Líderes, no caudillos
Sergio Simpson
Un sector de nicaragüenses ha crecido aspirando a liberarse de políticos corruptos, jefes déspotas, machos encabritados, y a ganarse el dinero dignamente, por capacidad, pero, sobre todo: ser libres de pensar y actuar.
Las personas que integran ese grupo selecto de utópicos se avergonzarían de haber cometido ilícito, jamás permitirían que sus descendientes fueran increpados por actos del pasado; serían incapaces de maltratar a trabajadores; encantados trabajan al máximo, sin envidias ni atropellos, honestamente.
Especímenes raros, porque caudillismo no sólo existe en la Presidencia del país, también en “la cadena de mando” de cualquier grupo, por pequeño que sea, comenzando en el hogar.
Adultos que se ofenden con vocabulario soez y amenazante, se golpean entre ellos y arrasan a menores. Violenta consecuencia la de las imposiciones del más fuerte, aterrador lamento de la víctima.
Empleados sufren severidad extrema del patrón; en las haciendas el obrero del campo habita paupérrimo en servidumbre, y en las oficinas, la malacrianza del superior afecta emocionalmente. Para colmo, mal pagados.
Profesionales, con salarios inferior a 500 dólares, haciéndole el trabajo al jefe inmediato, un incapaz contratado por influencia partidaria, y callando ante sus estupideces, evadiendo el acoso.
Empresarios, enfocados en aumentar capital, obtener más éxito y consumo, placeres mayores, continuas reverencias, elogios por doquier, justifican la injusticia salarial que cometen con sus trabajadores, minimizando las que padece el pueblo.
Concepciones de equidad y desarrollo impuestas desde escritorios, con planes presupuestarios para mantener una burocracia vertical disfrazada de participativa. Quien paga las facturas ordena el contenido.
Todo eso es caudillismo. Nicaragua necesita cambio cultural, reconocer como líderes a personas que tengan vergüenza de robar, entusiasmo por ser eficientes, genialidad para no sentirse superior, libertad para no someter a los demás; personas que se hayan desprendido de esquemas, para así facilitar la diversidad de opciones propuestas.