El mundo de Mundo
[¿a quiénes conviene el “perdón y olvido” en Nicaragua?]
Carlos A. Lucas A.
Acabo de leer una nota de la Revista Estrategia&Negocios, donde se dice que el humano empieza a envejecer a partir de los 26 años. Y por casualidad acabo de leer también una nota del político nicaragüense Edmundo Jarquín titulada “Mea culpa” en su sitio web “Nicaragua Linda“.
Pero, estas menciones, ¿a que vienen, qué relación hay entre ambas? Aparentemente, ninguna: Sólo que el primer artículo me hizo pensar, leyendo luego el segundo, que igualmente, en lo político e ideológico, debe haber una especie de equivalente de ese “punto de quiebre de los 26 años”, que hace que alguien pase de apoyar y sostener los cambios, a defender el estatus, el equilibrio supuesto, a resistir y oponerse a los cambios. Es decir, volverse reaccionario. Creo este es el caso de Jarquín, de edad biológicamente muy madura, pero que con las expresiones en esa nota citada, estaría demostrando que ya ha entrado a su fase de envejecimiento político ideológico, a su caducidad política.
Debo aclarar antes, que creo puede haber personas de edad hasta muy madura, pero con un pensamiento social y político de avanzada, progresista (aunque este término no gusta mucho últimamente), así como personas incluso muy jóvenes, con un pensamiento social y políticamente conservador, reaccionario, antiprogresista.
Jóvenes viejitos
Por ejemplo, me parece que hay jóvenes que ideológica y políticamente piensan y actúan como “viejitos” matreros. Es mi percepción personal de la imagen del estudiante Max Jerez de la Alianza Cívica y su discurso, tan anodino, cortado a la tijera de los empresarios del COSEP, o al estilo siquisnoquis de Polo Brenes, el Arzobispo de Managua. Otro caso de envejecimiento político acelerado es el del también estudiante Edwin Carcache, autoconvocado que fue tardíamente incorporado a la Alianza Cívica, a la que luego renunció, pero a la que más tarde regresó cuando le ofrecieron un cargo internacional, para renunciar una vez más, para militar en un partido evangélico (PRD) y entrar así, como delegado, a la Coalición Nacional, a la que de todas formas quizás hubiese entrado por la Alianza, sin dar tantas vueltas. Algo diferente es el caso de jóvenes esforzados pero con cierto grado de confusión por los esfuerzos de cooptación que hacen con ellos empresarios avezados y políticos muy zorros
Reacción
Retrotraerse a una posición de rechazo al cambio, al avance, a la opción de cambios profundos como lo planteó la Conferencia Episcopal de Nicaragua, hacerse reaccionario, es una opción que pueden tomar algunos jóvenes…y algunos mayores que hayan sido progresistas en algunas cosas.
Este último es el caso de Mundo Jarquín, un viejo político, que había venido siendo algo progresista (apoyó al aborto terapéutico en las elecciones del 2006), pero que pasa a envejecer políticamente, expresado en un conjunto de axiomas y prácticas decadentes, expresadas a manera de manifiesto en su artículo del “Mea culpa”, el mundo de Mundo:
Axioma de Jarquín: EXIGIR A LIDERES POLÍTICOS RENDICIÓN DE CUENTAS DE SU PASADO SANDINISTA, ES DIVISIONISTA.
Nos dice que el exigir una revisión autocrítica del pasado de cada líder de “oposición”, “corresponde a una de las estrategias de Ortega para dividir a la oposición“. Algo así como decir: “Bueno, el Comandante sandinista Luis Carrión, Mónica Baltodano, Henry Ruiz, etc., cargos de la represión sandinista de los años 80, es probable que hayan cometido crímenes de lesa humanidad o anti democráticos al menos, “en sus cargos”, pero como ya no son funcionarios ni militantes del FSLN, pues no les exijamos rindan cuenta de lo que hicieron ni que nos garanticen que esas cosas, de su parte, no vuelven a suceder si “agarran”, de nuevo, algo de poder.
De esa forma, se deja abierta la posibilidad de aceptar acríticamente, por ejemplo, el hipotético arrepentimiento de la monja asesina, Aminta Granera, si se sumara a las filas de esta “oposición”. Exigirle a ella ese Mea culpa correspondería a “una de las estrategias de Ortega para dividir a la “oposición”, cuando en realidad, el FSLN puede llenarla con una ola de supuestos disidentes que lleven el sandinismo rancio a su seno. Esa es la verdadera división, reflejar sandinismo desde la “oposición”.
Axioma de Jarquín: NO REALIZARLES RECLAMOS AL SANDINISMO FUERA DEL PODER.
“Quienes piden eso (el Mea culpa) al sandinismo anti-orteguista, en el fondo están animando a otros sectores para que realicen reclamos, y la oposición se divida más, por la complacencia que existía con la dictadura, incluso entre gremios empresariales, hasta que masacró al pueblo indefenso. No puede haber más muestra de la crisis de esclerosis política, que esta afirmación.
