Made in China
<<El fantasma escribe cartas, almacena, viste a los pobres y a los otros, pone sombreros, agita campanillas en los jardines y las heladerías, pinta uñas y labios. Se mece airoso al viento en telas y banderas, ensombrece párpados y dibuja líneas que resaltan presencias.>>
Un fantasma recorre el mundo y ya nadie se asombra, ni Metternick ni el Papa; lo recorre en cacerolas, zapatillas de baile y en objetos inobjetables; piezas de construcción, pitillos, peines, lapiceros, sartenes y herraduras. Autos, computadoras, sonares y lentes de binoculares. Sonajeros, relojes, billeteras y polvo para hornear.
Un fantasma contaminante recorre el mundo, venido desde regiones ignotas, se multiplica sin que la gente de ultramar pueda impedirlo, aunque se percate de su presencia.
Se diversifica en fantasmales moldes de fábricas de zapatos y pantalones, en espuma para rellenar sillones y brassieres. En siliconas y texturas que se dejarán acariciar con las manos dispuestas como en el primer poema; en copa.
El fantasma aflora como hierba mala, como maleza silvestre y con un sonido de caja registradora se toma los centros comerciales, las iglesias y los hospitales; los establos y los edificios en las pequeñas y en las grandes ciudades. Las diligentes manos que lo forjan sin nombre rimbombante se hacen presentes sigilosas, invaden territorios y se posesionan de todo con silencioso paso de fantasma que atraviesa paredes y así tímidamente continúa su marcha inexorable, distrae en su camino a niños y a señores con globos, con botas y placeres. Adorna con siemprevivas plásticas pasillos y salones.
El fantasma escribe cartas, almacena, viste a los pobres y a los otros, pone sombreros, agita campanillas en los jardines y las heladerías, pinta uñas y labios. Se mece airoso al viento en telas y banderas, ensombrece párpados y dibuja líneas que resaltan presencias. Llega en hamacas, satélites y ojivas nucleares, en papel higiénico, en coloreada tinta para reverdecer terrazas que parten o coronan edificios; llega en trasatlánticos y papas fritas en pañales y píldoras contra el estreñimiento. En vomitivos y yates, en fin, llega el fantasma de todas las maneras… permanece sobre las mesitas de noche, en los bares, las enfermerías y los botiquines representado en anticonceptivos, vibradores y cánulas de lavativas. Es el fantasma, el manifiesto fantasma del comunismo que palpita en las válvulas del corazón del mundo.