¿Cuáles son las causas de la escalada de precio del petróleo?
<<En el mercado interno de los Estados Unidos la situación es aún peor, ya que los dos productores más grandes, Exxon Mobil y Chevron controlan la producción y los precios sin necesidad de establecer un cártel formal. Dirigidos por ellos, los productores en los Estados Unidos siguen internamente políticas de mercado similares a las de la OPEP, regular la oferta para hacer subir los precios, con el agravante de que su poderío económico se traduce en un inmenso poder político, tanto a nivel Estatal como sobre el Gobierno Federal.>>
El mercado internacional de petróleo no es libre, no obedece a las leyes de la oferta y la demanda, sino que es controlado para beneficio de los países productores por un cártel, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, llamado OPEC en inglés.
Este cártel, formado en Bagdad en 1960 por Arabia Saudita, Irán, Iraq, Kuwait y Venezuela con el objetivo explícito de proteger a sus países de las petroleras inglesas y norteamericanas que por décadas habían manipulado ––y hasta derribado–– gobiernos a fin de pagar centavos por la extracción de los hidrocarburos, pronto se convirtió en un instrumento de control de precios.
Nominalmente, la OPEP busca estabilizar los mercados y garantizar el suministro, pero en la práctica y a través de su historia ha sido un mecanismo para controlar la oferta por medio de la reducción en forma coordinada entre ellos de la producción a fin de hacer subir los precios al máximo posible y ganar más vendiendo menos. Y en 1973 se desvió totalmente de su objetivo decretando un embargo contra los Estados Unidos por motivos políticos.
Ya con la OPEP formada y en control del mercado mundial, irrumpió Rusia en el mercado, lo que llevó a la formación de la OPEP PLUS, o sea la OPEP más Rusia, que sin ser un miembro oficial coordinó sus políticas de precios con ellos. Sin embargo, la gigantesca capacidad de producción de Rusia y su posición geográfica la puso de inmediato en una posición ventajosa sobre los demás miembros de la OPEP, ya que puede enviar crudo y gas a Europa por medio de tuberías. Rusia, el nuevo miembro de la OPEP PLUS, se vio beneficiada aún más por la actuación de dos presidentes de los Estados Unidos, George W. Bush, quien invadió Iraq, paralizando por años su producción, y Donald Trump, quien volvió a ponerle en el 2017 un embargo a las exportaciones de Irán, y luego a Venezuela en el 2019, impidiéndoles a ambos vender en Europa, que pasó a depender totalmente del suministro ruso.
El cuasi monopolio del mercado de Europa enriqueció enormemente a Rusia, pero sus efectos no fueron del todo positivos para ella, ya que la llevó a depender de dichas exportaciones descuidando otras áreas económicas, cayendo así en la llamada Maldición del petróleo que ha afectado a todos los grandes productores. Ya para este año 2022 Putin contaba con un fondo de reserva de 640 mil millones de dólares, producto de las ventas a Europa, dineros que podía haber usado para diversificar la economía de su país o mejorar su infraestructura, pero que decidió usar para la guerra e invadir a Ucrania ––sin sufrir, creyó, consecuencias económicas serias.
En el mercado interno de los Estados Unidos la situación es aún peor, ya que los dos productores más grandes, Exxon Mobil y Chevron controlan la producción y los precios sin necesidad de establecer un cártel formal. Exxon Mobil, con una capitalización de 357 mil millones de dólares y Chevron, con 300 mil millones suman bastante más del 55 % de la inversión en la industria, según los analistas de mercado de Morningstar. Dirigidos por ellos, los productores en los Estados Unidos siguen internamente políticas de mercado similares a las de la OPEP, regular la oferta para hacer subir los precios, con el agravante de que su poderío económico se traduce en un inmenso poder político, tanto a nivel Estatal como sobre el Gobierno Federal. Las petroleras entonces utilizan dicha fuerza para obtener aún más ventajas, negar el Cambio Climático que ellos mismos provocan, y forzar a los Estados y al Gobierno Federal a entregarle subsidios a la industria de hidrocarburos, incluyendo la del carbón. Según la Universidad de Yale y el FMI dichos subsidios sumaron en el 2020 nada menos que 20 mil millones, pero eso solamente en subsidios directos ya que si se toman en cuenta las excepciones fiscales que disfrutan y el costo del daño al Medio Ambiente y a la salud el total de los subsidios es de por lo menos diez veces más.
Y no es que las petroleras desconozcan el daño ecológico causado tanto por la extracción de los hidrocarburos y por su subsecuente quema en la atmósfera. Lo saben mejor que nadie y desde hace 50 años, cuando la Exxon, en 1977, comisionó un estudio a sus propios científicos sobre los efectos de las emisiones de CO2. Lo que reportó James Black, su científico jefe, es exactamente lo que se sabe ahora, que las emisiones de CO2 estaban causando un calentamiento global y la muerte paulatina de los océanos. Black, según Scientific American propuso entonces que Exxon y el gobierno de los US construyeran gigantescos tanques con capacidad de recolectar el carbono del aire y mitigar así sus efectos nocivos, los que iban a colocarse como boyas flotantes en los océanos. Pero la Exxon, que al principió aceptó la idea, cambió pronto de parecer y prefirió gastar en impedir que se supiera del daño al Medio Ambiente ocultando el estudio que gastando en tecnologías de mitigación.
Los resultados están a la vista.
Leonel Arana
El autor es ciudadano estadounidense y miembro de la iniciativa Nicas por Biden.