Jarquín no quiere que el pueblo haga reclamos de justicia– al menos moral—y verdad a sus viejos torturadores y perseguidores o agentes oficiales u oficiosos, incluso de la CIA, como Brooklyn Rivera, responsable incluso de asesinatos de militantes sandinistas. Si se reclama verdad y justicia, nos dice, la oposición se dividirá más, porque “había complacencia con la dictadura “, reconoce. Ahora que Chano Aguerri del COSEP va a quedar como agente libre, con este axioma de la decadencia habría que aceptar que se presente como candidato presidencial en las hipotéticas elecciones CON Ortega, a pesar de su histórica “complacencia con la dictadura“. O nominar, sin rechistar, a Carlos Pellas, Alvaro Baltodano, Payo Solís, etc.
Axioma de Jarquín: VOTANDO CON ORTEGA, DESMONTAREMOS A ORTEGA.
“No se trata solamente de su derrota electoral, que damos por descontada si la verdadera oposición se une, sino que ganemos mayoría calificada para desmontar a la dictadura”. Esta afirmación supone que Ortega, genocida reo de crímenes de lesa humanidad, pierda en las elecciones cuyas reformas electorales el mismo aprobará como sastre a su medida, o si acaso pierda/gane las presidenciales, de diputados, consejos municipales, alcaldes, al Parlacen, quedará de brazos cruzados con ejército, guardias, CPC, sicarios y paramilitares intactos y a su orden.
Esta es la esencia del colaboracionismo del sandinismo fuera del poder, con el sandinismo en el poder. La verdad es que una vez todos tengan poder, el sandinismo estará unificado, después de las elecciones: ¿Quién quita, como dice Jarquín mas adelante, que vuelvan a negociar con el FSLN, otra transición?
Axioma de Jarquín: EL SANDINISMO ANTIORTEGUISTA HA APOYADO LA TRANSICIÓN CON EL FSLN GOBERNANDO DESDE ABAJO.
El “sandinismo antiorteguista” no puede hacer Mea culpa de su sandinismo, porque “apoyó las principales leyes de la transición democrática en 1990, mientras Ortega “gobernaba desde abajo”. Es decir, en pasta y algo cínicamente, el sandinismo disidente, que aún no era “anti orteguista”, apoyó la dolorosa transición desde los 90 que le permitió al FSLN, al sandinismo matriz, sobrevivir económicamente (la piñata de los bienes del estado, la privatización y piratería de las propiedades estatales, los programas de indemnización que aún estamos pagando a los extranjeros confiscados) y sobrevivir políticamente (co-gobierno desde abajo) por largos 17 años, hasta llegar al poder desde arriba, desde hace otros largos 13 años.
Ese sandinismo fuera del poder (“sandinismo anti Ortega” en las categorías de Jarquín), “abogó por los liberales, pese a no tener absolutamente ninguna candidatura en las elecciones municipales de 2008” (año de otro fraude electoral), hizo alianza electorera con el Partido Liberal Independiente-PLI como candidato a Vice Presidente de Fabio Gadea Mantilla en 2011 (otro fraude electoral general)…y está listo hoy en día para apoyar otro fraude electoral de Ortega-FSLN.
Axioma de Jarquín. INSISTE: PEDIR MEA CULPA AL SANDINISMO ANTI-ORTEGUISTA, AYUDA A ORTEGA A CONSOLIDARSE COMO ÚNICA OPCIÓN SANDINISTA.
Es otra forma de la misma afirmación desnuda y decadente de Jarquín, abogando por el rescate del sandinismo: Si le pedimos cuenta y autocrítica a los sandinistas “anti-Ortega”, estaremos liquidando la posibilidad de rescatar a un ala del sandinismo y Ortega sería la “única opción sandinista”. Jarquín crea el axioma de que en las filas de los sandinistas empleados públicos, Ejército, y Policía incluso, se guardan miles de votos contra la dictadura militar sandinista.
Pero sin esa rendición de cuentas y autocrítica política que protesta Jarquín, ¿quién nos puede garantizar que uno de los sandinistas “anti Ortega” no se convierta en otra perversión moral y política idéntica al “orteguismo”, una vez regresado al poder?: No hay nada más sano para cualquier proyecto de República, que un sandinista sin poder. Para el pueblo, han sido suficiente estos 41 años de sandinismo, como fueron los 45 años de la dictadura militar somocista.
Finalmente, Jarquín afirma que Ortega seguirá gobernando si insistimos en los Mea culpa de los sandinistas fuera del poder, proponiendo que, en cambio, nos unamos acríticamente y sin compromisos políticos ni éticos, para ir juntos a elecciones… CON Ortega…que sea que gane o pierda en sus elecciones amañadas (si acaso las convoca para 2021), de todas formas, seguirá gobernando desde arriba, desde abajo y desde adentro de la propia coalición (Colusión) electorera. Ese, desafortunadamente, es su “punto de quiebre de los 26 años”, su envejecimiento irreversible en lo político ideológico.
Todo un proyecto de rescate del sandinismo, con la decadencia de un político que, a su vez (no lo menciona), fue funcionario del FSLN: 1981-1984: Ministro de Cooperación Externa; 1984-1990: Embajador en México y España. 1990-1992: Diputado por el FSLN y miembro de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional. 1995: Miembro fundador del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), además de su evolución político-ideológica que lo ha hecho transitar desde la democracia cristiana al sandinismo en el poder, al sandinismo fuera del poder…sin haber sido nunca militante carnetizado del FSLN.
¿Lo será una vez se haya rescatado y renovado así al sandinismo?