La cultura es resistencia: pensamientos de un nicaragüense por el mural vandalizado de Mon Laferte en Valparaíso
Manuel Fabien Aliana
Anteayer vandalizaron el mural de Mon Laferte. Me da mucha rabia. Ese mural, además de ser poético y feminista, es un acto de resistencia artístico. Me da rabia sobre todo por los porteños, que admiran la irreverencia, la osadía y la provocación en el ámbito cultural. Ellos ya consideran este mural como parte de su patrimonio. Atentar contra este mural también es atentar contra ellos. Me da rabia pero más rabia me da que los asesinos de Francisco Martínez (asesinado en Panguipulli) y Camilo Miyaki (hallado muerto en una comisaría) estén libres. Tanta policía asesina, tantos vándalos profanando nuevas expresiones culturales, y tantos, tantos vasallos obedientes que se creen funcionarios pero solo sirven los intereses de una clase dominante. No son funcionarios, solo son parásitos al servicio de oligarquías, malos gobiernos o dictadores de izquierdas y derechas. Desde Valparaíso, donde hace más de un siglo vivió el joven poeta Ruben Darío, pienso en Nicaragua, y entiendo que la libertad política de mi país materno pasa por una insurrección cultural, organizada e independiente. Son nuestros jóvenes artistas los que abrirán las grandes alamedas, cuando dejen de mirarse el ombligo y vean más allá de sus narices. Son nuestros jóvenes músicos, escritores, poetas, periodistas y gestores culturales, los que despejarán el camino iniciado con el estallido social de abril 2018, hacia una Nicaragua democrática, inclusiva y republicana, dónde nunca más se vuelva a tolerar una violación a los derechos humanos.