El hallazgo

Pablo Jerez Araya
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Santiago de Chile. Actor, poeta y dramaturgo. Actualmente colabora con el colectivo Rakho, Reina Creación sin Respeto Concebida, en su fanzine 2020.

En medio de la noche, yo, mi corazón de siempre y el hallado.

Mi corazón y su inteligencia emocional; desde su idiotez anterior, hasta el espantoso descubrimiento de una ausencia.

Subtítulo cruel. A veces intento organizar los sueños, pero aboyo los bordes.

El asunto es más simple, en medio de la noche me sobrevino un insomnio lúcido, epifanía sonámbula.

Lo primero fue darme cuenta de que el alejamiento con los otros cuerpos debido al aislamiento pandémico me estaba produciendo angustia. Sobre todo echaba de menos los abrazos de pecho. Desde esa conciencia, el órgano corazón se sintió solo, se supo solo. En medio de la ladera donde está emplazada mi casa, en mitad del campo, a un par de kilómetros de la laguna y a cincuenta metros del corazón humano más cercano, sintió la soledad como un hecho mensurable y propio. Estuve triste por él, pero su independencia fue inevitable a partir de ese punto. Supo también mi corazón -y yo a través suyo- que la soledad descubierta no cambiaría su condición de encierro, dentro del pecho, ni la de músculo funcional que no puede detener su trabajo. Entendió que debería aprender a latir, más allá de la pandemia, con esta nueva dimensión de su existencia -que de paso es la mía-

Estaba en eso, buscando referentes para superar la angustia, planeando hacer llamadas al día siguiente, cuando ocurrió el hallazgo.

EL HALLAZGO de un espacio vacío, justo detrás del músculo cardíaco que parecía señalar la ausencia de otro corazón en ese lugar exacto. ¿Hubo un tiempo larval, cuando ‘el no ser’ soplaba su hálito de hielo sobre el embrión que yo era? O ¿en el acto de la generación quedaron residuos de la no-materialidad anterior, la nada, lo ausente, entre los pliegues?

La angustia no era por la añoranza del abrazo del hijo… o la fiesta absoluta con los nietos… o el tintinear de copas con amigas y amigos que se extraña tanto… no. Era solo el deseo del corazón hecho de vacío por abrazar el corazón de carne. Y la angustia de este corazón de carne por sacar ese pedazo de vacío, su gemelo, de la inexistencia.

Y lloré, lloré por la tardanza del hallazgo, abrazados los tres, absorbidos por la risa reverberada del tiempo. En medio de la noche, yo, mi corazón de siempre y el hallado.

Pablo Jerez Araya

Santiago de Chile. Actor, poeta y dramaturgo. Actualmente colabora con el colectivo Rakho, Reina Creación sin Respeto Concebida, en su fanzine 2020.