Izquierda y derecha
Fidel Ernesto Narváez
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar de los salarios mínimos, de las extenuantes jornadas laborales, de la crisis de la seguridad social, del costo de la canasta básica, de las exoneraciones fiscales, de la industria de los desplazados nicas que sirven para mandar remesas.
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar de una Constitución refrendada por las personas, del referendo revocatorio, de la suscripción popular, del voto nica en el exterior, de la eliminación de requisitos para constituir partidos políticos.
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar de la Palma africana en Indio Maíz, para no hablar de los hoteles de lujo que privatizan las costas, de la escasez de agua que genera el monocultivo en el occidente, de las urbanizadoras construidas sobre fuentes de agua en carretera a Masaya y Sabana Grande.
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar del golpe de Estado permanente en la policía y el ejército, para no hablar de la corrupción y el narcotráfico del que están participando también algunos bancos y empresarios, aparte de políticos y funcionarios, para no hablar de las inversiones privadas y sin rendición de cuentas de las fuerzas de seguridad, de la ejecución extrajudicial de campesinos y el espionaje político.
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar de la autonomía universitaria, de la privatización de la educación, de la falta de derechos socioculturales, de los medios de comunicación al servicio de la dictadura y del Cosep, del adoctrinamiento y la falta de libertad de cátedra.
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar del costo de la vida en Chile, de la privatización de sus pensiones, de la educación más cara y privatizada de América Latina, de las condiciones sociales y de represión de los indígenas y las condiciones laborales de mineros.
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar de la reelección de Evo, la modificación constitucional de una Constitución que votó el pueblo y que reafirmó en el No al referendo.
Hablamos de izquierda y derecha para no hablar de los hondureños que se quieren ir, de los guatemaltecos que son desplazados, de los salvadoreños que escapan del crimen, de los mexicanos en manos del narcotráfico, de los líderes sociales colombianos asesinados por el ejército, del Amazonas en llamas y de las condiciones de trabajo de los piñeros en Costa Rica.
Hablamos de izquierda y derecha porque en realidad de lo que no queremos hablar es de los de arriba y de los de abajo. Hablamos de izquierda y derecha porque en realidad no queremos cambiar ni hablar de las cosas estructurales que nos oprimen, sino que sólo queremos voltear la cara para el otro lado porque es más fácil repetir lo que dicen los medios, las agencias, los gobiernos y las organizaciones internacionales que prestarle oído al pueblo.
Queremos hablar de izquierda y derecha porque es más fácil hablar de EEUU y los cubanos o rusos, de los neoliberales y de los chavistas, de los otros países antes que del nuestro con todas sus contradicciones, incoherencias, fallas estructurales, desigualdades y prácticas dictatoriales en lo político y en lo económico.
Queremos hablar de izquierda y derecha porque nos gusta el campismo, lo binario, el bipartidismo, el duopolio, el blanco y negro, el dilema de las dos direcciones, el juego simple de la verdad del avestruz que mete su cabeza en un hueco según Ch. Sanders Peirce, el dilema del prisionero, vivir permanentemente sobre los hombros del mito de Sísifo, sobre la tabla de Carneades, o simplemente porque nos gusta que nos endulcen la oreja, la izquierda, la de la derecha o las dos al mismo tiempo.
Bienaventurados los sordos, porque de ellos será la luna.