La sonata infinita de Salomón de la Selva para Alexander Hamilton

Anastasio Lovo
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<<¿Qué es ALEJANDRO HAMILTON –Sonata-, sino un texto postmoderno que al mismo tiempo cuenta claramente, de emoción exaltada y que se preocupa por lo subjetivo?>>

ALEJANDRO HAMILTON – Sonata- de Salomón de la Selva (León 1893-París 1959), es un prodigio textual y uno de los cantos perdurables de la poesía nicaragüense. Pertenece a esa serie magnífica compuesta por el CANTO DE GUERRA DE LAS COSAS de Joaquín Pasos, CANTO TEMPORAL de Pablo Antonio Cuadra, LA CARNE CONTIGUA de Ernesto Mejía Sánchez, EL PARAISO RECOBRADO de Carlos Martínez Rivas y LA HORA CERO de Ernesto Cardenal. Textos de invariable recurrencia y relectura. Cantos que, junto a la obra de Rubén Darío, constituyen el pecho dador donde se nutre la potencia extraordinaria de nuestra poesía.

Retrato de Alexander Hamilton por John Trumbull. Museo Metropolitano de Nueva York. Imagen en el dominio público.
Retrato de Alexander Hamilton por John Trumbull. Museo Metropolitano de Nueva York. Imagen en el dominio público.

Lo clásico posee frescura eterna. En Salomón de la Selva esa frescura la encontramos siempre en ALEJANDRO HAMILTON –Sonata-, en El Soldado Desconocido y en algunas tiradas de sus obras más ambiciosas, elaboradas, ocasionales y ampulosas. Ningún texto de Salomón se entregará al lector con la suavidad, lozanía y fluidez impecable con que se da ALEJANDRO HAMILTON-Sonata.1

El crítico nicaragüense Julio Valle Castillo, le atribuye cautelosamente un lugar de parteaguas a este texto: “Entre los poemas dispersos en las décadas del veinte y treinta […] hay uno, Alejandro Hamilton (sonata), Panamá 1935, que acaso podría cerrar esta su primera fase. Cierra y abre. Cierra su fase vanguardista y abre la de sus poemas largos, que se hacen poemas libros. Independiente del lugar que ocupe este texto en el desarrollo histórico de la obra de Salomón de la Selva, es para mí el ápice de su creación poética y una de las cumbres de nuestra poesía.

Aquí el término Sonata no padece la gratuidad de lo inútil o lo excesivo de un ripio, de un sobrante. Fue escrito allí para indicarnos el milagro logrado: la objetivación concreta e infinita de una estructura poética en una musical. Salomón de la Selva estructura su texto como una sonata de cuatro movimientos: Andante, Scherzo, Adagio y Rondó. Camino inverso al recorrido por el músico impresionista francés Claude Debussy quien transformó en una sublime estructura musical Prélude a l´ aprés midi d´un faune, el texto de Stepháne Mallarmé, La siesta de un fauno.

Para su entrega textual utiliza un hablante en tercera persona propia de la poesía épica. Aunque aquí la posición del hablante y la caracterización clásica de los géneros no dan cuenta del fenómeno de una escritura con visos de postmodernidad. Goethe, en la mejor tradición taxonómica de Platón y Diomedes, escribe que “sólo hay tres formas naturales auténticas de la poesía: la que cuenta claramente, la de la emoción exaltada y la que se preocupa por lo subjetivo: epopeya, poesía lírica, drama.”2

Esta taxonomía goethiana de los géneros literarios, la podemos leer como un último intento, por parte de la retórica clásica de resistirse a la modernización de las formas de escritura que el mismo romanticismo está celebrando. Esta modernización se caracteriza por un texto epicrítico, el texto romántico, que empieza a superar los compartimientos estancos o los estrictos bordes fronterizos establecidos por la retórica clásica a los géneros.

