Hay un verso en la llama: Poesía de Francisco de Asís Fernández
El nombre de Francisco “Chichí” Fernández está ligado a una tradición de promoción del arte en Nicaragua, heredada de su padre, el poeta y dramaturgo Enrique Fernández Morales; pero también está vinculada al ejercicio y la pasión por la poesía. Sus inicios literarios se remontan a la década sesenta: En el cambio de estaciones (1962) y A principio de cuentas (1968). Después su poesía reflejó cierta gravedad política en La sangre constante (1974), Pasión de la memoria (1986) y Friso (1997). En el ínterin emprendió el trabajo de compilar una Antología de la poesía política nicaragüense que tuvo dos ediciones, una en México (1978), y otra en Managua (1986).
En Celebración de la inocencia (2001) reunió toda su obra poética escrita y publicada hasta finalizado el siglo veinte. Después ha publicado Espejo del artista (2005), Orquídeas salvajes (2007), Crimen perfecto (2011), Luna mojada (2015), La invención de las constelaciones (2017) y Hay un verso en la llama (2018); este último en edición bilingüe castellano/inglés de ARMAGeRD, con traducción de Stacey Alba y Skar Hawkins, introducción del poeta español Antonio Gamoneda y texto de contraportada por el chileno Raúl Zurita. De este reciente libro la revista Abril ofrece en este número una breve selección, así como el “Frontispicio urgente” de Gamoneda que lo introduce.
¿DÓNDE ESTÁS?
Cuando era muchacho nada podía detenerme
y desperdiciaba mis sentimientos
como un jugador de casinos.
¿Dónde estás joven con guitarra y madrugada?
¿Con quién te untabas vino, azafrán
anguilas a la bilbaína mientras bailabas a Lorca?
Todo está en el medio de mi corazón
en el cielo de mi boca.
Ven Francisco de Asís que yo estoy hecho de ti
con tu desenfreno y mi sosiego.
Ven para que recordemos lo inolvidable.
Yo sin ti soy una luna sin sol, la noche nada más.
¿Para qué quiere la noche un hombre sin memoria?
¿Con quién voy a repetir los nombres de tantos
amores y de tantos muertos?
¿Quién va a asistir mi memoria?
Quédate conmigo, hermano joven
no me dejes morir tan solo.
EL MAR Y LA TORMENTA
Mi historia no ha terminado aún
pero quiero volver a los brazos de mi madre,
a la ternura de sus 19 años
y a las palabras que mi padre inventaba
para describir el universo
que iba a recitar en mi vida.
Soy mis padres, mis abuelos, mi ciudad,
la lujuria de un amante que alcanzó la santidad
en el fuego del verso y el mar.
A LO MEJOR
A mis amadísimos Antonio Gamoneda
y la bella Angelines.
A lo mejor mi corazón deje de latir
para que se encienda una luz en el cementerio
de los enamorados.
Queda cerca de las estrellas débiles
que guardan su pureza
en el tiempo de partir a la soledad, a la gracia infinita.
Yo no sé si vivo realmente…
Pero si mi corazón dejara de latir quisiera
irme a una estrella que hable,
que diga de mí cosas hondas y amargas
y que me oiga llorar.
CUANDO ME TOQUE DEVOLVERLE LA VIDA A DIOS
Cuando me toque devolverle la vida a Dios
y mi cuerpo se quede frío como la noche,
cuando la vida llegue hasta el borde
de la tierra y se hunda
y ya no sienta pena por mí mismo,
cuando ya deje de pensar en el arcoíris
o el unicornio como un sueño lejano,
mi alma se convertirá en un pajarito invisible
o en un rayo que cae en la mar
para iluminar la vida.
LA VIDA SUCEDE EN LOS SUEÑOS
I
Yo sueño una caracola y oigo
murmullos en los huecos de mis sueños
y veo un aguacero sobre el mar.
¿Quién me habla con ese lenguaje de señas
que sólo usa el destino?
¿Empiezo a tener sueños defectuosos?
¿Se está imponiendo mi edad que ya no tiene remedio?
Y sueño que los tejados de mi ciudad son un
pueblo de palomas, un palomar inmenso
de palomas mensajeras que llevan y traen
mensajes del mundo de los sueños
y el mundo del azul infinito.
II
Lo que sucede en los sueños es real,
igual a lo que vivimos despiertos.
Uno entra a la boca del fuego y de la niebla
en una imaginación primitiva
a una manzana y una serpiente
o al fondo del volcán donde está
el fuego del magma,
igual que el oro derretido,
igual que la puerta del infierno,
igual que el camino de cardos
de una vida que dura lo que tardan
en el cielo las estrellas fugaces.
EN LA NOCHE AZUL
En la noche azul
las chispas volaban hacia el mar precipitadas
por el viento.
La espuma del mar sobrevolada por las garzas.
El azul del mar, el azul del cielo, el azul del aire.
Una masa de azul envuelve mi vida
y mi corazón envejecido
no se detiene ante el amor brioso, lo busca,
como un trapecista sin red
persigue la muerte.
¿QUÉ GUARDA LA OSCURIDAD?
Todos tenemos una oscuridad que no podemos abrir.
Es como un alma secreta donde guardo
el aliento azul inspirado de mi padre,
sus poemas de música extremada
y sus apariciones para no dejarme morir.
Tenemos un cofre cerrado con la fuerza del alma,
del yo hecho con el llanto y el pecho
raspado con el no.
Todos queremos saber qué guarda la oscuridad
de la mujer que amamos,
qué filos tiene su cofre cerrado.
Y qué mar abierto va a buscar para abandonarme.
EL PERFUME DE LA VIDA
Se fue la vida y no sé si supe vivirla,
creo que en mi desorden solo conocí su perfume,
las borracheras de la imaginación
y el prodigio de los tiempos difíciles.
Mis arterias siempre se sintieron lejos de la muerte.
Mis manos siempre supieron tocar la vida
como una guitarra, con avidez infinita.
La flor de la muerte tiene un aroma diferente
y ya empiezo a sentirlo.