El doloroso transcurrir del tiempo
Como ustedes recordarán, el viernes de la semana pasada, 21 de Julio, les decía que los Nicaragüenses Libres hemos redactado una proclama, que ese día leí para ustedes, que hemos enviado a personas y organizaciones de la oposición nicaragüense solicitándoles su adhesión.
Resumiendo muy brevemente lo que el documento proclama es que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo es ilegítimo y carece por tanto de autoridad para dirigir o representar al Estado de Nicaragua, que tal dictadura debe ser erradicada y quienes están al frente y aquellos responsables de crímenes de lesa humanidad deben ser sometidos a la justicia plena.
En la proclama, nos comprometemos a rechazar y no participar en ninguna negociación con la dictadura que no sea su rendición ante el pueblo y la justicia. Juramos rechazar y no participar en cualquier negociación de cuotas de poder y cualquier redistribución del poder político que incluya al clan Ortega Murillo y sus allegados pues no se negocia el poder con genocidas, no se comparte el poder con genocidas y no se permite que genocidas participen como actores legítimos en la vida política de una nación libre y civilizada.
Nos comprometemos también, en la proclama, a coordinar esfuerzos para erradicar a la dictadura usurpadora, conscientes de que ese es el deseo de una abrumadora mayoría de la población y de que por tanto nuestra acción organizada y simultánea será capaz de generar la fuerza suficiente para hacerle imposible a la tiranía mantener el control del país.
Eso es en resumen lo que la proclama dice y quienes desen leerla pueden encontrarla entre nuestros documentos en nuestras redes sociales. La firma de la proclama va avanzando pues una buena parte de los opositores nicaragüenses sabemos que desde hace ya un buen tiempo se ha llegado el momento de definiciones. La proclama invita a personas y grupos políticos a definirse y decidir cuál de los dos caminos que tienen frente a sí tomarán.
Uno de los caminos, el que los firmantes de la proclama deciden tomar, lleva al derrocamiento de la dictadura y del sistema de poder que la crea y la sustenta. Es el camino que conduce hacia el objetivo estratégico de establecer al fin la República Democrática en Nicaragua. Es un camino que no tiene atajos, es decir, si queremos llegar a la Democracia debemos necesariamente empezar por derrocar a la dictadura, derribar el obstáculo inmediato que esta constituye. No hay otro camino.
El otro camino, que si está frente a nosotros es porque tiene proponentes con muchos oscuros recursos, es el mismo camino que los mismos que hoy lo proponen ya siguieron entre el 2018 y el 2021. Ese es el de diálogo y negociación con la dictadura, en busca, según dicen, de conseguir que esta bondadosamente acceda a realizar una elecciones limpias y transparentes en 2026. Este camino, como ya la experiencia nos lo demostró, solo conduce a preservar la vida de la dictadura y del sistema de poder que la creó y la sustenta. Ese camino es lo que ellos mismos han llamado antes, el aterrizaje suave de la dictadura. Como hemos visto, siguiendo ese camino la dictadura ha logrado sobrevivir más de cinco años. Ahora, los proponentes del aterrizaje suave nos dicen que tenemos que esperar otros tres años más para ir e intentar desplazarla del poder, que ellos saben bien no va a ocurrir, por muchas razones que con frecuencia hemos explicado. De ese modo habrán conseguido mantener con vida a la dictadura por más de ocho años contados desde la insurrección cívica del 2018. Sabemos que este camino no terminará con la dictadura en el 2026, como no terminó con ella en el 2021, y que si lo seguimos el régimen seguirá andando muy campante mucho más allá, ya no con los dos enclenques malvados ancianos, sino con alguien más joven a la cabeza, que la prolongará o empezará una nueva dictadura. Quienes proponen este camino no pueden alegar inocencia ni ignorancia. Ellos saben muy bien lo que hacen, saben adonde lleva este camino, pero mienten y pretenden de este modo engañar otra vez a nuestra gente.