 Pero más que rejilla clasificadora y matriz analítica, lo definido por Goethe son también aquellas formas que simultáneas e imbricadas en un nuevo corpus adoptará la escritura, como característica de la crisis abierta por el romanticismo y que este, con favorable y potente viento, impulsará hasta nuestros días.

¿Qué es ALEJANDRO HAMILTON –Sonata-, sino un texto postmoderno que al mismo tiempo cuenta claramente, de emoción exaltada y que se preocupa por lo subjetivo? Además de ser un texto elaborado a partir de la tensión estética particular de la participación de la escritura literaria en una estructura musical como la sonata. Porque ese texto-sonata, está estructurado en cuatro movimientos musicales, que en síntesis caracterizo así:

I.  ANDANTE, moderadamente lento.
II. SCHERZO, vivo y alegre.
III. ADAGIO, bastante lento.
IV. RONDÓ, cuya característica es que su tema musical se repite varias veces.

ALEJANDRO HAMILTON –Sonata– de Salomón de la Selva es un texto de participaciones múltiples. No es reductible a la taxonomía de ninguna retórica, pero si a un objeto textual generador de su propia poética. Su riqueza, que provoca deslumbramiento y un goce estético placentero, puede ser analizada e interpretada si se la percibe como un fenómeno de escritura postmoderna, precoz y consciente.

Es una escritura postmoderna cuya característica es la imbricación de lo que conocemos como géneros clásicos. Es texto épico, no sólo por el hablante en tercera persona que desde una óptica cenital y objetiva relata los hechos, sino porque su escenario de fondo es la epopeya de la independencia y la revolución de los Estados Unidos de América.

Y por supuesto, como lectores percibimos en el texto la emoción exaltada propia de la poesía lírica. Desde el título con el término Sonata se alude a una composición musical de inconfundible corte lírico, que si bien puede hablar de escenarios, objetos o seres los expresas viéndolos como paisajes del alma con los ojos del ser.

Recordemos este fragmento donde se imbrican lo épico y lo lírico en su tramado hipertélico (intencional) de sonata. Destaco un par de versos evidentemente líricos en negrilla, para diferenciarlos del resto, que aún fuera de contexto, como los cito, pese a una aparente percepción épica de ellos, no cesa de dejarnos en nuestra sensación la entrega de lo lírico:

Mont Saint Michel en peligro del mar,
si hubiese sutileza entre los Adams!),
por cuyo sortilegio se poblaron
los estados agrícolas de fábricas
(¡chartres la de las flechas impecables,
si hubiera misticismo entre los Adams!)
el padre de los Bancos
(¡Helena es oro en bóvedas de tálamo,
inocente y brillante, y resignada!)3

Así mismo es imposible que nos pase desapercibido, la preocupación por lo subjetivo del texto, la fuerte carga dramática que éste tiene. Este texto contiene en potencia un dramatis personae. En él se nos entrega entre guiones frases de los actantes, que en este caso todos son personajes. Frases portadoras de una poderosa carga dramática subjetiva que revelan su opinión sobre Hamilton o aportan a nuestro conocimiento sobre las circunstancias del drama. Así, por ejemplo, hablan Washington, Adams, Elizabeth Schuyler y Hamilton. No olvidemos las frases del personaje principal, Alexander Hamilton, un extraordinario héroe dramático de la historia americana.

Alexander Hamilton uno de los próceres de la independencia de los Estados Unidos, nació en Nevis en 1757, una isla de las pequeñas Antillas, (actualmente la República de St. Kitis y Nevis), de padre escocés y madre francesa protestante. Estudió leyes en el Kings College de New York, hoy conocido como Universidad de Columbia, combatió en la guerra revolucionaria independentista de los Estados Unidos, fue el primer Secretario del Tesoro (Hacienda) y fundó el primer banco de la Unión. Orador brillante y apasionado, político sagaz y excelente economista. Tenía el pelo de un tono rojizo oscuro, los ojos oscuros y brillantes, la frente despejada y bella, la boca y el mentón enérgicos. Por sus orígenes, Alexander Hamilton era el único no aristócrata de los próceres de la independencia; no pertenecía a la aristocracia criolla puritana de Virginia, Boston o New York. Murió en un duelo a manos de su rival político, el Coronel Aaron Burr4 a la sazón Vicepresidente de Thomas Jefferson en 1804. Los restos de Alexander Hamilton y los de su esposa Elizabeth Schuyler yacen en la iglesia de la Santísima Trinidad en Wall Street, New York City.

