Feliz año nuevo #SosNicaragua
Néstor Cedeño
Néstor Cedeño es autor de Entre rebelión y dictadura y Entre lucha y esperanza,
dos obras de relatos, poemas y escritos sobre la rebelión cívica de 2018 en Nicaragua.
Aquí estamos de nuevo, a la víspera de un año nuevo en que Nicaragua tendrá que seguir viviendo bajo una dictadura sin escrúpulos y con una sociedad sumamente dividida. ¿Cuántas almas no pudieron celebrar la Navidad juntos a sus seres queridos y mucho menos podrán darle la bienvenida al 2021? Y ¿cuántos no tienen razón alguna para celebrar, pero si para desear que el año nuevo les traiga esa tan esperada justicia que aún no llega?
¿Cómo espera uno que pueda celebrar el señor Justo Rodríguez, quien, por simplemente haber salido con una bandera para conmemorar el aniversario del 18 de abril, fue capturado y encarcelado… pasando ocho meses de tortura y sin atención médica adecuada, para así ser entregado a su familia, como si nada hubiera pasado, en estado vegetal? ¿Cómo podrá ese señor levantarse y sentarse al lado de aquellos que viven con él? Simplemente, no podrá… Justo Rodríguez terminó siendo una víctima más, con un hoyo en la cabeza, el cuerpo destrozado y la mirada fija, sin poder gritar ni confesar lo que unos cuantos le hicieron en nombre de “la revolución”.
¿Cómo esperan que vayan a celebrar los familiares de los que todavía se encuentran en los calabozos del régimen? Los presos políticos, hombres y mujeres que, como el señor Justo, tomaron la valiente decisión de salir a hacer uso de su derecho constitucional, pero que fueron recibidos con el “amor” de las fuerzas represivas. Individuos como Kevin, Víctor, Marvin, Jhon, Edward, Maria Esperanza y ahora Sergio, solo para nombrar algunos. Y a pesar de los esfuerzos de agrupaciones que reclaman la libertad de todos los encarcelados, el “gobierno” [más bien, desgobierno] prefiere soltar a reos comunes, con el propósito de desestabilizar aún más a un país que se ha convertido en nido de delincuentes. Todos aquellos que sufren a diario la tortura física y psicológica a manos de trabajadores del sistema penitenciario y hasta de otros reos que se les ordena caer encima a los “terroristas”, merecen estar en casa, así como sus familiares merecen celebrar junto a ellos.
¿Y qué me dicen de las familias de los que fueron acribillados por paramilitares borregos y la sancionada Policía Nacional? ¿Cómo podrán aquellos padres y madres que perdieron a sus hijos celebrar? Me imagino la tristeza profunda que deben sentir… sabiendo que sus hijos no están con ellos. Tuve la experiencia de escuchar atentamente la voz de Susana López, llorando mientras me hablaba de su hijo Gerald. Reconozco ese sufrimiento y me causa dolor saber que también hay pequeños que no recibirán un regalo de su “papito” ¡y me da rabia que en El Carmen actúan como si nada haya pasado!
Y aunque la oposición no encuentra la manera de dejar a un lado sus diferencias personales y políticas, existen quienes (a mi criterio) realmente no han dejado de luchar. Muchos han tenido que separarse de sus seres queridos, sus parejas e hijos. Y a pesar de no estar tras las rejas, sufriendo atrocidades, el exilio, hasta cierto punto, es como una prisión para ellos. ¿Cuántos quisieran estar de vuelta para celebrar en sus casas, disfrutando en familia?
Por otro lado, los que nos encontramos en la diáspora, viviendo una vida lejos de nuestra patria, pero teniéndolo siempre en el corazón, tampoco tenemos mucho que celebrar. Hablo por mi persona cuando digo que he hecho un gran esfuerzo, desde mi trinchera, para apoyar y promover la lucha de mi país. Conozco a muchos que viven lejos y han dado tiempo y dinero para hacer frente a la barbarie de una minoría, armada hasta los dientes y con sed de sangre… personas que no dejan de vivir en el pasado, dispuestas a ser peores que lo que llegaron a derrocar.
A la puerta de un año nuevo creo que todos estamos contentos de dejar atrás al 2020. Nicaragua sigue en búsqueda de la libertad y justicia que merece. #SosNicaragua aún está vivo; la lucha no se ha perdido a pesar de incontables obstáculos. El dolor de una mayoría, que solo espera el momento justo para volver a salir a las calles, será sanado. Y todos los que hemos formado parte de este movimiento, sin importar cómo, veremos una nueva historia escrita… pronto.
Feliz año nuevo, vandálicos.