En alitas de cucaracha [El NO rotundo del pueblo el 7 de noviembre de 2021]
Pío Martínez
No se dejen engañar. No se dejen desanimar. No se desmoralicen. La dictadura no ha ganado nada y hoy no ha avanzado un milímetro, por el contrario, está contra la pared, luchando por su vida con el culo a dos manos.
Solo en su propia mente la dictadura ha ganado.
¡Qué digo! Ni siquiera en su mente gana elecciones. Hasta ella misma sabe que nadie la quiere y no puede ganar elecciones y tiene que robárselas.
La dictadura tiene las patas hinchadas. Carcomida por dentro, como esas estructuras de madera que desde afuera parecen muy firmes pero están corroídas por el comején y caen de pronto en un día de lluvia, así también caerá un día la dictadura, y nos asombraremos al descubrir que no era tan fuerte como ella aparentaba y nosotros creíamos.
En alitas de cucaracha, así se sostiene la dictadura, y así estará hasta el día que la gente se decida a hacerla desaparecer de la faz de la tierra. No los políticos, la gente.
Pero esto no es un juego de béisbol, no «vamos ganando» como decía un idiota por ahí mientras los sicarios mataban a nuestros jóvenes, y solo ganaremos cuando la gente le dé a la dictadura el último empujón, cuando le aparte el lomo y le diga «no más».
Hoy viste, pueblo mío, cuán grande es tu poder. ¿Viste cuán solos están ellos y cuán fuerte sos vos? ¿Viste cómo temblaban al calor del mediodía? ¿Viste cómo sudaban helado, cagados del miedo? ¿Viste?
Ni siquiera tuviste que salir a la calle. Si la dejás sola, si no puede usarte, si no puede montarse sobre tu lomo, si no puede gobernarte, la dictadura no es nada, está perdida. Ojalá lo hayas entendido el día de hoy.
Hoy pudiste ver que el poder está en tus manos y no en las manos de ellos. Que no se te olvide, que no te convenzan de otra cosa.
¿Viste? No es cierto que tu única opción sea la guerra, como suelen decirte algunos ansiosos de un huesito, una teta del erario. Cuando el jinete es malo basta un ligero corcoveo para mandarlo al piso.
De la sabia mula podemos aprender que si la carga es dura solo queda plantarse y decir, como ella, «matame a palos si querés, pero yo de aquí no me muevo hasta que te bajés«.
Que no se te olvide lo que hiciste hoy.