¡Es la Dictadura…!
Jimmy J. Gómez Rivera
El autor es Antropólogo Social y activista, participante en movimientos sociales.
<<Los Ortega Murillo siempre buscarán una forma de sostener el poder, hasta en el escenario que tengan que entregar el gobierno (no siempre “gobierno” es sinónimo de “poder”). Lo necesitan más que nunca, porque esta vez no son los 90, no hay crímenes de ambas partes que se puedan canjear en una amnistía; la situación geopolítica es distinta y no tienen de adversarios a una fuerza armada. Hoy los Ormu saben que perder el poder es iniciar el camino hacia la justicia, donde tendrían que responder por los crímenes de lesa humanidad y por sus actos de corrupción>>
Lo que observamos en la misa de Ernesto Cardenal es la naturaleza del régimen. Asombra que a mucha gente aún le sorprenda que esto suceda, o que piense que solo es una expresión errática de su estrategia, pero esto no es así.
1. En primer lugar, nunca debemos olvidar que estos actos son inseparables de la naturaleza de una dictadura. La represión, el asesinato, la intimidación, la mentira y la violencia son inherentes a ella. Todo lo que la dictadura hace es producto de una matriz de pensamiento dictatorial, y solo podemos esperar que haga lo que es propio de ese perfil.
Sin embargo, un sector de la oposición, específicamente el electoralista y el del aterrizaje suave, quiere hacernos pensar que estamos en una “crisis”, que va a solucionarse con una elección; por eso no nombran a las cosas por su nombre. Lo que hay no es una crisis, sino una dictadura; es una situación permanente, y es la “normalidad” de este tipo de ejercicio del poder.
2. Toda dictadura necesita aplastar cualquier atisbo de disidencia, oposición y resistencia, hasta el más mínimo que sea, porque cuestiona y pone en peligro su poder, por lo que está dispuesta a hacer lo que sea para sostenerlo, pagando el costo que sea. Parece que se nos ha olvidado que esta dictadura asesinó en presencia de organismos internacionales; que exhibió abiertamente sus caravanas de la muerte y la operación limpieza que ejecutaron a la vista de todos, sin ningún pudor. Y lo seguirá haciendo, porque no puede perder el poder, que es su fin último.
3. Su estrategia desde abril es aplastar la resistencia ciudadana, utilizando todos los medios posibles que estén a su alcance. Llegó al diálogo buscando ganar tiempo para organizar la respuesta represiva; siguió buscando más tiempo a través de nuevos diálogos y plazos, para poder debilitar la resistencia y organizarse.
4. En ningún momento busco el diálogo por otros motivos, ni tampoco cumplirá lo firmado. La estrategia de negociación que ha caracterizado a Ortega parte de una perspectiva político-militar. Buscar debilitar a su adversario con todos los medios de que dispone, con el objetivo de aumentar sus márgenes de negociación, y no tener que ceder mucho. Revisemos toda la historia de revueltas, negociaciones y pactos, del orteguismo y podemos encontrar esa lógica y ritmo. Como vemos ahora, ha logrado que muchos sectores acepten que se quede hasta el 2021, que bajo su “mandato” se realicen las elecciones y hasta que posiblemente se presente él mismo a elecciones, o en el mejor de los casos, designe a su candidato títere, después de que en las calles reclamábamos que se fuese, por las matanzas.
También podemos observar que nada de lo firmado en la mesa de negociaciones ha sido cumplido de manera cabal; lo poco que ha hecho ha sido bajo su propia interpretación, su ritmo y tiempos de conveniencia, siempre buscando estirando los plazos, porque el tiempo es un recurso vital, en esta estrategia.
5. La capacidad de mentir de la dictadura no tiene límites. Ya lo hizo con la matanza de Abril, a pesar de la cantidad de evidencia registrada y contrastada por organismos de derechos humanos (CIDH, OACNUDH, GIEI, Amnistía Internacional); los hemos visto mentir ante la opinión pública nacional e internacional sobre los paramilitares y las caravanas de la muerte, sin ruborizarse ante las distintos registros visuales que se tenían y ante la experiencia de nicaragüenses que lo vivimos en carne propia; hemos visto a sus representantes en los foros internacionales mentir y manipular sin inmutarse.
Y hace algunos días sacaban en su panfleto, que sus divinas fuerzas de choque rendían homenaje al poeta, ocultando -a pesar de toda la evidencia- la violencia ejercida contra periodistas, activistas y familiares presentes en la misa.
6. La respuesta de la dictadura contra las protestas pacíficas será siempre violenta, nunca será proporcional. Esto, básicamente, porque no tiene límites éticos, solo tiene los recursos represivos en sus manos, tla voluntad y el deseo de sostener el poder.
Para este objetivo utilizará todos los medios violentos con los que cuenta, cualquiera que sea el camino que se tome, ya sea electoral, o de desobediencia civil. La dictadura va a asesinar, torturar, exiliar, secuestrar y reprimir, porque esto no depende de la ruta que la oposición escoja: la violencia es más bien parte de las prácticas de la dictadura. En cualquier escenario, la violencia ejercida por la dictadura estará presente.
La resistencia no violenta debe seguir, siempre considerando lo anterior en cualquier estrategia y, ante todo, es obligación de toda instancia opositora someter todas estas posibilidades y escenarios a evaluación del pueblo, para que los ciudadanos tomen la decisión que consideren apropiada, ya que son los que han y siguen poniendo sus cuerpos.
7. Los Ortega Murillo siempre buscarán una forma de sostener el poder, hasta en el escenario que tengan que entregar el gobierno (no siempre “gobierno” es sinónimo de “poder”). Lo necesitan más que nunca, porque esta vez no son los 90, no hay crímenes de ambas partes que se puedan canjear en una amnistía; la situación geopolítica es distinta y no tienen de adversarios a una fuerza armada.
Hoy los Ormu saben que perder el poder es iniciar el camino hacia la justicia, donde tendrían que responder por los crímenes de lesa humanidad y por sus actos de corrupción, y jamás asumirán eso, porque tiene costos en la vida de su familia y su círculo, lo cual los hace aferrarse más al poder, no solo por el apego a este, sino también porque ahora su sobrevivencia depende de ello.Esto es una dictadura, y seguiremos viendo su monstruoso rostro en cada acto, no podemos esperar más. Lo que han hecho con Ernesto Cardenal, nos muestra que nos harán daño con toda la saña, hasta después de muertos. En cualquier camino que tomemos, debemos tener esto en cuenta y analizarlo abiertamente, sin perder el motor de las ideas de Abril que unían la palabra libertad y vida, con demandas de justicia y democracia.