Los niños de Gaza: un grito a la conciencia humana

En medio de los escombros de Gaza, donde la infancia ha sido reemplazada por el miedo, el hambre y la pérdida, miles de pequeños cuerpos nos interpelan en silencio. No son cifras, son hijos, hermanos, nietos. Son niños atrapados en una guerra que no eligieron, nacidos en un lugar donde la vida se ha vuelto una excepción.

Desde el inicio del conflicto en octubre de 2023 hasta junio de 2025, han muerto más de 52,800 personas, la mayoría de ellas civiles. Se estima que más de 17,400 niños han perdido la vida en Gaza como consecuencia directa de los bombardeos y las condiciones inhumanas. Además, UNICEF reporta que más de 50,000 menores han sido asesinados o heridos desde el inicio del conflicto, dejando una generación entera marcada por la mutilación, el trauma y la pérdida absoluta de futuro.

Hoy, Gaza es un campo de ruinas: más del 70% de la infraestructura está destruida. No hay hospitales operativos, no hay escuelas. Más de un millón y medio de personas han sido desplazadas, la mayoría de ellas familias enteras que ahora viven sin agua potable, sin alimentos, sin electricidad, sin medicinas. La ONU ha calificado la situación como una “catástrofe humanitaria sin precedentes”.

Pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, incluidos los envíos de ayuda humanitaria desde Egipto, Jordania y otros países, la entrada de alimentos y medicinas ha sido bloqueada o severamente restringida. Camiones cargados de esperanza han sido devueltos o destruidos, mientras niños con desnutrición severa mueren esperando una bolsa de leche o una vacuna básica.

El derecho internacional humanitario —consagrado en los Convenios de Ginebra— exige protección a los civiles, y especialmente a los niños, en tiempos de guerra. Pero estos principios han sido pisoteados sin pudor. No hay justificación estratégica ni ideológica que permita ignorar el clamor de un niño que muere de hambre, sed o miedo.

Este no es un conflicto entre dos pueblos enemigos. Es una tragedia perpetuada por decisiones políticas, intereses militares y una deshumanización sistemática. Los niños de Gaza no representan una amenaza. Son el reflejo más puro de nuestra humanidad perdida.

Hago un llamado, desde lo más hondo de mi conciencia, a los líderes del mundo, a los ciudadanos, a los periodistas, a las madres, a los jueces, a las religiones: no podemos seguir mirando hacia otro lado. Gaza no es un símbolo lejano, es una herida abierta en la conciencia colectiva. No se trata de elegir bandos, se trata de elegir entre el cinismo y la compasión, entre la inercia y la acción.

Salvar a un niño hoy en Gaza es salvarnos a todos mañana de la vergüenza de haber callado.

Oky Arguello

Oky Argüello
Oky Arguello es una escritora centroamericana radicada en España. Es autora del bestseller El Coleccionista y de otros libros de poesía y cuento. Formación académica: Doctorado en Psicología, Grados y másteres universitarios multidisciplinarios. | + posts

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