En la carne mineral la vida
(Un solo árbol, de Patricia Crespo, editorial Milenio, Lleida, 2024)
Sólo un árbol,
un solo árbol
germinó un bosque.
Un solo árbol (Thimmamma Marrimanu I), Patricia Crespo
Un solo árbol (Thimmamma Marrimanu), el nuevo libro de la poeta valenciana Patricia Crespo que hoy celebramos, nos lleva, en una primera lectura, hasta un mundo de valores que por su fuerza y su sentido debieran permanecer eternos, un mundo por siglos inamovible, ancestral me atrevo a decir, que bulle en el sustrato y en el imaginario personal potente y bien estructurado de la poeta. Por cierto, un universo también palpable en su libro anterior, Manifiesto de incertidumbre (que fue finalista de los premios literarios de la Comunidad Valenciana), pero que en esta ocasión aparece entre los versos, o mejor dicho, emerge como si se tratase de raíces que empujan desde el subsuelo hasta convertirse en árbol.
Se trata de un libro sin duda ligado a la tierra, a la citada y amenazada naturaleza, llevando al lector de la mano por un camino donde uno va descubriendo por primera vez elementos de un paisaje acogedor, que al ser mencionado se perpetúa, un contexto presente, que se confunde con emociones potentes, casi arquetípicas, que la poeta elabora: senderos en un bosque de pinos, hierbas aromáticas, piedrecillas blancas de caliza brillante, caracoles adormecidos, sol dorado entre las agujas de la pinaza, romero dominante en el aire, limones, la tierra rojiza que tiñe el corazón. Pero junto a ese trasfondo que abraza un delicado mundo interior está también ahí, aullando de dolor, una vida dañada, herida, una relación entre humanos y su entorno, su complemento, una relación desequilibrada, rota, no hay compás, un espacio que se ha transformado súbitamente, de sopetón, de un bofetón, y clama por quedar registrado.
Pero no hay que pensar que estamos ante una elegía, ni ante una pérdida, y aunque toda poesía tiene mucho de autobiografía, al lector le queda aquí la duda de si se habla de algo real o imaginario. Esta espléndida escritura poética es mucho más compleja, inclasificable.
Ante la palabra epifanía la poeta, que todo lo conoce bien, tiene respuesta, sabe hasta dónde puede llegar, dónde está el límite, y que si diera un paso más acabaría adolorida. Cuando se impone la floración, cuando el esplendor lo ocupa todo y llena el alma, sabe muy bien que si no se interioriza la experiencia, en detenida observación, las ramas granadas pronto acaban secándose. Y aunque arañe las nubes en un momento dado, todo lo vigila una arcada de tedio. La poeta va al centro, maneja los elementos para alcanzar el centro, tocar con la yema de sus dedos la savia, y así se desplaza cuando eso sucede, y leo:
y creciste hasta que tus raíces,
una amalgama de troncos y ramas
expandidas poco a poco
me devoraron.
Un solo árbol es el libro de una poeta que se escapa de tendencias y clasificaciones repetidas hasta la saciedad. En este libro, dentro de la poesía de Patricia Crespo, no hay juego ni insignificancia, nada sucede porque sí. Es una escritura valiente que responde a una profunda necesidad, a una vida al descubierto, arriesgada, sentida y vivida con urgencia, y desde sus palabras escuchamos gritos, escuchamos autoafirmación, búsqueda continuada y profundidad en un camino solitario, un camino que conduce hacia el autoconocimiento, la comunión con todo lo existente, y eso sí, asistimos a una escritura, a una experiencia necesaria de gran sensualidad en su aceptación benévola de lo otro, conectando en todo momento con la grandeza de lo universal.
Es sorprendente, y no puedo terminar estas palabras sin decirlo, y es que muchas veces, muchísimas, la renovación, el peso específico y la valiosa diferencia, nos llegan desde el mayor despojamiento, de la aceptación de lo inefable y de la reflexión, y éste es el caso, y leo estos versos con absoluta admiración:
Se extendieron hacia la tierra
Las raíces de mi cuerpo
Y crecieron hasta arraigar en la carne
mineral
la vida.
Rodolfo Häsler; 7 de marzo de 2025
