El Festival Internacional de Poesía de Granada y los poetas del mundo: ¡SOS Nicaragua!

Roberto Carlos Pérez
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La poesía es un ser vivo que une a seres dispares a través del tiempo y la distancia. Es también el más intenso y el más preciso de todos los géneros literarios, ese dónde la lengua es capaz de sentirlo todo y hacer vibrar el alma que, desde que el hombre es hombre, ha movido cimientos en busca de libertad.

¿Y qué es la libertad? Don Quijote lo dijo así: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres» (II, LVIII).

Es la poesía un ente que responde a deseos fundamentales que ponderan la vida. Basta recordar aquel siglo de fricciones al que en su diario de viajes el escritor escocés James Boswell dio por nombre de Romántico al divisar el paraje idílico de la isla de Corti donde se habían asentado los monjes de la orden de San Basilio en busca de paz y silencio.

Los románticos pugnaron por la independencia artística, desligada de los mecenas de todo tipo. A finales de siglo los modernistas intensificaron esta lucha. El mejor ejemplo lo dio Rubén Darío, quien se convirtió en el primer escritor profesional de nuestra lengua al ganarse el pan con sus crónicas escritas y leídas por el ancho público. Como los románticos y el resto de los modernistas, Darío intuyó que el gran problema del arte era el de estar condicionado.

Ya en el siglo XX los vanguardistas aprendieron a vivir con los burgueses que no los entendían, y que a pesar de repudiarlos compraban sus cuadros e intentaban leer sus libros. Desde que comenzó el Romanticismo hace ya casi dos siglos, el arte oscila casi de manera esquizofrénica entre ser libre, aunque paupérrimo, y coquetear con los mecenas.

A muchos ha tomado por sorpresa el anuncio de los directores del Festival Internacional de Poesía de Granada de convocar una nueva edición en 2020, dedicada a la poeta nicaragüense María Teresa Sánchez y al panameño Rogelio Sinán.

Más de cuarenta poetas de diversas partes del mundo han sido invitados con el respaldo de la Unión Europea y su embajador, el señor Pelayo Castro, y del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), bajo el liderazgo de José Adán Aguerri, también presidente honorario del festival.

Como el mundo sabe, la libertad fue secuestrada en Nicaragua desde que Daniel Ortega y Rosario Murillo reprimieron la pacífica Insurrección Abril de 2018, matando a más de quinientos nicaragüenses con armas de guerra, en su mayoría jóvenes y estudiantes, desapareciendo a más de mil, y encerrando en mazmorras a centenares de presos políticos. Ese es el socialismo nicaragüense que, es razón decirlo, en nada se parece al europeo y que los poetas que han confirmado asistencia parecen desconocer.

Desconocen también que la dictadura de Daniel Ortega ha creado alianzas con la organización que el señor José Adán Aguerri representa y que, en su abulia ante la sangre de tantos nicaragüenses, se ha convertido en parte del oprobio y la matanza.

Convocar y asistir a este festival es negar que en Nicaragua existe una condicionante encarnada en los paramilitares que amedrentan, matan y exilian a todo aquel que alza la voz clamando por libertad.

Ni la policía, ni el ejército ni los paramilitares permiten que los manifestantes salgan a las calles amparados por la Constitución. Por tanto, resulta sospechoso que los organizadores del festival tengan la venia de la dictadura para llevar a cabo los recitales que congregan a miles de gentes en las plazas de Granada, a no ser que los asistentes de esta edición sean trabajadores del Estado, quienes sí son protegidos por la policía, el ejército y los paramilitares.

Debido es recordarles a los poetas del mundo que asistir a este festival es ir en contra de la imaginación y la libertad necesarias en el arte, y por las que han combatido desde siempre los poetas; y que su asistencia revertirá la idea de desligarse del mecenas personificado en las figuras del dictador Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidente Rosario Murillo.

El Festival de Poesía de Granada es un tinglado montado sobre la sangre de una generación que ha perdido la vida en busca de libertad. No existe un paisaje idílico en Nicaragua al que ir a festejar. Recitarán los poetas del mundo sus poemas sobre un inmenso charco de sangre. ¡SOSNicaragua!

Roberto Carlos Pérez

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