usaamericanos y de una frase clonada también del entonces Presidente de Nicaragua Enrique Bolaños, claman diciendo “Dios bendiga Nicaragua”.
¿Que tienen de trascendentes esos Estatutos?
En general, se pueden mencionar dos aspectos generales sobre este documento, pero, sobre todo, sobre el gesto político fundamental que refleja:
- Un fuerte perfil impositivo, vertical, vanguardista, o por lo menos gerencial autoritario, es el de este engendro burocrático: una minoría de 24 personas “iluminadas” se constituyen en la dirección suprema, incluso por encima de la Asamblea de organizaciones, que, al típico estilo sandinista, solo tendrá carácter consultivo.
- El documento no define algún objetivo estratégico a alcanzar, y eso es grave: en ningún lado se identifica a la dictadura militar sandinista como el enemigo principal a derrotar, aislar y desarmar. Como efecto, hay una insalvable contradicción entre la formulación de su “Misión”, “Visión” y “Valores” que parecen no han sido notadas por quienes lo han firmado o van a firmar.
Veamos en detalle:
Misión (lo que debe hacer la Coalición para realizar sus objetivos-no definidos)
“Crear condiciones para el restablecimiento de los derechos ciudadanos individuales y colectivos, y las libertades públicas”, … “transitando de la dictadura a la democracia con elecciones libres, transparentes, con observación irrestricta nacional e internacional”.
O sea, la misión de esta coalición no es lograr la salida del poder de la dictadura, sino ir creando condiciones para que la dictadura vaya aceptando la restauración democrática de los derechos humanos y ciudadanos, para lo cual habrá una transición a través de las elecciones que la dictadura militar sandinista pueda aprobar.
Visión (la imagen de lo que se quiere lograr una vez logrados los objetivos)
“Una Nicaragua justa, democrática e incluyente; nueva cultura política basada en una institucionalidad nacional moderna y eficiente, procesos electorales libres y transparentes; separación e independencia de los poderes del Estado, consenso social sustentado en la interculturalidad, economía de libre mercado, con justicia social y ambientalmente sostenible”.
La visión pasa por alto la existencia de la dictadura militar sandinista y su violencia institucionalizada, que la Misión no se plantea desmantelar. Esa omisión hace imposible que la “Visión” llegue a materializarse: no se podrá construir una Nicaragua con el perfil que delinea la “Visión” simplemente a través de procesos electorales que mantengan inamovible la fuerza de la dictadura militar sandinista, ya sea reprimiendo desde arriba (factible) o reprimiendo desde abajo (seguro).
Principios y valores
Esta sección es el bla bla bla de cajón de toda demagogia, pero lo llamativo es su afirmación estatutaria de ir “desmantelando la dictadura sin favorecerla directa e indirectamente”.
¿Cómo? El FSLN va a participar con ellos en las elecciones, quedará avalado con todos sus derechos políticos intactos, ganará puestos en la Asamblea Nacional, en las alcaldías, mantendrá intacto su dominio sobre ejército y resto de aparatos represivos, incluidos sus sicarios, será reconocido internacionalmente como una fuerza política participante y legítima en ese “ejercicio cívico electoral”. ¿Cómo puede la Coalición, después de concederle todo eso, decir que va a desmantelar a una dictadura así, que ella misma deja en la impunidad, legaliza y legitima?
La carpintería organizacional de la Coalición en una arquitectura elitista
CONSEJO NACIONAL. La estructura organizacional define un CONSEJO NACIONAL (3 representantes por cada miembro sectorial, un voto por sector, 24 personas en esta etapa fundacional).
Este es el “órgano de autoridad nacional, representación y toma de decisiones de la Coalición Nacional para la dirección, planeación, organización y administración”, con plenos poderes. (“Ningún otro organismo de la Coalición podrá cambiar o revocar sus decisiones“, aclaran).
O sea, una versión de “Dirección Nacional, ordene” o “gracias al compañero Daniel y la compañera Rosario”. Esta facultad omnímoda somete al resto de estructuras a las decisiones de una minoría sobre una mayoría. Una democracia al revés, es decir, sandinista.
Bajo la ‘arquitectura’, por ejemplo, el autonombrado Consejo se reserva para sí, exclusivamente, los mecanismos “para la selección de eventuales candidaturas a cargos de elección popular por parte de la alianza electoral que representará a la Coalición Nacional en futuras elecciones”. Igualmente, tiene la facultad de “aprobar casilla y texto de la escritura pública en la que se constituya la alianza electoral que permita registrarse ante las autoridades competentes dentro de eventuales proceso electoral” (sic.). Un poder trascendental en ese escenario electorero.
En el Consejo Nacional se le da participación, a ocho sectores, 24 participantes: 1) Sector Jóvenes y Estudiantes 2) Alianza Cívica 3) Unidad Nacional Azul y Blanco 4) Movimiento Campesino, 5) Partido de Restauración Democrática; 6) Fuerza Democrática Nicaragüense-FDN; 7) YATAMA); 8) Partido Liberal Constitucionalista-PLC.
Notoriamente, Yatama, PLC, FDN, PRD, son ex aliados o aliados del régimen sandinista. ¡y ahora son parte de la autoridad absoluta en la aún no nacida Coalición Nacional!
LOS DEMÁS ÓRGANOS
Habrá una Coordinación y Vice Coordinación Nacional Rotativa, de forma aleatoria y mensual, aunque ambas serán de una misma organización; se encargarán de presidir las sesiones del Consejo Nacional, del Consejo Consultivo y del Consejo Asesor. Se establece una Secretaría Ejecutiva y Financiera, los Consejos territoriales y del exterior, comisiones de trabajo y lo ya señalado, una Asamblea General, con “un máximo de 100 personas, representantes por cada organización), pero se le amarra al carácter consultivo. No hay obligatoriedad de incorporar a la misma “a personas u organizaciones de nicaragüenses en el exterior”, aunque pueden ser invitadas.
En los territorios, la parte más interesante, se establecen los Consejos Municipales, Departamentales y de Regiones Autónomas.
Hay un desarrollo muy al detalle de la estructura y mecanismos para la incorporación de la Coalición Nacional más bien como una alianza electoral. Pero este ángulo, quizás merece comentarios aparte. Lo visto, sin embargo, deja claro que no estamos ante una coalición política, sino ante una colusión electorera, lo que explica el intenso movimiento propio de los celos y las ambiciones políticas de líderes y organizaciones, con estatutos que dividen, en vez de unir. Las razones de fondo quedan planteadas.