El fin de Trump: cuando se agota la paciencia
Néstor Cedeño
Néstor Cedeño es autor de Entre rebelión y dictadura y Entre lucha y esperanza,
dos obras de relatos, poemas y escritos sobre la rebelión cívica de 2018 en Nicaragua.
En mi cruzada como profesor para presionar a que mis estudiantes sean más críticos, «basados en hechos», y que utilicen fuentes para respaldar sus argumentos y afirmaciones, me parece importante analizar las razones por las que Joe Biden logró derrotar a Donald Trump en unas elecciones apretadas. Estos son mis pensamientos sobre el asunto:
Personas como Stacey Abrams, que logro registrar el voto afroamericano, inscribiendo a más de 800.000 ciudadanos para votar, después de que perdió una disputada contienda por la gobernación del estado de Georgia. Hizo toda la diferencia en un estado profundamente “rojo”, es decir, Republicano. La verdad es que los afroamericanos no dieron su apoyo a Hillary Clinton… muchos no se sentían representado por ella y no estaban interesados en alguien como ella. Trump afirmaba que nadie excepto Abraham Lincoln había hecho más por los afroamericanos que él. Eso tuvo que haber sido ser una bofetada en la cara de muchos en la comunidad negra. Asimismo, demostrar constante odio hacia el movimiento Black Lives Matter simplemente no le iba ayudar a conseguir el voto negro. Me sorprende que Trump obtuviera el 12%.
Los latinos son un grupo muy diverso y la narrativa falsa del «socialismo» de Biden y los demócratas pudo haber funcionado con muchos en algunas de las comunidades de exiliados, pero llamar a los mexicanos «violadores y matones» no ayudó a la hora de buscar su apoyo. En las costas este y oeste, Trump fue visto por lo que realmente es. No quiere decir que el actual presidente no logró obtener una parte del voto latino, pero no fue lo suficiente para alcanzar la victoria. Y me disculpo con mis compañeros nicaragüenses – entiendo por qué muchos preferirían a Trump y no un cambio repentino en la política exterior de EEUU – pero las estadísticas hablan por sí mismas: no siempre se puede ganar con sólo el voto de blancos sin formación universitaria. Un presidente necesita una mezcla fuerte del electorado para tener éxito. Cuidado con el voto latino en el futuro… las cosas están cambiando claramente.
Aquellos que por primera vez también dieron un paso adelante. Me recuerda el movimiento Marcha por nuestras Vidas (March for our Lives), que espetó la frase “B.S.” – o traducido al buen Nica, “pura mierda” – a Trump y a los Republicanos por su falta de acción y empatía hacia los temas que esta generación actual favorece apasionadamente. Estos nuevos votantes se encontraban claramente en una misión desde ese momento y claramente no brindaría apoyo a quienes no los apoyaran.
Y por supuesto, las mujeres, que estaban cansadas de la retórica misógina de alguien que consideraban un «cerdo» como hombre y presidente. Estas mujeres que votaron por él en el 2016, dándole un voto de confianza, independientemente de los numerosos casos en su contra, de su actuación hacia las mujeres, simplemente se cansaron de su comportamiento grosero y apoyaron el movimiento para sacarlo.
Al final…
Los números no mienten… y los hechos importan.
Es simplemente cuestión de si querer aceptarlos o no.
Tengo que confesar que en la noche de las elecciones me fui a la cama nervioso y triste por la posibilidad de que Joe Biden pudiera perder esta contienda y tener que vivir otros cuatro años bajo una presidencia de Trump. Pero, en lo que será recordada como las elecciones más locas durante un año aún más loco, las estadísticas que han salido de este ciclo demuestran que los Estados Unidos había aguantado suficiente. Se había agotado la paciencia.