Alexander Hamilton es un héroe trágico en un periodo épico de la historia de los Estados Unidos: la independencia y la revolución democrática en los inicios de esta gran nación. Hamilton simboliza por su mezcla de sangre, clase, lengua y fe religiosa, la fuerza, el empuje y lo variado de las gentes que construirán la unión, tanto como los próceres puritanos son su vertiente aristocrática.

I. Andante

La SONATA se inicia como un lento contrapunto, violas y violines establecen la textura donde al final en una leve insinuación de rocío arreciando in crescendo en llovizna, lluvia y tormenta el oboe y el corno inglés cobran sólida presencia concretando lo vital y lo épico.

Desde el andante se introduce el motivo del mar, presente a lo largo del texto. El mar en sus movimientos de flujo y reflujo, de baja y pleamar, posee la estructura del contrapunto. Así Mont Saint Michel, uno de los lugares prestigiosos que ocupa el hablante para hacer la presentación de la estirpe de los Adams, es descrito 

en peligro del mar, y como algo frágil que podría derribarse al abismo
con sólo un leve susto de gaviotas.5

El mismo John Adams, que fue el primer Adams presidente es descrito como parte de una geografía golpeada por el mar fundamento de granito recio y duro,/ acantilado de prejuicios basálticos,…6 En cambio Alexander Hamilton, será para el hablante en el scherzo un océano.

Las figuras protagonistas del contrapunto, establecido por el acantilado granítico y el omnipotente océano, son: “…aquel zorruno/ puritano manido y presuntuoso/ que fue el primer Adams presidente,…” y Hamilton, que aparece por primera vez en el texto así sin nombre, solo un apellido sin estirpe.

En un segundo nivel de sentido el contrapunto se complejiza al entregársenos en cinco irregulares pero estupendas estrofas, la estirpe de los Adams. Para esta entrega el hablante épico establece una hiperbólica serie de sentido isotópica hecha a base de lugares y seres prestigiosos dignos de la aristocrática estirpe: Adams; Boston-Orfeo; Beocia-Mont Saint Michel; Chartres.

Como toda estirpe aristocrática ésta también es vulnerable en y ante la historia. Si los Adams representan la aristocracia puritana farfullera, Alejandro Hamilton representa en el texto la fuerza de la historia de gentes que a partir de sus méritos y esfuerzos personales, amparado más en su talento y capacidad de trabajo que en la riqueza, empezará a construir la más grande nación y potente democracia que nunca antes existió.

Por eso, Salomón de la Selva aprovecha la belleza gótica de la catedral de Chartres, sus bellos y delicados vitrales para amenazarlos con la historia, con un verso de cierre de estrofa sencillamente violento, todo un coq a lane, inesperado:… ya puede ser el blanco de los Berthas monstruosos.7 como recordamos los Berthas monstruosos, son los más poderosos cañones usados por los alemanes en la I Guerra Mundial y sufridos en oído y carne propia por Salomón de la Selva como un soldado de Jorge V en esa conflagración.

