El ultimátum de Maradiaga
Francisco Larios
El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.
Aclaro, antes de proceder, que esta breve nota no es una crítica de la postura de Félix Maradiaga, o al menos, no exclusivamente dirigida a Maradiaga. Es válido, por supuesto, exponer cualquier crítica razonada a la conducta pública—la privada es privada—de él y de cualquier político, vivo o muerto. Para santos y pedestales hay templos y conventos. La cosa pública, la res publica, tiene de sacrosanta únicamente que hay que preservarla para que sea de todos, y no de unos cuantos.
Dicho esto, la declaración de Félix—repetida ya varias veces—de que “si no hay unidad en Mayo” él se retira de la contienda política que presuntamente viene “constitucionalmente” en Noviembre, merece ser cuestionada.
¿Unidad para qué?
Voy a decir apenas unas palabras sobre la pregunta fundamental de “¿unidad para qué?”. Porque no la responde, ni él, ni nadie más de la oposición eleccionista.
Permítanme, entonces, responderla como cree la mayoría de la gente, y como creo yo: la “unidad” de que hablan es un acuerdo sobre quién va en qué boleta para qué cargo o qué diputación, en las elecciones que la dictadura y el gran capital vieron, desde 2018, como la salida del atolladero, y que los políticos, incluyendo a Félix, no se han atrevido a cuestionar.
Entiendo que algunos no se han atrevido por oportunismo puro, cínico [ya hay gente ganando miles de dólares al mes como “empleados” de las campañas; se sabe hasta las cantidades que ganan algunos “activistas”]; otros, porque se sienten impotentes ante la alianza que el gran capital ha orquestado junto a Ortega y a altos diplomáticos extranjeros para evitar el colapso del régimen.
El fracaso de los políticos de la oposición
El pueblo nicaragüense no los respeta, no los sigue, no logra verlos como sus líderes. ¿Por qué? Porque, ante la magnitud del reto, no han exhibido la grandeza que las circunstancias requerían.
Y es verdad que no todo el mundo está llamado a ser grande; no todo el mundo puede ser suficientemente sabio y valiente para enfrentar a un Minotauro rabioso. No necesariamente, quien no lo es, es una mala persona, o un mal ciudadano. Pero hablemos claro: quien no esté a la altura en un momento clave, no puede liderar en tal momento.
Ese es el reto pendiente, no solo para Maradiaga, sino para otros que, no siendo de los círculos oligárquicos que apoyan al sistema dictatorial disfrazados de opositores, como Cristiana y Juan Sebastián Chamorro, Arturo Cruz, Kitty Monterrey, Noel Vidaurre, Alfredo César y un largo etcétera, podrían ocupar el vacío de legitimidad del poder estatal y ponerse al frente del movimiento democrático.
La verdadera pregunta
Pero la pregunta que hace Maradiaga es, en orden de prioridades—sobre todo porque, queda claro que la “unidad” que persiguen es no de lucha, sino de repartición—mortalmente errada.
El ultimátum de Maradiaga no debería estar dirigido solo a los otros aspirantes a cargos y diputaciones, sino que a la dictadura misma.
En lugar de decir “Si no hay unidad en Mayo, me retiro de la contienda”, Maradiaga debió haber dicho, en nombre de los intereses de la nación:
“Si a más tardar en Mayo la dictadura no permite condiciones para que haya un legítimo proceso electoral democrático, me retiro, y exijo que lo hagan los demás contendientes; de lo contrario estarán contribuyendo a la salvación del sistema dictatorial.”
El ultimátum a Ortega debería ser:
“Sr. Ortega, su rechazo a la opción electoral no deja más alternativa al pueblo nicaragüense que buscar, por todos los medios, cómo rescatar el respeto a nuestros derechos humanos; y como queremos una vía no-violenta, nuestro esfuerzo de aquí en adelante será que nuestros aliados internacionales retiren el reconocimiento a la legitimidad de su gobierno; dentro de nuestro país, nosotros, ciudadanos con derechos de los que usted no es dueño, rechazamos también la legitimidad de su poder.”
Las trampas
Maradiaga también ha dicho que en noviembre habrían “elecciones en condiciones difíciles”. Esta frase es una muestra de su desesperación por aceptar lo que otros, más sumisos todavía, llaman “condiciones mínimas”. Los Caballos de Troya del régimen, como Cruz, los candidatos Chamorro, Mario Arana, etc., van incluso más allá, dispuestos, dicen ellos, a ir a elecciones “con o sin reformas”.
