El día de la vergüenza y la infamia
6 de Enero, 2021 en la historia de los Estados Unidos de América será recordado como el día de la Vergüenza y la Infamia. Atravesamos una noche muy oscura provocada por el actual presidente de los Estados Unidos, quien desde el día 1 de su mandato ha pretendido sumirnos en el caos, el odio, la división como Nación y la violencia.
Ha ocurrido lo impensable, lo que ningún analista político pudo imaginar: el cuadragésimo quinto Presidente de los Estados Unidos de América, con su retórica violenta, plagada de arengas guerreristas, obtusa, plena de falsedades; con su carácter divisivo y arrogante, ha llamado a sus turbas de energúmenos irracionales a expresar su descontento, frente al resultado de las elecciones, de manera violenta y subversiva; ha pretendido que se descalificara el voto de los ciudadanos argumentando fraude (el cual no pudo probar en ninguno de los 60 casos presentados, aun en las Cortes cuyos jueces habían sido nombrados por él).
El obcecado reyezuelo, no dispuesto a perder su poder, a aceptar su derrota y cumplir con los protocolos de transición como históricamente se ha hecho en este país para preservar la Democracia que él ha pretendido destruir, desató su plan de violencia insólita, en una forma abigarrada y pavorosa.
Su última acción ha sido la de convocar a sus torpes seguidores a asaltar, en un intento de golpe de estado, el Corazón de la Nación: el edificio del Capitolio, para, según él, ‘impedir el fraude’ en un acto trágico y abominable que terminó con cinco muertos y muchos heridos; acto que solamente un traidor podría cometer. En cualquier caso, Donald Trump debe ser juzgado—al igual que sus turbas enardecidas–por terrorismo doméstico y traición a los sagrados principios de la nación, por violar su juramento de defender la Constitución, preservar la paz y la vida de sus ciudadanos.
Insisto en decir que Donald Trump ha sido un error mayúsculo en la historia de los Estados Unidos de América: ha hecho hasta lo impensable para destruir las bases civilizadas de ésta nación que generalmente ha sabido dirimir sus diferencias con diálogo y altruismo. Ha llevado la violencia y el asalto armado hasta el Capitolio, incitando a sus fanáticos insurrectos a tomarlo por la fuerza y a arrasar los cimientos de más de 200 años de Libertad, Pluralismo y Democracia.
Hechos como estos hacen necesaria la aplicación de la Enmienda 25 de la Constitución, separándolo inmediatamente de la Presidencia de los Estados Unidos, ya que sus acciones denotan que no tiene la capacidad mental para ejercer tal cargo, aunque solo le queden 14 días en el poder. Su actitud megalómana, ambiciosa, aberrante, falsa, dictatorial, carente de humanismo y cordura, solo ha ganado los calificativos de terrorista y traidor, a quien la historia cubrirá de deshonor.
Afortunadamente, a pesar de sus nefastas intenciones, no logró su objetivo.
En momentos como éstos, debemos ser muy analíticos, no importa a que partido político pertenezcamos o por quien votemos, lo esencial es aprender de nuestras equivocaciones, unirnos en el trabajo de reconstruir nuestro país, luchar juntos por preservar la integridad de los valores que nos hacen fuertes, fortalecer nuestra lastimada Democracia, demostrar al mundo de qué estamos hechos y heredar un mejor futuro a nuestros hijos.
No olvidemos que somos «un pais, un solo destino, una nación».