Lo sumamente arbitrario del uso de lugares y personajes no en un tiempo diacrónico sino en un momento sincrónico, más la súbita y violenta anclada del texto en un tiempo recientemente contemporáneo (I Guerra Mundial), son los signos evidentes de una postmodernidad de la escritura de Salomón. Este uso y abuso del tiempo, sólo posible con consciencia de la autonomía de la escritura, es una prueba de la postmodernidad de la escritura de Salomón y no de responsabilidad, soltura de cuerpo o liviandad del Maestro al escribir. Sencillamente es pasmosa la libertad con la cual de la Selva se mueve en el tiempo histórico en ALEJANDRO HAMILTON- Sonata. Una libertad que solo padecen sus coetáneos excesivamente lúcidos e hiperreflexivos para mí, excéntricos o alienados para muchos: Azarias H. Pallais y Alfonso Cortés.

Este recurso utilizado por primera vez en este texto por Salomón de la Selva, será de abundante uso en sus obras más ambiciosas (Evocaciones, Canto, etc), pero nunca más se sentirá con la misma pertinencia y propiedad, sino que lo percibiremos como un telón en el fondo (background) abusivo, excesivo e hiperbólico en sus grandes poemas ocasionales. Por otra parte jamás vanguardia y postvanguardia literarias y políticas en Nicaragua, se liberarán de la historia como lo lograron por distintas vías sus predecesores, exceptuando las obras de Joaquín Pasos y Carlos Martínez Rivas que no están uncidas al desastroso e inmutable carromato de la historia.

En las dos últimas estrofas del ANDANTE se establece con todo su poderío apabullante la sólida estirpe de los Adams: “…edificio fuerte …cinco generaciones como cinco moradas,/ como cinco torreones de castillo…”. Prácticamente una estirpe inexpugnable de acantilados basálticos, corroída por el mal entender y mal querer a la historia simbolizada concretamente por el océano de Hamilton: oboe mudándose en corno inglés.

II. Scherzo 

Para entregarnos la grandeza y fuerza vital de Alexander Hamilton, el hablante poético lo hace en modo de scherzo que se caracteriza por ser vivo y alegre. En este segundo tiempo de la Sonata se nos entrega de manera ágil, rítmica y con extraordinaria economía de lenguaje, toda la anécdota de Hamilton. De la Selva profundiza en una manera sincrónica de escribir que ya nos había anunciado en el Andante.

Con fuertes trazos de cellos y violines, pespunteados por las notas graves del piano forte, acompasados por las enérgicas marcas del timbal, se nos entrega el retrato de Hamilton. Sin padecer el moroso tiempo lineal y sucesivo de la diacronía o la historia. De un solo golpe de vista, la estructura musical nos entrega a Hamilton.

El Scherzo se estructura sincrónicamente por la siguiente serie de sentido donde las N son los nódulos de sentido en relación a la equivalencia = o en relación de ruptura/continuidad con otros N de la serie: N1. HAMILTON TROPICAL NACIDO DE UN DESLIZ DE SU MADRE= N2. NEPTUNO MISMO N3. EDIFICADOR DE TROYA =N4. HELENA LA BELLEZA N5. MUERTE DE HAMILTON =N6. ENAMORADO DE LA MUERTE (WASHINGTON) N7. AMARGURA EXISTENCIAL DE HAMILTON = N8. JOHN ADAMS LLAMANDOLO HIJO DE PUTA= N9. FIN DEL LINAJE HAMILTON N10. FONDO DE VERGÜENZA DE HAMILTON N11. ESPOSA SCHUYLER POCO DULZOR PARA SU AMARGURA = N12. HAMILTON ADULTERO.

En este movimiento de la sonata, el scherzo, también caracterizado por lo divertido, el hablante nos presenta con una extraordinaria economía del lenguaje, la tragedia de Hamilton, su amargura existencial, su fondo de vergüenza, su íntima fractura. Sin caer en lo chabacano y ramplón de la tragicomedia, utilizando una forma de alternancia temporal (heterocronía) el hablante, nos devela la historia de Hamilton: su nacimiento en una isla tropical, las características lábiles de la madre, su participación en la revolución americana, su muerte en duelo, como era percibido Hamilton, por otros personajes históricos (Washington, Adams) para profundizar en el ser trágico de Hamilton, la muerte de su hijo en duelo para finalizar su estirpe, su matrimonio con Elizabeth Schuyler y su adulterio.

