El origen del racismo y la psicología del racista
El racismo no nace con la biología, sino con la cultura y el poder.
Aunque los humanos pertenecemos a una sola especie (Homo sapiens), durante siglos se construyeron diferencias imaginadas para justificar la dominación, la esclavitud y el colonialismo.
Antigüedad:
En Grecia o Roma existía xenofobia y esclavitud, pero no un racismo biológico como lo entendemos hoy. Se despreciaba a los pueblos por su cultura o estatus, no por su “raza”.
Edad Moderna:
Con la colonización europea (siglos XV–XIX), se construyó una narrativa que jerarquizaba a los pueblos. Se definió a los blancos europeos como superiores, y a los pueblos africanos, indígenas y asiáticos como inferiores. Esto legitimó el comercio de esclavos y el genocidio cultural.
Siglo XIX:
El racismo se volvió “científico” con teorías pseudocientíficas (frenología, darwinismo social) que biologizaban la desigualdad. Se hablaba de razas “superiores” y “degeneradas”, influyendo en el nazismo y las leyes segregacionistas.
Racismo actual: EE. UU. y otros países
Estados Unidos:
Aunque abolió la esclavitud en 1865, el racismo estructural persiste: leyes Jim Crow (segregación legal) hasta los años 60, desigualdad educativa, sanitaria y judicial, violencia policial y movimientos como Black Lives Matter que denuncian esta continuidad.
Otros países:
- Brasil: Aunque es el país con más afrodescendientes fuera de África, existe un racismo sutil que oculta su brutalidad histórica.
- Sudáfrica: Tras el apartheid (1948–1994), aún hay desigualdades raciales profundas.
- India: El sistema de castas funciona como una forma interna de racismo estructural.
- Europa: Francia, Italia o Hungría experimentan olas de racismo contra inmigrantes, especialmente árabes, africanos y gitanos.
- China: Racismo hacia africanos y minorías étnicas como los uigures.
Valores, razones, ventajas y desventajas del racismo
Importante: El racismo no tiene valores éticos válidos ni ventajas morales. Lo que aquí se expone son percepciones erróneas que los racistas pueden considerar como “razones” o “ventajas”.
Razones (ilusorias) que perpetúan el racismo:
- Miedo a lo diferente: El cerebro humano tiende a agrupar y simplificar. Lo distinto puede generar ansiedad.
- Necesidad de superioridad: Algunos individuos, inseguros o frustrados, buscan sentirse “mejores” mediante la humillación del otro.
- Narrativas culturales: Las creencias heredadas (“nosotros somos civilizados, ellos no”) se internalizan desde la infancia.
- Beneficio económico: En muchos contextos, el racismo ha servido para justificar la explotación laboral y la desigualdad.
Supuestas “ventajas” (solo para los dominantes):
- Acceso preferente a empleo, educación, salud.
- Impunidad o privilegios sociales.
- Sentido de identidad basado en el desprecio al otro.
Desventajas sociales y humanas (para todos):
- Fragmentación social, odio, violencia.
- Pérdida del potencial humano en todas sus formas.
- Daño profundo a la salud mental tanto del oprimido como del opresor.
- Un modelo civilizatorio basado en el miedo, no en la empatía.
Análisis psicológico del racista
Perfil psicológico dominante:
- Baja empatía: Incapacidad o negación de ponerse en el lugar del otro.
- Identidad frágil: El racista necesita un “enemigo” para sostener su autoestima.
- Pensamiento dicotómico: Mente rígida, incapaz de aceptar matices (“ellos son malos, nosotros somos buenos”).
- Proyección del odio: Culpa a los otros por su propia frustración.
Trauma no resuelto:
Muchos racistas han vivido infancias sin amor, con violencia o abandono. El odio racial puede ser una forma de canalizar ese dolor hacia el exterior, en vez de asumirlo.
Condicionamiento social y familiar:
Se forma por imitación. La mayoría de las personas racistas no nacen siéndolo, sino que repiten patrones familiares o sociales no cuestionados.
Necesidad de pertenencia:
Grupos racistas ofrecen un sentido de identidad y comunidad. A veces es el único vínculo afectivo que ciertas personas conocen.
¿Qué podemos hacer?
- Educar en la empatía, no en la identidad rígida.
- Desnormalizar el racismo estructural desde todos los frentes: leyes, educación, medios.
- Escuchar los testimonios de quienes han sufrido racismo sin invalidarlos.
- Reconocer el privilegio y usarlo para transformar la sociedad.
Transformar el odio en conciencia.
Oky Arguello