Corporativismo, bonapartismo y corrupción: hilos con que los ORMU tejieron su traje totalitario
Salvador Téllez
Todos conocemos el cuento El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen y hemos gozado con su genial historia. Un emperador soberbio, unos estafadores que cobran una fortuna para confeccionarle un portentoso traje inexistente e invisible, un corro de serviles sirvientes que se niegan a aceptar que el traje no existe y por el qué dirán y más por temor al emperador argumentan que éste es bellísimo, maravilloso, único…
Pero cuando el emperador realiza su desfile para lucir su tremendo traje, un niño advierte a todos, que el emperador va desnudo y entonces los ciudadanos también le gritan que va desnudo, pero el soberbio emperador continúa hasta el final su desfile, sin inmutarse tal y como Dios lo echó al mundo.
En Nicaragua, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo durante años se dedicó a confeccionarse un traje falso de luces y milagros, eran según ellos un buen gobierno socialista, cristiano y solidario. Un buen gobierno que gestionaba la administración pública en consenso con los empresarios y los trabajadores, con una impecable conducta macro económica periódicamente aceptada por la complicidad del Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Mundial BM, con una economía en crecimiento moderado.
Un buen gobierno –según discurso oficial- que había llegado al poder participando honestamente y de buena fe en elecciones perfectamente limpias y democráticas; un buen gobierno que gozaba de amplia legalidad y legitimidad que jamás utilizó los sucesivos pactos, fraudes, triquiñuelas y sinvergüenzadas para llegar al solio presidencial.
Un buen gobierno del ALBA bolivariana (populismo castro chavista bananero), que armaba todo un teatro de fantásticos proyectos de desarrollo (canales interoceánicos húmedos y secos, puertos de aguas profundas, refinerías prodigiosas, riego de la planicie del pacífico, super carreteras, satélites rusos nicaragüenses, fábricas en convenios con Irán, una industria farmaceútica para abastecer a Centroamérica en sociedad con Rusia, programas de asistencia social como Hambre Cero que dotaba a las familias pobres de semovientes, herramientas y créditos para salir de la pobreza, la donación de láminas de zinc y paquetes alimenticios, la reducción de la pobreza, la mil veces prometida tierra sin niños en la calle mendigando mendrugos o hurgando en la basura; toda una cornucopia de seguridad social y riquezas que pondría a Nicaragua entre los países más desarrollados del mundo y a su población gozando de un bienestar que ni los nórdicos siquiera sueñan.
Pero el traje del emperador con su falso manejo eficiente de la economía, empezó a rasgarse con la crisis financiera del capitalismo global (2008-2010) ahí por el año de 2011, cuando empezó a declinar la reducción de la pobreza y las cifras de crecimiento empezaron a estancarse y gradualmente a disminuir.
Cuba, como sanguijuela vampiresca pegada a la aorta de Venezuela más Nicaragua, Argentina y países caribeños como jelepates, piojos y liendres, sorbiendo sangre de la rica Venezuela en las manos extractivas del castro chavismo, más la corrupción desenfrenada y galopante de las élites de estos países parásitos mandaron a la soberana mierda la riqueza venezolana.
Así el país más rico de Latinoamérica se convirtió en una colonia de Cuba empobrecida hasta la miseria por Cuba vampiresca y otros parásitos… Cuba siempre usa como táctica empobrecer más a sus colonias para que ellos desde su mísera miseria puedan brillar y que su sistema semi-esclavista sea aceptado y alabado. Desde 2017 murió mama Venezuela a manos del alba madurismo corrupto, todo dinero fresco para sostener el populismo castro chavista y todo el dinero circulante fue a parar a manos de las élites dictatoriales y sus socios, que han hecho de la corrupción un sistema de explotación y de cooptación de poderes para perpetuarse en el poder.
En Nicaragua el orteguismo diseñó un modelo corporativista fascista en lo económico y un modelo bonapartista en lo político. La wilkipedia nos dice qué tipo de corporativismo (existe una tipología extensa) fascista y/o neopopulista se aplicó en Nicaragua:
Corporativismo en la economía
El corporativismo en su forma contemporánea se caracteriza por la rígida intervención del Estado conformado por los representantes de los gremios en las relaciones productivas. Los representantes de los gremios, son quienes asumen la actividad política en la sociedad y dictan las leyes específicas que atañen a cada sector.