El Scherzo es un texto tejido por los motivos de las pasiones políticas, la ideología del puritanismo, el reconocimiento de un hombre excepcional, por su valor e inteligencia: 

Antes había dicho
Washington de él, viéndolo en los combates:
-Es el enamorado de la Muerte.8

Al reconocimiento de Hamilton por Washington se le opone la ofensa terrible de Adams. Un hombre fundacional, Hamilton, es presentado con características de océano pujando con su inteligencia, luchando con su extraordinario valor, para destacarse, para forjar una gran nación y no hundirse en el limo de su vergüenza personal: 

Y este bravo
de voz de mar y de alma tempestuosa
palidecía, sin embargo,
y la soberbia boca suya se amargaba
caída de los lados,
y la sal de su sangre fluía en amargura,
y en el fondo de su ser seres lamosos
de escamas verdes se envolvían
fríos y ateridos en vidriosas
fosforescencias lívidas
cuando el Adams primero de los Adams famosos,
zorro bien informado, calladito
le decía al oído: -¡Hijo de puta!9

Los valores de la élite dominante en la sociedad norteamericana del Siglo XVII eran concreciones de una ideología religiosa puritana, que concebía la sexualidad de un cuerpo como algo pecaminoso, aborrecible y consideraba a la prostitución como una degradación demoniaca. Los rivales políticos de Hamilton, como los Adams, utilizaban su abolengo y estirpe, y el insulto a soto voce para avergonzar, cercar, limitar y ensombrecer a ese océano de luz, inteligencia y valor.

Alexander Hamilton es retratado en este Scherzo, como un héroe trágico producto de las siguientes circunstancias: hijo de una prostituta, muerto a tiros en un duelo a manos de un rival político (Aaron Burr), su hijo muerto a tiros en otro duelo, para clausurar definitivamente su descendencia sobre la faz de la tierra. En el duelo de las estirpes, Adams y Hamilton, también gana por reproducirse hasta nuestros días la primera: 

Igual que el padre murió el hijo, en duelo,
y no hay linaje Hamilton. Con el nieto
finó el linaje que en las Islas Vírgenes
inició la hugonota desdichada
que fue burla de amor entre marinos.
Cierto que la abuela puta no es lo mismo
que puta madre, y bisabuela es menos,
y si hubiera descendientes de Hamilton
ya delante de los Adams no se pondrían pálidos.10

Para Salomón de la Selva, en esta Sonata, Hamilton no consigue liberarse del pecado original de su madre, lo arrastra toda la vida y le produce una fractura que no puede ser llenada por su esposa Elizabeth Schuyler, de limpia ascendencia holandesa pero que 

era poco dulzor para aquel temple
fundido en fuegos acres.
Los frescos muslos y los brazos fresco
en rosicler que de ellos mismos mana
los pechos blancos de azuladas venas
con transparencias como de porcelana
no pudieron, es claro, amansar el martirio
infinito de Hamilton.11

La fractura en el ser de Hamilton lo lleva a convertirse en 

un adúltero en secreto:
Pecador vergonzante
se dio a una aventurera de ojos negros,
pagó chantajes y tuvo tratos ruines
para justificar el pecado de su madre
y no erigirse en juez
del ardor de su propia sangre.12

III. Adagio

Con unos cellos graves, schubertianos, unas clarolunares notas de un piano, con la lenta y dilatada temporalidad del adagio, se profundizará en la fractura, en el hondo dolor de Alexander Hamilton.

