La nueva religión en Nicaragua: «comé y comamos»

Carlos A. Lucas A.
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Tome elementos de cristianismo, de teosofía, de animismo, de gnosticismo, mesmerismo, satanismo, budismo, panteísmo, mézclelos con dosis adecuadas de redentorismo, idolatrismo, populismo, métalos en el crisol del partidarismo, verticalismo, autoritarismo y fanatismo, añada esta mezcla sobre frustraciones sociales, históricas, materiales y personales, con el debido calor del discurso seudo revolucionario, seudo socialista  y seudo antisistema ¿y qué obtiene?

Una quintaesencia volátil pero efectiva de adormecimiento del sentido del progreso, del trabajo, del esfuerzo, de lo creativo y hasta de la autoestima social y personal, una quintaesencia que se ha venido conformando en Nicaragua, en un engendro ideológico, en una nueva secta político-religiosa que crece y se reproduce gracias al auspicio partidario y gubernamental, el grupo neo-sandinista.

Las clases altas son inmunes a estas infusiones: saben lo que hacen. Las clases bajas, sus víctimas, hacen lo que saben.

Los segmentos tradicionales de las clases altas, igual que en la mayor parte de los 45 años de dictadura somocista, se acoplan, bailan el son de la fuerza en el poder, comparten negocios, familias, hijos y nietos, ganancias, se reparten áreas de acumulación al estilo de las mafias de barrios del viejo Chicago: “mientras yo coma, come tú… yo como, tu comes, nosotros comemos”, es la esencia del pacto de clase, la piedra de toque entre los estamentos sociales brotados desde las esferas del poder, desde el control del capital estatal y esos segmentos tradicionales de banqueros, comerciantes, ganaderos y uno que otro, agrícola, desde el control del capital privado.

La objetividad de este pacto de clase basado en la distribución de las ganancias y de la acumulación de capitales debe hacer las del calamar: tirar cortinas de humo para que el pueblo inocente no reconozca la aberración, la cópula antinatura entre los antiguos revolucionarios y los viejos contrarevolucionarios. Este ayuntamiento es el tabú del pacto de clase y por lo tanto, como siempre, se necesita una casta sacerdotal que lo administre, con su sistema de premios y castigos.

Esta casta sacerdotal encargada de las cortinas de humo, está todavía  en formación: desde la mesmérica y sai-babista figura de la lideresa sandinista, la “primera dama”, hacia abajo  en sus niveles de poder e influencia, todos como discípulos absortos, repiten sus frases comunes sobre la paz, armonía, amor y reconciliación, mientras afinan y entrenan a sus fuerzas de choque, que actúan según vayan reaccionando sectores inconformes. Sacar sangre de cabezas, piel, moler huesos, es su trabajo “sandinista, cristiano y solidario”.

(Un joven uniformado de estas fuerzas de choque, firme, con la mirada en el infinito bajo el sol abrasador de Managua, custodiando impasible las figuras de yeso y resina con las que el gobierno intentó reproducir en un parque de Managua el Belén del tiempo bíblico, grafica esta cosificación, esta instrumentalización de las clases bajas, castradas en su esencia revolucionaria).

Largas filas de personas de los barrios populares,  esperan la distribución de una pana plástica de color azul con 2 libras de arroz, 2 de frijoles, 2 de azúcar y otras chucherías quizás útiles en medio de la desesperanza: no hay salida, al parecer, para ellos, más que estirar la mano, no para revolucionar el sistema, sino para recibir las dádivas y la generosidad de la sacerdotisa y el sumo sacerdote de la nueva religión: “come… y comamos”.

Nota: una de las pocas iglesias en al menos denunciar el manejo de esta seudoreligión basada en el oportunismo, es la católica, y solamente en algunos de sus jerarcas, como Monseñor Silvio Bàez. Este prelado hace la observación a sus fieles, que la seudo religión oficialista se cuida, quizás por elementos altamente esotéricos, de hacer uso del crucifijo cristiano en su parafernalia de símbolos, colores, música, luces, flores. Él mismo comenta: «¿Por qué no hacen alusión al crucifijo? Es que el crucifijo pone en crisis al poder”.

Y añade una explicación sencilla del por qué el comportamiento dócil de algunos sacerdotes muy conocidos en los medios: el gobierno los “cañonea” con sumas de dinero del que no tienen que rendir cuentas… A la manera en que lo hacen con empresarios, políticos, periodistas, en la línea del “come y comamos”.

¿Habrá en cierto momento en Nicaragua, de nuevo, un “choque de religiones”?

(Publicado en el blog Día-Logos, 30 de diciembre, 2012)