Cultura de paz: Historia, Epistemología y Textos (I)

Anastasio Lovo
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A la luz del pensamiento sistémico y específicamente de los aportes realizados por Ludwig von Betalanffy, Ilya Prigogine, Francisco Varela, Humberto Maturana, Heinz von Foerster, se ha evidenciado esa relación interdependiente entre un organismo y su entorno. Los dos se alimentan y retroalimentan para viabilizar la existencia de la vida, si de sistemas biológicos se trata. Algo similar, mutatis mutandi, ocurrirá en los sistemas culturales o sociales creados por el hombre.

  1. Guerra y Paz como sub-sistemas en la cultura mundial  de los siglos XX  y XXI

1.1 La cultura humana como sistema

La Cultura mundial de los siglos XX  y XXI es susceptible de ser analizada como un sistema  a la luz de la epistemología contemporánea provocada por el paradigma del pensamiento complejo de Edgar Morin y específicamente utilizando la teoría de sistemas basada en los descubrimientos y  aportes de Ludwig von Betalanffy, Ilya Prigogine, Francisco Varela, Humberto Maturana, Heinz von Foerster et al. El fin de las certidumbres, afirma Prigogine, señala el advenimiento de la complejidad. (p. 161 Gómez Marín 2002).

De igual manera nos ha enseñado el epistemólogo peruano Doctor Julio Mejía Navarrete en su artículo Epistemología de la Investigación Social en América Latina, los desarrollos en el siglo XXI, a propósito de los cambios de paradigma que se están realizando en el conocimiento latinoamericano actual: “En efecto, los estudios culturales han impulsado el giro hermenéutico, una cierta libertad frente al rigor epistemológico en la construcción de los conceptos. La producción de conocimientos pone énfasis en la inducción, el análisis comienza desde la misma realidad, de lo local, rescatando los vínculos de los sujetos y las estructuras sociales; de esta forma, se cuestiona el universalismo de las ciencias sociales positivistas que dejan de lado espacios particulares de la sociedad de América Latina (Castro-Gómez 2001). 

Dentro de ese marco, el paradigma de la complejidad abre la posibilidad de comprender las difíciles relaciones entre sujeto y sociedad en nuestro continente, donde cada sujeto es una parte de la sociedad y la propia sociedad está inscrita en los individuos, por medio de su lenguaje y cultura que emergen del fondo de los tiempos y de la originalidad. Conocimiento que implica el desarrollo de una lógica dialéctica donde todo está relacionado con todo, explicando que las sociedades se auto producen, se reproducen a sí mismas, se regulan de tal manera que conservan su estructura de organismo y, a la vez, se auto transforman; son sistemas abiertos que necesitan de su entorno para seguir existiendo, evolucionan, se desarrollan y tienen el potencial intrínseco de superarse a sí mismas para crear nuevas estructuras y nuevos modelos de comportamientos. Entender las transformaciones de la realidad social de nuestro continente demanda un pensamiento que trata con la incertidumbre y que es capaz de comprender su organización transformativa.” (Mejía Navarrete, 2008)

Ubicados como estamos dentro del sistema cultural del mundo, sin pretender dar cuenta cabal de esta vasta complejidad, podemos destacar para una estrategia de lectura, análisis, deconstrucción y reconstrucción epistemológica, a la guerra y la paz como dos sub sistemas que se retroalimentan y que pertenecen a un sistema mayor. Este par de elementos estamos acostumbrados a verlos totalmente disociados a considerarlos como compartimentos estancos absolutamente separados.  Y no es así, la historia de la humanidad se puede leer como una sucesión de guerra y paz, paz y guerra. 

Además en cada evento bélico ha habido mujeres y hombres de buena voluntad que han luchado por la paz, por preservarla o por alcanzarla, toda vez que se han desatado las hostilidades. Lo contrario también se ha dado, durante el  período de paz, intereses económicos (por controlar recursos y mercados), geopolíticos, étnicos, religiosos, en fin culturales, han propiciado el estallido de costosas y cruentas guerras.

No podemos obviar tampoco que el sistema capitalista sufre crisis cíclicas según los economistas marxistas Karl Marx, Ernest Mandel, Paul Sweezy y Samir Amin; y según también el economista John Maynard Keynes. Además de las crisis, la economía capitalista es sindicada de conocer sus mejores bonanzas en  períodos durante los cuales, todos sus engranajes están siendo alimentados por una o varias guerras. 

