«Mirá al pajarito» [«Hay que verificarse, por si acaso»]
Francisco Larios
El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.
Ya se ven, desde el extranjero, fotografías que muestran a filas de ciudadanos nicaragüenses, libres de todo acoso, en paz, exhibiendo el orden y la paciencia de quienes aceptan voluntariamente reglas, protocolo y sistema; ausente de las fotos: policías, paramilitares o cualquier fuerza de intimidación. Diríase que estas fotos fueron tomadas en elecciones municipales o nacionales de un país democrático. Si alguien dijese: “esto es Costa Rica” a un alemán, a un estadounidense, o a un italiano, con seguridad le creerían. Para despertar al menos algo de extrañeza habría que explicar que la gente de las fotos participa en un ritual que no es de uso en democracias, por razones obvias: ir, antes de las elecciones, a “verificar” que uno mantiene su derecho a votar. Es decir, ¡verificar que uno todavía es ciudadano! en fechas que el gobierno asigna para tal propósito. Luego habría que explicar que si todos acudieran a “verificarse” descubrirían que aproximadamente una tercera parte de ellos ha desaparecido de las listas de votantes. Quizás entonces, vendría la pregunta: ¿Costa Rica es democrática?
“Mirá al pajarito”
Digámoslo ahora de manera directa: la verificación es pasito engañado y atol con leche. Le dicen al pueblo “mirá al pajarito”, para tomar la foto de marras. Lo que no le explican a la población abrumada, cuyos líderes y activistas están mayoritariamente en la clandestinidad y el exilio, es que los Ortega-Murillo y sus aliados de la izquierda mutante y del gran capital distribuirán la imagen de un apacible fin de semana en el trópico con la siguiente leyenda: “hay un proceso electoral en Nicaragua, la gente cree en él y participa en paz.”
“Hay que tener fe”
Como el atol se promete a la criatura que se quiere obediente, se le da a probar con el dedo, para muestra de la recompensa que aguarda si se porta bien. Así racionalizan la verificación sus proponentes: hay que olvidar el abuso cotidiano del “padre” abusivo desde el Estado, hay que tener “fe”, e ignorar toda la evidencia del universo, aunque esta caiga como un maná de información sobre nuestras cabezas, y nos diga que es imposible que haya elecciones democráticas bajo la tiranía, y por tanto es imposible que el 7 de noviembre la dictadura actúe como lo que no es, y tras contar los votos [porque ellos y nadie más los cuentan], sin observación [porque está prohibida], sin que los ciudadanos hagan campaña electoral [porque es ilegal, a menos que sea a favor del FSLN y sus zancudos], bajo estado de sitio [porque lo hay, menos de nombre], con cientos de miles de exilados [porque siguen saliendo centenares cada día], y después de dejar un reguero de cadáveres en las calles y campos de Nicaragua, Ortega, Murillo, Pellas, Ortiz-Mayorga, Avilés, Díaz-Madriz, Casco y Porras decidan que “el pueblo ha hablado”, y dejen el poder.
“Por si acaso”
Como la fe puede mover montañas y ser fuente de ánimo y lucha, pero no puede hacerlo sin que mueva primero al ser humano, al escepticismo racional de la población lo combaten con un mágico “por si acaso”. Porque cuando la gente, con la inteligencia que Dios le ha dado al común de los mortales, nota que sus vecinos están presos, escondidos, exiliados, censurados, hambrientos o aterrorizados, y nota—sin necesidad de maestrías—que hay una dictadura en Nicaragua y esta cuenta los votos, y si hace falta los hace o los destruye, y encarcela con leyes antidemocráticas y retroactivas a quienes se le antoje, y mata a quienes convenga o a quienes tengan vidas de poco valor en el mundo de los poderosos, mientras “la comunidad internacional” dice palabras bonitas y sale de vacaciones, la gente naturalmente dice lo que en estos casos es la lógica conclusión:
“todo el proceso es una farsa electoral, diseñada por un régimen ilegítimo; tiene como propósito cumplir con un rito que inicie el retorno de la dictadura a la aceptación sin vergüenzas en las ceremonias del poder internacional, a los permisos que los poderosos se dan en el mundo para ejercer la represión hasta donde pueda disimularse en los cocteles y conferencias. Al final del proceso esperan los milmillonarios del país, a quienes solo interesa que Nicaragua sea “gobernable”. Es decir, obediente.”