Seamos claros: toda esta confusión verborréica es cantinfleo cínico. Se trata de mentiras burdas, de falsedades condescendientes que revelan el poco respeto que siente toda esta trova por la población “de abajo”, o “de afuera” del casino en que se juegan al póker la hacienda.
Apuestan fácil lo que no les pertenece.
Como esclavos en una plantación
Porque, ¡por supuesto!, no puede haber elecciones democráticas “con o sin condiciones”. Es como decir a los esclavos de una plantación que actúen como si fueran libres un día en noviembre; pero sin serlo, rodeados de rifles y látigos, y que depositen su “voto” en urnas que los capataces se llevarán luego a la casa del amo, para contar. Los amos, con amigos en otras plantaciones, invitarán a estos (el amo Almagro, el amo Sullivan, el amo Jáuregui) y entre copas y risas atestiguarán que “todo fue hecho de acuerdo con la ley”.
La ley, recordemos, escrita por los amos.
El disparate cruel de “condiciones mínimas”
Tampoco puede haber elecciones democráticas “con condiciones mínimas”. Esta es otra frase cínica; esconde la mentira tras un lenguaje artero.
La verdad no necesita tanto disfraz: la condición mínima para que pueda haber elecciones democráticas es la libertad real que hace falta para ejercer el derecho de que realmente elijan, quienes tienen el derecho inalienable de elegir, a quienes consideran representantes reales de sus intereses, en quienes deciden delegar el poder real de llevar a cabo los cambios reales a que realmente aspiran.
Hay que repetir incesantemente esta referencia a lo real y a la realidad, porque pareciera que nuestros políticos buscan más bien que nuestras mentes divaguen o alucinen mientras ellos hacen lo suyo.
Si caemos en su hipnosis, cuando despertemos ellos tendrán diputaciones, cargos, presidencias, prebendas, la buena vida, el bacanal de siempre…y el resto tendrá también lo de siempre: opresión y miseria.
Las condiciones en un auténtico ultimátum
Repasemos entonces algunas de las condiciones sin las cuales nadie puede decir que “hay condiciones” para una elección democrática. Estas, Félix; estas, Medardo, George, etcétera, son las que hay que exigir; y si la Oligarquía-FSLN, monstruo simbiótico, no acepta respetarlas (y no digo “concederlas”, digo “respetarlas”), participar en el proceso que el monstruo ha diseñado a imagen y semejanza de sus intereses es servir a esos intereses y traicionar los de la mayoría, traicionar a la nación.
- NO DEBE IMPEDIRSE, es decir, debe eliminarse DE INMEDIATO, cualquier obstáculo para que voten TODOS los que tienen derecho a votar. ¿Y quiénes tienen un derecho inalienable a votar?:
- a. Ciudadanos nicaragüenses que se encuentran en el territorio nacional, a quienes debe permitírseles de inmediato la documentación e información que haga falta para que ejerzan su derecho.
- b. Ciudadanos nicaragüenses que no se encuentran en el territorio nacional, y que tienen TANTO derecho como los que están en el territorio a votar. Estar en el extranjero no elimina el derecho INALIENABLE del ciudadano. Ningún político democrático puede aceptar como legítima una elección en la que cientos de miles de sus conciudadanos son DESPOJADOS ilegítima, ilegal y anticonstitucionalmente del derecho al voto. No es una “concesión” negociable, es un derecho que nadie ha autorizado a los políticos, porque es además inalienable, a que usen como moneda de cambio en una transacción de conveniencia. ¿Les queda claro esto, Félix, Medardo, George, etc.?
- NO DEBE IMPEDIRSE, es decir, debe eliminarse DE INMEDIATO, cualquier obstáculo para que los ciudadanos ejerzan el derecho de manifestarse públicamente, de marchar en las calles de los pueblos y ciudades, en los caminos rurales, en las plazas, en los barrios, en todos los espacios que son públicos, que son de todos, y en los cuales transcurre la democracia, cuando la hay.
- NO DEBE IMPEDIRSE, es decir, debe eliminarse de INMEDIATO, cualquier obstáculo para que se inscriban candidaturas a la elección.
- DEBE LIBERARSE DE INMEDIATO a todo ciudadano encarcelado por actividades políticas. Ninguna elección puede ser legítima si se elimina al votante encarcelándolo o exilándolo. El anuncio de Arturo Cruz, a todas luces Caballo de Troya de la dictadura, y famoso mercenario de la política, de que su “primera medida” si lo eligen Presidente será “liberar a los presos políticos”, es un acto repugnante de cinismo, que reconoce que hay secuestrados, pero que no hará nada por ellos a menos que lo sienten en el trono del tirano.