Guerras que demandan vidas humanas de soldados y civiles, armas, bienes, servicios, destrucciones y reconstrucciones. Las guerras imperialistas libradas por Gran Bretaña, Estados Unidos, URSS, Alemania, Japón, ha obligado a vivir a las poblaciones de esos países involucrados, en economías de guerra que implican severas restricciones y trabajos forzados para la mayoría de la población; y por otro lado, la apropiación de inmensas ganancias para los capitalistas burgueses o los capitalistas de Estado.

Desde su creación si realizamos una lectura semiótica o semiológica, se puede percibir contenidos en el campo semántico del concepto cultura de paz: a dos sub-sistemas culturales: el de la guerra/violencia, por un lado; y la no violencia/superación-administración de conflictos y paz, por el otro. Ellos son los sub-sistemas culturales de mayor impacto en la sobrevivencia o extinción de la especie humana y su habitat. De allí que postulemos que la cultura humana pueda ser leída como un sistema, comunicada como tal y susceptible de transformarse positivamente en algo que aumente la vida, el bienestar de las especies y el amor.

1.2  La teoría de sistemas

El aporte de la teoría de sistemas estriba en  reemplazar la concepción de un todo compuesto por partes por una visión (sistémica) que percibe las propiedades esenciales de un organismo natural o artificial como propiedades de un todo que no están contenidas en las partes aisladas. Podemos ejemplificar con las diversas funciones que realizan las partes de un todo llamado árbol. Las hojas por ejemplo serán los pulmones y como tales las encargadas de producir oxigeno cuando están expuestas a la luz solar y anhídrido carbónico durante la noche. La raíz del árbol será  la encargada de extraer los minerales nutrientes de la tierra y convertirlos por acción de la luz solar sobre las hojas, la fotosíntesis, en savia elaborada. Pero las partes, aunque desempeñen distintas funciones, pertenecen a un todo y esto lo demuestra el hecho que tanto en la raíz, el tronco o las hojas del sistema árbol podemos encontrar su ADN (su cadena genética con toda la información pertinente para su reproducción y sobrevivencia).

Para esta teoría es muy importante la relación que establece el organismo/sistema con el entorno. Más que condicionar al organismo, el entorno se convierte en un factor constituyente del mismo. A la luz del pensamiento sistémico y específicamente de los aportes realizados por Ludwig von Betalanffy, Ilya Prigogine, Francisco Varela, Humberto Maturana, Heinz von Foerster, se ha evidenciado esa relación interdependiente entre un organismo y su entorno. Los dos se alimentan y retroalimentan para viabilizar la existencia de la vida, si de sistemas biológicos se trata. Algo similar, mutatis mutandi,  ocurrirá en los sistemas culturales o sociales creados por el hombre.

En un siguiente paso, los estudiosos del tema empezaron a concebir todo sistema en su condición de propietario de algunos mecanismos selectivos a través de los cuales se desarrolla una activa capacidad de respuesta frente a su ambiente. Esta última idea fue recogida y reformulada gracias a nuevos avances en la teoría, especialmente al destacarse los márgenes de autonomía y la capacidad de auto-organización con que cuentan algunos sistemas. En estos últimos años se incorporan a la teoría de sistemas las nociones de auto referencia, auto observación, reflexión y auto-poiesis.

Lo anterior no significa que sistema y entorno no se diferencien y carezcan de límites. Más bien necesitan diferenciarse para posibilitar la retroalimentación que le permitan al sistema, la sobre vivencia y la evolución. El entorno se concibe como una fuente de perturbaciones y desequilibrios (ruido) pero también como reservorio de recursos que alimentan la vida del sistema. 

Por eso es que los ecosistemas  son de manejo delicado y cualquier ruptura de la cadena ecológica por extinción de una especie, provoca desequilibrios notables que conducen a la desaparición de otras y así sucesivamente hasta extinguir la totalidad de la biosfera (la vida). De ahí la insistencia de los ecólogos en llamarnos la atención constantemente sobre el hecho que las extinciones de especies, son eventos que conducirán inexorablemente a una eventual desaparición de la vida en nuestro planeta.

1.3 El pensamiento complejo y los sistemas culturales

Edgard Morin, filósofo y epistemólogo en su obra Introducción al pensamiento complejo, sobre la teoría de sistemas afirma lo siguiente: “En principio, el campo de la Teoría de Sistemas es mucho más amplio, casi universal, porque en un sentido toda realidad conocida, desde el átomo hasta la galaxia, pasando por la molécula, la célula, el organismo y la sociedad, puede ser concebida como sistema, es decir, como asociación combinatoria de elementos diferentes”.

