De los trumpistas nicas, librame Señor [quiero democracia, no más dictador]

Francisco Larios
+ posts

El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.

Artículos de Francisco Larios

…nadie que quiera después llamarse a sí mismo «pro-democracia» podrá hacerlo si lleva la mancha de haber apoyado el intento–esperamos, fallido– de destruir la democracia en Estados Unidos apoyando la reelección del actual Presidente. Para el resto de nosotros, es importante no olvidar quiénes actúan de esta manera. No por «venganza», sino porque es esencial saber en todo momento quiénes están del lado de la democracia y quiénes caen ¡en la primera oportunidad! en el culto de la fuerza, el culto a la personalidad del caudillo.

Les recuerdo: en Estados Unidos la elección no es entre «conservador (derecha)» y «liberal» (izquierda)». Es entre «aspirante a dictador (fascista)» [el Innombrable], y «político centrista común y corriente (pro-democracia)» [Biden].

Nadie que quiera llamarse a sí mismo pro-democracia, pro-derechos humanos, tiene derecho a hacerlo si apoya a una monstruosidad como la que ocupa la Casa Blanca en este momento. Es como los «cristianos, socialistas, solidarios», «el pueblo Presidente», y toda la puercada de El Carmen, o como la barbarie Chavista. Como los que iban a las marchas de Hitler a verlo invocar a Dios para la grandeza del Reich. Como los rezadores de la Chamuca. Inmundicia. No es «filosofía política». Es inmundicia, indecencia. Es inexcusable. 

Y que nadie diga, como dijeron muchos alemanes después de la caída del nazismo, que «no sabía». Si no sabe, mejor no hable. Y si quiere saber, investigue en fuentes serias. Y si no encuentra, pregunte. Pregúnteme, incluso. Pregúntennos, a la multitud de gente, desde la izquierda hasta la derecha conservadora, incluso Republicana [como los prominentes del Proyecto Lincoln, los exjefes de la CIA, ex Secretarios de Estado, Jefes de la OTAN, diplomáticos de alto nivel, intelectuales conservadores]. Pregúnteles sobre el pleito que tuvo el Innombrable con el alto mando del Ejército cuando los generales se negaron a invadir las ciudades para «dominarlas» como exigía el aspirante a dictador.

Hay que derrotarlos. Urge. Es una lucha por salvar la democracia. Tienen turbas y milicias armadas, son agresivos, han causado muertes por sus actos violentos, siembran el odio racial y el odio contra los inmigrantes.

Sin contar que su caudillo carece totalmente (como el caudillo de El Carmen y su consorte) del sentimiento humano, de la empatía, por lo que poco les ha importado jugar con la pandemia y dejar que mueran 200,000 personas a la fecha cuya muerte pudo ser evitada. Es decir, estamos prácticamente en medio de un genocidio biológico.

No es que estemos en una competencia normal dentro de la democracia. Estamos en una lucha por la vida y por la democracia tratando de evitar que se perpetúe en el poder un demente fascista.

Y nadie que quiera después llamarse a sí mismo «pro-democracia» podrá hacerlo si lleva la mancha de haber apoyado el intento–esperamos, fallido– de destruir la democracia en Estados Unidos.

Para el resto de nosotros, es importante no olvidar quiénes actúan de esta manera. No por «venganza», sino porque es esencial saber en todo momento quiénes están del lado de la democracia y quiénes caen en la primera oportunidad en el culto de la fuerza, el culto a la personalidad del caudillo.

Francisco Larios

El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org. Artículos de Francisco Larios