El CxL y los políticos suplicantes: obstáculos en la lucha democrática del pueblo
Rodrigo Ibarra
El autor es militante obrero en San Francisco, California.
El inicio del proceso electoral de Nicaragua para el próximo noviembre 7 puso a cada uno en su lugar. La dictadura ha cerrado aún más los pocos espacios democráticos que quedaban, ha eliminado casillas electorales partidarias incómodas, y prepara el terreno para inhibir otras candidaturas; sin hablar de la represión, el patrullaje en los barrios, la vigilancia armada y la imposición de casa por cárcel para los opositores más decididos, los allanamientos de viviendas sin orden judicial, las redadas, etc., mientras las fuerzas de choque paramilitares junto a fuerzas policiales y del ejército ocupan espacios públicos y rotondas.
Con la eliminación de casillas electorales e inhibición de candidatos, la dictadura canaliza cualquier intento electoral a buscar la única casilla que dejó disponible: Ciudadanos x La Libertad (CxL), una de las fracciones que quedó viva después del estallido del PLC por causa del pacto de Arnoldo Alemán con Daniel Ortega. Es indudable que en Nicaragua los partidos dependen de la voluntad de Daniel Ortega. Ninguno es legal a menos que este lo quiera. No es un sistema pluripartidista, sino –en la práctica–un régimen de partido único, del FSLN.
La trayectoria entera de CxL, desde su origen con Eduardo Montealegre en ruptura con Arnoldo Alemán, es una historia de subordinación al dictador, no de oposición al dictador. En la actualidad representa la vía de la continuidad del pacto entre Ortega y los banqueros, en busca de la estabilidad.
Sin embargo, en nombre del “realismo político” e incluso en “nombre de la democracia” hay quienes se refugian en la esfera de CxL, la esfera subordinada a Ortega. Los “realistas” llegan a afirmar que Abril ya desapareció del escenario político nacional. Esto es apenas una falacia para esconder su nuevo rol de ideólogos y políticos del capital y de los banqueros que buscan la renovación del pacto, y toman como aliados a los peores enemigos del pueblo.
La verdad es que CxL y todos los que a esta organización se alían o buscan aliarse no hacen sino obstaculizar la lucha del pueblo por la justicia y la democracia, en lugar de aumentar la claridad, la fuerza y la organización del movimiento.
Por tanto, la tarea más realista en la lucha por la justicia y la democracia es ayudar a la organización independiente del pueblo.