Para la participación a todos los niveles económicos, se plantea la creación de sindicatos verticales que permitan el control. Es central también en ella la búsqueda del Bien Común y del interés nacional, poniendo bajo el control del Estado las regulaciones de las relaciones laborales. Este modelo se desarrolló y puso en práctica durante la Italia fascista.
Todos en Nicaragua recordamos los diálogos corporativistas entre el gobierno de Daniel Ortega y el COSEP, que funcionaron muy bien y les dejaron pingües ganancias a ambos; negociación y alianza que posibilitó la emergencia de la familia Ortega Murillo y otros prominentes sandinistas (Bayardo Arce et al) como el sector económico más poderoso de la burguesía nacional.
La revista Envío de la UCA en su número 379 de Octubre de 2013, describe muy bien con estas palabras el delirio burgués por este modelo:
“El diálogo en que el Presidente Ortega sigue cosechando éxitos es el que mantiene con los grandes empresarios del país. El 4 de septiembre, al día siguiente de la sexta reelección consecutiva de José Adán Aguerri como presidente de las cámaras empresariales agremiadas en el COSEP, Ortega se reunió con los dirigentes de la élite empresarial.
Era una más de las reuniones de este tipo desde 2007. Ya en la primera de aquel año Ortega felicitó al COSEP por ser “el CPC que mejor funcionaba”, al compararlo con los nacientes Consejos del Poder Ciudadano que creaba entonces como “correas de transmisión” de las políticas del ejecutivo.
Al saludar este nuevo encuentro, el banquero Ramiro Ortiz celebró el diálogo “privado” con Ortega como “un milagro” para Nicaragua. Exhortó a sus colegas: “Olvidémonos de los temas políticos”. Y se felicitó comparando lo que sucede en Nicaragua con lo que ocurre en el resto de países de la región “que no tienen este diálogo”.
Julio Herrera, representante del Grupo Pantaleón, de Guatemala -15 años invirtiendo en Nicaragua en un ingenio azucarero y comprando tierras para caña en Occidente-, quien fue condecorado por el COSEP como “empresario del año”, corroboró el entusiasmo de Ortiz, afirmando que con “la búsqueda de consenso” entre el gobierno y la gran empresa, Nicaragua “ha logrado lo que no tiene Centroamérica: un sistema jurídico, un sistema de seguridad personal, que está perdiendo el resto del mundo”.
Bonapartismo en lo político
El bonapartismo fue conceptualizado y categorizado por Karl Marx en su obra El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (escrito entre 1851-1852) y se “refieren al fenómeno histórico concreto del bonapartismo en Francia, de aquellos que remiten al bonapartismo como característica constitutiva del tipo capitalista de Estado; un Estado relativamente autónomo respecto de las clases o fracciones de clase dominantes en una formación social con predominio ya consolidado del modo de producción capitalista.”
Marx en su obra citada enunció una relativa autonomía del Estado respecto de clases o fracciones de clase, pero fue León Trotsky quien profundizó en la categorización y en la aplicación conceptual a sociedades de desarrollo desigual y combinado –como la rusa de principios del siglo XX- y cuando vivió en México, analizó el populismo cardenista del PRI, utilizando el concepto de bonapartismo para sociedades de capitalismo dependiente (del imperialismo) como la mexicana y las latinoamericanas en general.
Veamos lo que amplía Trotsky sobre el bonapartismo:
“…el régimen en el cual la clase económicamente dominante, aunque cuenta con los medios necesarios para gobernar con métodos democráticos, se ve obligada a tolerar -para preservar su propiedad- la dominación incontrolada de un “salvador coronado”. Este tipo de situación se crea cuando las contradicciones de clase se vuelven particularmente agudas; el objetivo del bonapartismo es prevenir las explosiones. (…) un ‘régimen personal‘ que se eleva por encima de la democracia y concilia con ambos bandos, mientras, a la vez, protege los intereses de la clase dominante.”18
18 TROTSKY, L.: “Otra vez, sobre la cuestión del bonapartismo” (pp. 153-155), Escritos de León Trotsky: 1929-1940, t. IV, Buenos Aires, 2000, p. 155.
