Dilemas, pesares, y la esperanza de un ciudadano que quiere una salida cívica
Un hombre llamado Payán
El autor es de Altagracia.
Estoy en una encrucijada, si puedo decir así. Me alienta la idea de una salida cívica a la crisis nacional, pero no me convencen quienes conducen la oposición. Sus pugnas y diferencias prevalecen sobre el interés nacional, sobre algo obvio: apartar el orteguismo del Gobierno, para dar respuesta a los problemas nacionales.
Por el contrario, siento vergüenza ajena y propia cuando los veo pedir consejos a la Casa Blanca, a Washington, como que no fuéramos capaces los nicaragüenses de dar respuesta al problema.
La solución la tenemos nosotros, y no los gringos. ¡¿Para que dirigen sus miradas y sus corazones al exterior?! Las miradas, el corazón y la indignación debemos ponerlas en la calle, en la cara del desempleado, en el hambre de la población desesperada por la crisis, en la joven madre soltera que se expone al venderse por no tener con que alimentar su familia, en el campesino que produce con la tierra en su alma y el temor de la represión. Es ahí hacia donde debemos mirar. Y trabajar por ellos.
¿Cómo voy a creer en un proceso electoral para salir de la crisis si todavía ayer seguían capturando jóvenes expresos políticos? ¿Cómo voy a creer en elecciones limpias si continua el hostigamiento y persecución a sacerdotes católicos? ¿Cómo voy a creer en su buena intención para hacer elecciones, cuando existen más de 90 presos políticos que las cúpulas políticas han invisibilizado, junto a los miles de sufridos exiliados sin empleo que quieren retornar? ¿Y que garantías tienen estos si vuelven?
En fin, en esta encrucijada, no quiero desesperarme, ni permitir que me invada el pesimismo. Hay que luchar por la vía cívica, con la organización de los sectores sociales, estudiantes, profesionales, médicos, campesinos, jóvenes y desempleados, con toda la población: ¡en resistencia siempre! Hay que exigir un alto a la represión, la liberación para los presos políticos, y el desarme ¡ya! de las bandas paramilitares de la dictadura.
De esta encrucijada tenemos que salir, no viendo hacia Washington, sino al que tenés a tu lado.
15 de agosto, celebrando a la Virgen.