El tiempo perdido los santos lo lloran, dicen las madres allá en nuestro pueblo a sus hijos, que en lugar de usar su tiempo para trabajar por construirse el futuro que desearían, lo emplean más bien en divertirse. En la Nicaragua de hoy no son solo los santos del cielo quienes lloran el tiempo que la oposición pierde dedicándose a otras cosas y no a lo que realmente importa: la liberación de nuestro país. Nuestro pueblo sufre y llora amargamente cada día que nos pasamos hablando, discutiendo sobre cosas que hoy no son de importancia, o que pasamos ocupados en actividades que abonan poco o nada al camino de la liberación. Nuestro pueblo llora cada día ese tiempo que perdemos, porque cada día que no trabajamos por salir de la dictadura es un día más de dolor y sufrimiento para nuestra gente, los de afuera y los de adentro. Cada día que pasa es un día más de opresión, un día más de represión, de los sicarios orteguistas paseándose por el campo, aldeas, pueblos y ciudades aterrorizando a la población. Es un día más de hambre en una economía que se cae a pedazos, en un país que se cae a pedazos, un día más que la dictadura tiene para deseducar a nuestros jóvenes, para meter basura en sus mentes.
Nuestro pueblo sufre y llora viendo como una buena parte de la oposicion sigue haciendo lo mismo que ha hecho por más de cinco años, repitiendo una y otra vez las mismas infructuosas acciones, sin siquiera detenerse a evaluar sinceramente lo actuado y considerar un cambio de rumbo, de estrategia. Siguen ocupados en lo mismo, utilizando recursos a los que podría darse un mejor uso, que podrían dedicarse a hacer avanzar la lucha que con las uñas, nuestro pueblo libra dentro del país.
Nuestra gente tiene prisa por vivir en democracia, para ella es un asunto de vida o muerte, de vivir libre o dentro de una enorme cárcel al aire libre, de llevar una vida con posibilidades de crecer en lugar de una vida limitada, como la de un ave prisionera; pero como hemos dicho, eso solo se consigue transitando por un camino que no tiene atajos, que pasa necesariamente por derrocar a la dictadura. Los Nicaragüenses Libres insistimos en que los ciudadanos nicaragüenses no tenemos otra alternativa, en la lucha por nuestra libertad, que organizarnos en un movimiento popular democrático que derroque a la dictadura de turno o a cualquier régimen no democrático que lo suceda. No puede haber régimen democrático si los ciudadanos no somos los protagonistas de la lucha, los transformadores del poder, y quienes controlemos el país a través de instituciones democráticas que nosotros mismos construyamos, bajo una nueva constitución que nosotros escribamos y aprobemos en referendo. Esta es la vía ciudadana hacia la democracia y no la falsa salida de quienes proponen el aterrizaje suave de la dictadura.
Por supuesto, la vía ciudadana hacia la democracia no es un camino fácil. No es para cualquiera. Requiere de duro trabajo y noches de desvelo, de hablar constantemente con nuestra gente, trabajar en organizarnos, en conseguir recursos para facilitar la labor de los de adentro, entre otras mil tareas. Requiere de humildad, de salir de los grandes salones iluminados, del resplandor de las luces de las cámaras de televisión y trabajar donde nadie nos ve, donde muy pocos saben de nuestra existencia. Es un trabajo duro porque tenemos que ir, como pequeñas arañas, construyendo una red nodo a nodo, paso a paso, de tal manera que con la suma de todos nuestros pequeños trabajos construyamos una enorme red de redes, por las cuales circulará la propaganda, las ideas, la información, donde se conozcan los métodos de lucha de unos y otros, donde se organicen las acciones que harán el país ingobernable para la dictadura. Es una tarea enorme de organización de los nicaragüenses de dentro y los de afuera, de crear, por medio del trabajo constante y en conjunto, la unidad de todo nuestro pueblo que conducirá, más temprano que tarde, a su definitiva liberación.