Las citas anteriores son tomadas del esclarecedor análisis hecho por la historiadora Camila Tagle, en un trabajo presentado para la Universidad Nacional de Córdoba titulado: “Trotsky y América Latina: una aproximación al concepto de Bonapartismo”, Camila Tagle (Universidad Nacional de Córdoba) camilatagle@yahoo.com.ar
Tagle analiza también las causas probables de la concreción histórica del bonapartismo en sociedades dependientes como la latinoamericana. Leamos a Tagle:
Presión del imperialismo extranjero, debilidad de la burguesía nacional, crecimiento relativamente rápido del proletariado, falta de tradiciones democráticas de gobierno: son éstas las principales condiciones que imponen, en los países atrasados, el establecimiento de gobiernos de carácter bonapartista. Dado que el capital extranjero, y no el nacional, desempeña en estos países el rol principal, la posición social de la burguesía nativa se aparta del modelo de desarrollo capitalista de los países avanzados; se muestra incapaz de resolver por sí sola las tareas democrático burguesas. Como contrapartida, el proletariado nacional comienza muy rápidamente a jugar un rol decisivo en la vida política; hasta tal punto que en la medida en que el gobierno pretenda resistir al capitalismo extranjero, se ve obligado a apoyarse, en mayor o menor grado, en la clase obrera y el campesinado. El Estado se ve atravesado, así, por una tensión entre dos grandes tareas antagónicas: por un lado, atraer a la clase trabajadora, otorgarle concesiones, como punto de apoyo indispensable para resistir las pretensiones imperialistas, y por otro, disciplinarla poniéndola bajo control de una burocracia. Si nos mantenemos atentos al planteo del autor, es preciso considerar estas concesiones no como meras “dádivas” –visión de ciertas lecturas marxistas– sino más bien como el resultado de la acción de las clases oprimidas, que obligan a los sectores poseedores a ceder frente a una alianza de clases, al tiempo que ganan la posibilidad de disponer de cierta libertad en relación al capitalismo imperialista.
Camila Tagle también analiza las probables resoluciones a las contradicciones que lleva en su seno, el bonapartismo:
“Ahora bien, esta tensión puede resolverse en una dirección democrática, es decir, progresiva, o bien reaccionaria, mediante la implantación de una especie de dictadura policíaco-militar. En esto consiste, entonces, el carácter inusual, sui generis, del bonapartismo en los países dependientes, en donde la debilidad relativa de la burguesía nacional –especie de clase semi-oprimida– en relación al proletariado, da origen a condiciones especiales de un poder estatal, que se eleva, así, por encima de las clases. De esta manera, el uso de Trotsky se diferencia de la concepción gramsciana; la dicotomía fundamental no se produce entre la democracia y el fascismo, sino entre el imperialismo y la nación oprimida. El bonapartismo pequeño-burgués democrático se convierte así en la clásica democracia de los países semicoloniales.”
Es por todos sabido que a partir de la insurrección cívica de Abril de 2018 en Nicaragua, la salida tomada por la fracción de la clase capitalista en el poder representada por los Ortega Murillo, fue la dictadura policíaco militar a un costo altísimo de asesinados, desaparecidos, encarcelados, exiliados y reprimidos permanentemente.
Con estas deleznables acciones, el traje bonapartista de Daniel Ortega Saavedra, que por lo visto, oído y actuado por él y su co gobernanta Rosario Murillo Zambrana, sus últimos harapos se terminan de caer, los niños, los jóvenes, los adultos, los de la tercera edad, los discapacitados, los burgueses, los campesinos, los proletarios, la sociedad civil, los organismos internacionales, etc. le gritan al unísono: ¡DICTADORES, ESTÁN DESNUDOS! ¡SOLO LOS CUBRE LA SANGRE DEL PUEBLO! ¡VAYANSE YA!
Pero los ORMU, creyéndose el poder absoluto cual si fuesen Luis XIV y Madame de Maintenon, se encuevan imperturbables en El Carmen haciendo oídos sordos del clamor nacional y universal. Sin embargo están desnudos, son feos, decrépitos y genocidas.
Rotterdam, 12 de junio de 2020.