Katia Cardenal, cantautora: «Hay un descontento nacional que me recorre las venas todos los días»
La mañana del 18 de abril de 2018 Katia viajó a Panamá para participar en un festival de literatura infantil. Un día después, sin embargo, sus hijos empezaron a llamarla con desesperación. «Queremos ir a marchas, están matando jóvenes». A pesar de la angustia, no pudo volver hasta el 22 de abril, y desde entonces se unió a las manifestaciones y comenzó a solidarizarse con el dolor de los familiares de personas asesinadas por la dictadura.
Como primera inquietud acerca de la cuestión política, preguntamos a Katia si debió adaptar su repertorio musical a la crisis.
«No he tenido que adaptar mi repertorio a las circunstancias porque nosotros hemos sido músicos que cantamos a lo atemporal —afirma—. Nosotros hemos venido cantando para despertar esa conciencia necesaria que nos hace una sociedad mejor. Cantamos para despertar esa conciencia de ser humano que la sociedad trata de cegar y apagar».
Al respecto, expresa también que su música es como una llave que sirve para abrir el corazón de quien la escucha. Remarca que con ello se intenta buscar esa luz propia o grandeza que cada uno tiene dentro y que mucha gente poderosa trata de minimizar.
«Ahorita que arde el Amazonas, o África, nosotros tenemos tantas canciones que hablan sobre la destrucción de la naturaleza y los incendios forestales. Yo no tengo que hacer una canción nueva o inventar algo nuevo, porque esto es algo que ha pasado durante mucho tiempo y que se ha tratado de mantener en silencio».
Dice que ella nunca ha cantado porque algo esté de moda. Se refiere, en concreto, a la canción «Dale una luz», escrita hace 28 años, la cual se ha vuelto un himno para los nicaragüenses. Su letra se ha refrescado. Cuando una nueva persona la descubre —señala—, la canción vuelve a nacer.
En torno al contenido de sus conciertos, manifiesta que le gusta tocar diferentes tópicos. Además, enfatiza cómo lleva a cabo el proceso de seleccionar la música por temas.
«Hago un recorrido por mi experiencia y mis vivencias del momento. Yo cojo una canción y la coloco en este momento de mi vida, de mi realidad. A final de cuentas, la percepción del mundo es la realidad propia de uno».
A la pregunta de lo que Katia ha hecho como persona, como creadora y como ciudadana en estos últimos meses de crisis, ella responde que el tipo de música que concibe la obliga a hacerse constantemente tal reflexión.
«Me lo he preguntado los últimos 40 años de mi vida: si estoy haciendo lo correcto, si estoy llevando el mensaje correcto, si estoy actuando correctamente. Es muy difícil ser yo, Katia, y ser yo, Katia, la cantante. Lo que yo canto es como el sueño de lo que yo quisiera ser. Cada ser humano es como una canción linda que tiene Salvador, que dice: “¿Será mi mente como la selva del Amazonas, llena de todo tipo de colores, de lluvias, de especies, de hojas que te pueden salvar la vida?”»
Katia manifiesta que la lección más grande que ha aprendido desde abril del 2018, durante los 18 meses de crisis política, ha sido ver esta época como una oportunidad para hacerse una «pulidita», limpiar los filtros, ponerle aceite nuevo a todo lo que conforma su persona.
«Por ejemplo, el hecho de salir de tu país, dejar todas tus cosas, mis árboles, mis gatos, mis fotos. De repente te ponés a pensar: “Nada de eso me importa. Quiero darle un abrazo a mi mamá”. Todas las cosas materiales se tornan insignificantes. Te das cuenta de que el bagaje que llevás en tu corazón, en tu cabeza, en tu sentir, es lo que realmente importa. Y vas depurando. Te vas deshaciendo de toda la basura que andás cargando: relaciones tóxicas, apegos. Hasta podría sonar un poco discordante con la situación. Pero yo siento que al aligerar mi equipaje soy muy feliz».
«También —dice— hay un descontento nacional que me recorre las venas todos los días. Y cuando canto no puedo hacerlo sin hablar de Nicaragua y sin hacer una denuncia pública sobre lo que ocurre. En las redes también aprovecho para dar mi opinión, para promover la fe. Yo creo mucho en la energía de la gente, en la fe. Son los que definitivamente tienen que hacer el cambio. Araré el aire: “Lo mejor no se toca”. Así de sencillo. Ver a Nicaragua de lejos, y ver lo bello y lo grotesco que tenemos».
Katia Cardenal expresa que hay una canción que le gustaría que los nicaragüenses cantaran para acompañar la lucha cívica. Esa canción es «Dale una luz»: «Dale una luz/ a la gente que ha buscado/ su libertad contra el cielo y contra humanos» —canta brevemente. Asimismo, recuerda que la letra habla sobre los desastres naturales que hace la gente en Nicaragua. Destaca que los nicaragüenses, a pesar de todo, se han identificado con esa búsqueda soñada de la libertad.
«A mí me encanta que la gente entienda que la fe es un instrumento mágico».Estas y más interesantes reflexiones de Katia Cardenal en esta entrevista exclusiva con Revista Abril.