Es a partir de esta postura del conocimiento asumida por el pensamiento complejo -un pensamiento alimentado por la teoría de los sistemas, la teoría de la información y la teoría cibernética-  que podemos considerar los elementos (ser humano, naturaleza y cultura), constituyentes de la realidad, pero susceptibles de verse (cada uno de ellos) como subsistemas  abiertos y transformacionales (elementos capaces de convertirse en entorno del otro) y que poseen la capacidad de integrarse en un equilibrio inestable. 

Cualquiera de las estructuras y sistemas generados por la interrelación de estos tres prodigiosos elementos, el ser humano, la naturaleza y la cultura devendrán abiertos, transformacionales y críticos.

Este equilibrio inestable y crítico es característico de los sistemas biológico-naturales y de los sistemas sociales/culturales como un  producto de la acción de la entropía (el crecimiento del desorden por sobre el orden, de la desorganización sobre lo organizado de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica) y sin caer en los mecanicismos acostumbrados, no podemos olvidar que toda fuerza entrópica genera por necesidad la neguentropía (el desarrollo de la organización del caos y la complejidad). 

Aunque tampoco podamos afirmar categóricamente que ningún sistema se escapa de estas acciones, si podemos aventurar que esta dialógica entre organización vs desorganización, se da en los ámbitos físico/biológico/natural y físico/social/cultural como manifestaciones de violencia/no violencia-guerra/paz, realizándose constantemente  en esa totalidad que podríamos llamar el sistema biocultural del planeta tierra en el universo cósmico. El ser humano ha creado este absurdo sistema de guerra/paz para organizar sus territorios, sus propiedades, sus recursos, su economía, su política, su poder, etc. En fin todo eso que llamamos: la cultura humana.

1.4 La lección de Edgard Morin: Homo Sapiens/Homo Demens

Edgar Morin a propósito de la complejidad o riqueza casi infinita del ser humano, afirma que en él “lo sapiens se embucla significativamente con lo demens”. Morin vislumbra que la especie humana no puede clasificarse únicamente como homo sapiens, sino que por toda la inequidad, iniquidad y destrucción de las especies y su  medio ambiente, merece ser clasificado como demens (demente: enfermo mental: enajenado). 

Morin dice a propósito de una cierta preeminencia de lo cultural que el plantea con sus propias palabras: “De esta forma se mantiene un arraigo biológico profundo, se depende de la vida y  de todo lo vivo para sobrevivir, pero al tiempo se depende sustancialmente de lo cultural para ser humano. Por eso se construyen religión, ciencia, mitos, fantasías y locura; por eso se es capaz de lo sublime y de lo perverso, se excede todo lo que la naturaleza permite ser y se crea un universo, otro, que es sustancialmente diferente y a su vez similar al ámbito de la vida.  La dimensión demens, faculta para construir y destruir el mundo en forma insospechada.

Y específicamente sobre esta relación sistémica, retroalimentaria y dinámica afirma: “El hombre sapiens es el ser organizador que transforma el alea en organización, el desorden en orden, el ruido en información.  El hombre es demens en el sentido en que está existencialmente atravesado por pulsiones, por deseos, delirios, éxtasis, fervores, adoraciones, espasmos, ambiciones, esperanzas que tienden al infinito. El término sapiens/demens no sólo significa relación inestable, complementaria, concurrente y antagonista entre sensatez (regulación) y locura (desajuste): significa que hay sensatez en la locura y locura en la sensatez”.

1.5 El sub-sistema cultural Guerra/Paz como hipótesis compleja.

A partir de la capacidad que poseen los sistemas para auto organizarse y  autorregularse, podemos concebir una hipótesis compleja que vea a la guerra y la paz como un sub-sistema dentro del sistema biocultural. Estos subsistemas necesitan conservar un equilibrio a lo interno y un equilibrio en relación al otro (subsistema).  Los dos en su relación, poseen energía y voluntad capaces de generar desorden externo (entropía) y de generar  sus propias compensaciones reguladoras a través de una retroalimentación negativa, que llamamos neguentropía. Dentro del sistema biocultural, mecánicamente, y solamente con el propósito de abrir una perspectiva de lectura, la entropía sería la guerra y la neguentropía equivaldría a la paz.

Para intentar una lectura, desde esta perspectiva del pensamiento complejo y de la teoría de los sistemas, de eventos sociales como la guerra y la paz, es necesario tener una mente más que analítica que pretenda estudiar el todo por las partes desarticulando los objetos, más bien tratando de observar y pensar en términos de conectividades, relaciones y contextos. En esta nueva epistemología las relaciones, empezando por la que se construye entre sujeto y objeto, serán fundamentales en la aproximación y la reflexión sobre los temas investigados.

(Continúa en II entrega)