Los siguientes nódulos de sentido estructurante ADAGIO de la Sonata: N1. EL ALMA ULCERADA DE HAMILTON N2. HAMILTON NIEGA QUE SU HIJO SE PARECE A ÉL PARA IMPEDIR UN DESTINO TENEBROSO N3. APRESTOS PARA CENAR CON WASHINGTON, MONROE Y SU ESPOSA. N4. PUNTUALIDAD DE WASHINGTON Y OBSESIÓN DE ELISABETH SU ESPOSA POR EL HIJO N5. PRESENTIZACIÓN DEL RECUERDO DE LA MADRE PROSTITUYENDOSE N6. HAMILTON DURMIENDO JUNTO A SU TIBIA MADRE.

En este movimiento lento de la Sonata, podemos percibir nítidamente, esa capacidad de Salomón de la Selva de estructurar sus estrofas a partir de poderosas imágenes que se disponen en un orden poético que, en este caso, no obedece a la sucesión cronológica de los acontecimientos. Esta característica temprana de Salomón es la que nos obliga a señalar este texto capital como un paradigma de la postmodernidad de la escritura poética nicaragüense. Esta técnica narrativa va a ser posteriormente explotada con acierto por Ernesto Cardenal y recientemente por la más nueva narrativa que se está creando en nuestra lengua en Latinoamérica.

En la segunda estrofa del ADAGIO, utilizando técnicas propias del relato como el diálogo, con una efectiva economía y mediante la conjunción de un lenguaje llano y coloquial con uno de alta condensación poética, se alcanza esta belleza: 

Así, una vez le impresionó, en la tarde,
que le dijeran, cuando cumplió siete años
el hijo suyo: ¡Señor, es su retrato!
-¡Oh, no!- dijo él. La boca es de su madre
y esa dulzura que en sus ojos mansos
parece la mañana recogida,
agua de luz verdosa, en la copa de un valle…13

Hamilton se resiste con todas sus fuerzas en una escena propia de la tragedia, en el sentido de oponerse a un destino doloroso y sombrío, si aceptara el parecido físico de su hijo con él: 

Y más que las palabras era el tono
de voz lo que llevaba angustia,
solicitud desesperada,
de que su hijo fuese diferente,
como si algún destino tenebroso
le hubiese dicho: Vengo por tu cara
en la cara del niño
para sembrar dolor que eche raíces
entre los tiernos músculos
y le dejen arrugas imborrables,
y él contestase con aquel aplomo
de los que ya perdieron la esperanza
de salvación y luchan con fiereza
de condenados: ¡No, que el niño es de otra cara!
¡Fijarse bien que es de otra cara mi hijo!14

Pero el horror de Hamilton a ese destino, el hablante lo hace explícito un par de estrofas más adelante, después de habernos informado que esa noche cenaría con Washington, Monroe y su bella esposa, que el niño se había ido solo con la institutriz sureña “al sacramento de meterse en cama.” Hecho que obsedía a Elizabeth que extremaba sus cuidados con el hijo y a quien se asía con todo su amor: 

Ya el carruaje estaba en la cochera,
los caballos piafando,
y Hamilton consultaba su reloj
recordando que a Washington
le irritaban las gentes impuntuales,
por lo que -¡Vamos, Elizabeth! –decía-
o echaremos carrera peligrosa!-
Y ella: -¡Un momento, sólo un momento!
Tengo que verlo antes de que se duerma
o no comeré a gusto…15

En la última estrofa del ANDAGIO, vemos como se presentizan las poderosas imágenes del recuerdo de su madre ejerciendo la prostitución y Hamilton, siendo niño, esperando que su madre terminase con el cliente para poder irse a dormir junto a ella. La estrofa es de una belleza implacable:

Y fue un momento corto su tardanza,
pero tiempo bastante
para que Hamilton, herido, recordara
hasta que largas horas,
toda la noche a veces, él estaba,
acurrucado y dormilón e incómodo,
afuera de la puerta de su casa 
oyendo al mar gemir
y viendo sombras, sombras en la playa,
esperando a que el huésped de su madre
se largase, y poder meterse en cama
al lado de ella, tibia,
cansada, sin palabras,
curvada como luna,
su cabellera como florón de palmas.16

Hay en esta estrofa una imagen terrible y clave: oyendo al mar gemir. Así como los caballos piafan el mar no gime. ¿Quién gemía? La madre quien para Hamilton es el único mar que nunca podrá superar. Aunque Hamilton se haya convertido en Neptuno y hable océanos, ese mar tormentoso y materno será su doloroso destino inexorable.

