¡Es la economía, estúpido!

Oscar René Vargas
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En vez de paliar la crisis, el régimen ha tomado una serie de medidas económicas contraproducentes que contribuyen a la implosión interna por la vía económica y social.

La situación actual de Nicaragua es crítica. Entre otras cosas lo que ocurre hoy es la caída del consumo por efecto de la pandemia y la recesión económica. ¡No hay quién gaste! Las ventas y la producción en sectores enteros de la economía se han derrumbado de tajo. Mientras no se controle la pandemia, pensar en una recuperación de la economía es imposible. Cuando la economía se queda sin consumidores se pone de manifiesto que nada se sostiene sin la gente. Al mismo tiempo, la actividad financiera se distancia de la inversión que crea empleos e ingresos; se aleja de la producción y de la generación de riqueza asociada con mecanismos socialmente eficaces de tipo distributivo. El sistema financiero comienza a experimentar dificultades y a lo largo de los próximos meses se puede producir quiebras de microfinancieras que no están suficientemente capitalizadas.

Los economistas saben que la recesión económica implica tanto la pérdida estructural de empleo como la desaparición de empresas. Esto se debe a que muchas empresas y personas no cuentan con recursos para pagar sus deudas. Miles de trabajadores han perdido sus empleos y más del 50 por ciento de las empresas redujeron al máximo sus operaciones (frenando salarios e inversión) o simplemente cerraron sus puertas. La precarización del mercado laboral tiene una estrecha relación con la erosión que enfrenta el sistema productivo. La consecuencia se puede observar en la afectación que existe en el bienestar de las familias. El aumento de la pobreza muestra que la pérdida de empleo y la contracción del ingreso de quienes han logrado conservar sus trabajos ha causado un aumento en la pobreza. Al mismo tiempo se está produciendo una mayor concentración de la propiedad y la riqueza.

Las empresas, endeudadas y con inciertas salidas de mercado, dudan en invertir, y reducen empleos y salarios. Los hogares empobrecidos, disminuyen el consumo, favorecen el ahorro preventivo y posponen sus compras de bienes duraderos. El régimen se verá obligado a sanear las finanzas públicas e implementar la austeridad salarial en los empleados estatales.

Ante la posibilidad real que la recesión se transforme en depresión económica, el régimen tiene premura por reactivar la actividad económica y retomar el proceso de ingreso-gasto, pero la cosa no sale bien, ya que el reto del régimen es cómo generar ingresos para la población, ganancias para las empresas, crédito para consumir y producir e impuestos para que recaude el gobierno. Factores imposibles de realizar en el contexto de las cinco crisis (social, política, económica, financiera y sanitaria) en la que se encuentra inmersa el régimen.

En la intimidad, el círculo cercano del poder dictatorial, está angustiado ante la economía de agujero negro que afecta a Nicaragua, donde no hay posibilidades de recuperación en el corto y mediano plazo. Como ha demostrado el Banco Mundial y FUNIDES, las previsiones para el 2021 son de crecimiento negativo. Una característica de esta recesión es que combina dos mecanismos: crisis económica y crisis sanitaria, lo cual ha conducido a un ciclo de depresión económica. Dicho de otro modo, a partir de octubre 2020, después de haber experimentado 10 trimestres de crecimiento económico negativo y haber acumulado más de menos 10 por ciento de crecimiento negativo del PIB (ambas condiciones básicas para que un país entre en una depresión económica) existe el peligro real que Nicaragua, entre los meses de octubre y diciembre de 2020, caiga en una fase de depresión económica grave con incalculables consecuencias sociopolíticas.

La depresión estará condicionada por factores extraeconómicos determinados por la duración de la crisis sanitaria y el número de personas contagiadas por el coronavirus. En ese contexto, preocupa también el hambre en la población más vulnerable, porque la crisis ha reducido la actividad laboral y los recursos disponibles de las personas para adquirir la canasta básica alimentaria. En vez de paliar la crisis, el régimen ha tomado una serie de medidas económicas contraproducentes que contribuyen a la implosión interna por la vía económica y social. Todas las actuales decisiones económicas que ha tomado el régimen tratan de evitar que la depresión económica los obligue a doblar el rey, evitar la implosión y negociar una salida política que no sea del agrado de sus intereses estratégicos, sin embargo no está funcionando, por que la economía es la que dará el último empujón a la caída de la dictadura. Como dijo James Carville en 992 durante la campaña de Bill Clinton contra George Bush ¡Es la economía, estúpido!