- DEBE DESARMARSE DE INMEDIATO a los grupos de matones al servicio del régimen dictatorial, IMPEDIR que se les “regularice” nombrándolos a puestos policiales, y de hecho purgar de las fuerzas policiales a quienes ya han recibido la “protección” de un uniforme.
- DEBE DETENERSE DE INMEDIATO toda acción policial que restrinja de cualquier manera la movilización ciudadana, cualquier medida de acoso, asedio y vigilancia contra ciudadanos opositores, incluyendo la presencia de patrullas en las cercanías de sus viviendas, las filmaciones, detenciones y requisas.
- DEBE DE INMEDIATO CONSTITUIRSE UN NUEVO CONSEJO SUPREMO ELECTORAL, cuyos miembros sean aceptados por consenso unánime entre todos los participantes en el proceso electoral. Ninguna elección puede ser legítima, legal y creíble, si quienes están claramente interesados en mantener el poder tienen el poder de imponer a quienes participan de ese poder,o lo sirven. Elemental.
- DEBE DARSE DE INMEDIATO la entrada al país de observadores internacionales profesionales y objetivos, para asegurarse de que estas demandas, que son fundamentales y elementales, sean cumplidas. Los observadores de esta elección deben estar presentes desde ya, y fiscalizar el proceso, no solo hacer visitas formales a puestos de votación y tomarse fotos en el día de la votación.
- TODOS LOS CANDIDATOS DE LA OPOSICIÓN DEBEN SABER que nadie los ha autorizado a entregar, como Salomé entregó la cabeza de Juan el Bautista, el derecho irrenunciable a la JUSTICIA PLENA. Quien acepte un nuevo pacto de impunidad es cómplice en la construcción de una dinastía. Quien acepte un nuevo pacto de impunidad merece—y espero que lo sea—sentado algún día en el banquillo de los acusados.
“Ortega tiene tanto derecho como cualquier nicaragüense”
Y fíjense, estimados lectores que NI SIQUIERA está en la lista que propongo algo que realmente debería estar: IMPEDIR que UN GENOCIDA, oficialmente reportado, participe como candidato o designe a su títere.
Todo el proceso hasta el momento parece imbuido del espíritu de la declaración inmoral de Cristiana Chamorro, de que “Daniel Ortega tiene tanto derecho como cualquier nicaragüense a ser candidato”. No deberíamos tolerar que semejante bajeza pasara a ser nuestro estándar ético. Una bajeza que contradice de manera deshonrosa a quien rotundamente afirmó “no hay que transar con la dictadura”, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.
Pero bueno, ya que insisten en que “la vía electoral” es factible y deseable, porque –erradamente, a mi parecer—dicen que es la menos violenta, ¡pues por lo menos muéstrennos una “vía abierta”!, no un camino bloqueado por retenes y paramilitares, y por todos los obstáculos que estarán ahí A MENOS QUE SE CUMPLAN LAS CONDICIONES ARRIBA ENUMERADAS. Condiciones, para usar el lenguaje que emplean muchos opositores,“mínimas”.
Culpables y cómplices
Si ustedes no empujan en esta dirección, señores, (repito algunos nombres: Medardo, Félix, George, y todos aquellos que no quieran abiertamente representar los intereses del monstruo simbiótico Oligarquía-FSLN) estarán ustedes traicionando al pueblo de Nicaragua.
No quisiera yo que así fuera. Quisiera que ustedes fueran parte del rescate de Abril, que hicieran justicia por todos los cientos de asesinados, los cientos de desaparecidos, las decenas de miles de exilados, que no son solo responsabilidad de Daniel Ortega y su clan de criminales, sino que son culpa y responsabilidad de la inmoral y parasitaria oligarquía de los Pellas Chamorro, los Zamora, Baltodano, Gurdián, Montealegre, de sus agentes oficiales, como Chano Aguerri, Mario Arana, Solís, Vargas, etc.; de sus cortes de “personajes públicos”, como Gioconda Belli y otros “intelectuales” dispuestos a apañar con su voz o su silencio, en los medios de prensa nacionales y ante la prensa internacional, toda la podredumbre que esconden las maniobras oligárquicas.
Unos han dado la orden de matar, otros han matado, otros han dejado matar sin buscar cómo impedirlo. Otros, tres años después, están dispuestos a aceptar que se haya matado y que se haya dejado matar, que se guarde silencio, y que vayamos al séptimo u octavo pacto de impunidad en ochenta años.
Ojalá, por el bien de Nicaragua, no sean ustedes parte de este grupo.
No sean, por principio, y por amor a Nicaragua, parte de la infamia.