IV. Rondó

Unos violines ágiles en notas y felices, hacen girar el rondó, la ronda de las faldas que contienen a las mujeres. Ya el texto había alcanzado una tensión dramática máxima, busca una salida de belleza y placer. La mujer de Monroe, la que Francia misma llamó la belle americaine, se convierte en todas las mujeres para Alexander Hamilton, quien se sabe mar frente a la luna.

En el rondó el tema se repite periódicamente alternando con otros. Esto es lo que ocurre en este último movimiento de la Sonata, que además Salomón de la Selva la convierte en una Sonata Infinita, así como Schubert realiza su Sinfonía Inconclusa. Con una sonoridad festiva el hablante establece el gran contrapunto de la felicidad infinita encarnada en la mujer y en la posibilidad del amor como fantasía, para un héroe trágico como Alexander Hamilton.

También Salomón alcanza en esta estrofa un regodeo sensual y concreto por las sílabas de un nombre de mujer como Yolanda. Después de la tragedia, el alba infinita de la mujer y el amor sonando para siempre:

“La mujer de Monroe, bella ciertamente,
como rosal de la cintura arriba,
de la cintura abajo
como cascada de lustrosa fuente,
no es una para Hamilton, no es una
como su esposa es una,
sino muchas mujeres,
que así se goza el mar ante la luna.
Toda mujer es nombre y todo nombre es número.
Toda mujer es vaho de niebla tibio y húmedo,
de barro al sol temprano; de mañana.
Cómo se esfuma, cómo se levanta,
cómo se pierde imperceptiblemente!
La mujer de Monroe habla francés, y canta.
La mujer de Monroe, ¡Dios, que delicia!,
es la boca de Flora, cabellera de Alicia,
untado vientre de Clara o de Mercedes,
la mirada es Emilia o Julia o Delia,
Amalia es la sonrisa y Cecilia las manos
tejidas de algodón y lino y seda
mejor que sus mitones, Judith el cuello, y la gracia con que anda
-más reina que las reinas-
es la ene y la ele de Yolanda…
Cómo se esfuma, como se levanta,
cómo se pierde imperceptiblemente,
la mujer de Monroe que habla francés y canta!”

Bibliografía:

  1. De la Selva, Salomón, Antología Poética, Selección de Ernesto Gutiérrez, Separata de Cuadernos Universitarios No.5, UNAN, León 1969, pp. XI- XXI.
  1. Ducrot, Oswald y Todorov, Tzvetan: Diccionario Enciclopédico de las Ciencias del Lenguaje, 2da Edición, Buenos Aires, 1975, p. 183.
  1. Op. Cit. De SDLS, p. XVI
  1. Vidal, Gore. Burr, Panther Books, Glasgow, 1984, pp.576
  1. Op. cit. de SDLS, pp. XI-XII
  2. Op. cit. de SDLS, pp. XII-XIII
  3. Op. cit. de SDLS, p. XII
  4. Op. cit. de SDLS, p. XIV
  5. Op. cit. de SDLS, pp. XIV-XV
  6.  Op. cit. de SDLS, pp. XV
  7. Op. cit. de SDLS, pp. XV-XVI
  8. Op. cit. de SDLS, p. XVI
  9. Op. cit. de SDLS, p. XVII
  10. Op. cit. de SDLS, pp. XVII-XVIII
  11. Op. cit. de SDLS, p. XIX
  12. Op. cit. de SDLS, pp. XIX-XX
  13. Op. cit. de SDLS, pp. XX-XXI