Prosa de prisa (diario de un nicaragüense en el extranjero)
Don Pablo Antonio Cuadra y el pescador Cifar
Un día fue Don Pablo Antonio Cuadra (1912 – 2002) a buscar a su amigo, el pescador Cifar, en una de las islas del Gran Lago.
Era miércoles. Antorcha en mano y mecido por las olas, lo esperaba el niño Piolín, cuya
dulce voz le anunció a Cifar y a los demás pescadores la llegada del Maestro a quien todos llamaban «pueta».
Impecablemente vestido y a manera de saludo, Don Pablo Antonio les recitó:
«Había una isla en el playón
pequeña
como la mano de un dios indígena».
Era la voz del pueblo. La brisa del lago la tansformaba en eco.
Cifar añadio la suya diciéndole: «Adelante».
Desde entonces se escuchan, fundidas las dos voces, saltar de isla en isla.