Elecciones pactadas y canibalismo político
Fidel Ernesto
«Luchar contra la mafia es también mantenerse autoconvocado, es mantenerse sin financiación extraña, sin viáticos extraños, sin favores que puedan representar un peligro para la independencia de los ciudadanos frente a los grupos de poder, partidos, organizaciones»
Andan sonando bien fuerte las pugnas entre las organizaciones que representan a la oposición, digo oposición, porque a la Insurrección no la representa nadie, porque no es de nadie, es de todos, así que no confundamos los términos.
¿Qué tengo que decir al respecto? Pues lo obvio, si la salida de Ortega que quieren es en elecciones pactadas, pues lo más lógico es que el canibalismo político que estamos observando entre unos grupos y otros sea lo más normal del mundo.
¿O qué esperaban de unas elecciones con una oposición donde algunos quieren ser presidentes, diputados, ministros y embajadores? Pues lo obvio, que se empiecen a matar por las sillas. El dinero, las malas miradas, las entrevistas, los viajes y los hoteles son las excusas, pero en el fondo lo que hay es la construcción de un perfil político suficientemente alto para montarse sobre la ola.
¿Qué es lo bochornoso? Lo bochornoso es que quieran tapar lo que huele echándole la culpa y haciendo señalamientos a los divisionistas, como si fueran los culpables de todo.
La política es como la física, el peso hace caer las cosas y la fuerza gravitatoria es la que deforma el espacio, aunque algunos viven en la edad mitológica donde piensan que un Atlas divisionista es quien sostiene la tierra, y si nos caemos es por su culpa. No, la culpa no es de Atlas, cuando se va en picada, y esto vale para el orteguismo también; se va en picada porque las cosas caen por su propio peso, no por culpa de los golpistas ni los divisionistas.
De modo que no nos extrañamos si vemos las subidas de tono, o las irremediables diferencias entre unos y otros, es normal cuando se acercan elecciones. Mi consejo es a que no destrocen la Insurrección de Abril de la misma forma que Ortega y el FSLN lo hizo con la Revolución de 1979, simplemente por una silla política.
Luchar contra la mafia es también mantenerse autoconvocado, es mantenerse sin financiación extraña, sin viáticos extraños, sin favores que puedan representar un peligro para la independencia de los ciudadanos frente a los grupos de poder, partidos, organizaciones.
Luchar contra la mafia también es seguir empujando los cambios que han llegado con la Insurrección y no por partidos o políticos, sino sólo con la ayuda y la financiación gratuita y desinteresada del pueblo con su gallo pinto, su morterito, su almohada donde dormir y su agua helada.