“No importa”, le dicen al pueblo, “hay que verificarse”… “por si acaso”… Y empiezan a repetir la frase los propagandistas de la mal llamada “vía” electoral; y ante la ausencia de un liderazgo que alcance mediáticamente a todos los rincones del país, y exponga la cruda verdad sin cortapisas ni dobleces, sobreponiéndose a la desesperación y al pensamiento mágico, el eco repite: “por si acaso, por si acaso, por si acaso…”.
Pero, alguien ha preguntado: “¿por si acaso qué?”
¿Por si acaso hay elecciones libres y democráticas el 7 de noviembre? Si ese es el “por si acaso” para el cual vale la pena estar “verificado”, habría que preguntarse, por lógica elemental, si existe alguna probabilidad de que se dé una elección libre y democrática mientras la dictadura Ortega-Gran Capital esté en el poder. La respuesta es una, y una solamente (así es la lógica, inescapable): NO.
Es más, como se ha explicado hasta lo que debería ser la saciedad, podría incluso haber una elección libre (tan “libre” como el proceso de “verificación”) pero nunca “democrática” en el sentido de que voten todos los ciudadanos que deseen votar, que se cuenten los votos limpiamente, y que el perdedor abandone el poder [el poder, no la presidencia].
Si usted, estimado lector, cree lo contrario, uno de los dos alucina: o yo creo falsamente ver una tiranía sangrienta y psicodélica en Nicaragua, o usted cree falsamente ver Suiza donde está el Momotombo. ¡Qué bueno sería que fuera yo quien alucina!
“De pasito en pasito”
Y así, de pasito en pasito, cumplen a cabalidad el libreto de Ortega, que como todo lo que Ortega hace, Ortega anuncia. Debe ser el político más transparente de la historia de Nicaragua, porque ha sido capaz de decir en público, durante décadas, lo más atroz e inverosímil, y cumplirlo: que su modelo político es la sociedad con un solo partido, que va a gobernar “desde abajo”, que quienes se oponen a él son “agentes extranjeros”, que quienes protestan contra él son “criminales”.
¿Quién puede negar que la palabra de este hombre vale su peso en maldad?: queda en pie un partido, el suyo [los demás son satélites tan ínfimos que un astrónomo los llamaría “zancudos”]; ha gobernado desde arriba y desde “abajo” [entendiendo que “abajo” no es “fuera del poder” sino “desde el poder real, desde la intimidación y el asesinato”]; ha convertido en “agentes extranjeros” a las organizaciones civiles de nicaragüenses que no están bajo su mando directo; y decreta las leyes que oficialmente convierten en “criminal” a quien se oponga a su despotismo.
Un pasito más, la verificación.
Un poquito más de atol con el dedo, “por si acaso”. Y, por si acaso algún hijo díscolo no entiende lo que debe entender, el “padre” se ocupa de “castigar” en presencia de todos, a dos personajes más de la política, haciendo que el poder “judicial” los confine a casa por cárcel.
Y yo, alucinando quizás, creo ver entre los castigados a otro “candidato” a la presidencia que “compite” en la elección en la cual—dicho sea de paso— como ciudadano nicaragüense no podría votar, aunque quisiera.
El “padre” lo ha prohibido.
Lo mismo que tu. Es una oxigenada que se dió la dictadura para hacer sentir al pueblo que ellos eligen. Y la pareja se hace ver haciendo lo mismo. Puro cuento.
En mi infancia en Catalunya «mirate al pajarito»….era igual a decir «mirate el pene, y después habla». Amén
LE PIDO A DIOS DE CORAZON QUE A TODOS LOS NICARAGÜENSE NOS QUITE ESE ODIO QUE FOMENTAN LOS LIDERES,POLITICOS,RELIGIOSOS Y LA OLIGARQUÍA CRIOLLA AL PUEBLO POBRE DE NICARAGUA, YO LE ASEGURO QUE LOS NICARAGUENSES VAMOS A SALIR EL 07 DE NOVIEMBRE Y QUE DIOS NOS DARA LA SABIDURÍA POR QUIEN VAMOS A VOTAR LOS POBRES SABEMOS QUIENES AMIRADO POR NOSOTROS