“Navidad sin reos políticos”: exigencia ciudadana
Guillermo Cortés Domínguez
El autor es escritor.
El inicio en Nicaragua de una campaña de comunicación por una Navidad sin reos políticos, “es una respuesta adecuada ante la injusticia” de que haya presos políticos, considera el médico William Abdalah. “Es lo menos que se puede hacer para tratar de conseguir la libertad de los injustamente encarcelados”, afirma la arquitecta Amelia Barahona.
Para el jurista Julio Icaza Gallard, esta campaña “trae un poco de esperanza a reos políticos y familiares”; Icaza hace ver que el régimen ha subido la intensidad de la represión contra sus detractores, “con acusaciones de delitos comunes nunca probados” y señala que “la justicia está pervertida hasta en sus principios más básicos”.
“Navidad es una ocasión para sensibilizar a sectores más amplios de la población y exigir al régimen el mínimo respeto de los derechos fundamentales de estos rehenes cuyo único delito ha sido contradecir el discurso oficial”, considera el Exembajador ante la ONU.
La diferencia de la actual campaña respecto de las que hubo durante la dictadura somocista, según el Dr. William Abdalah, reside en que Somoza era más sensible a las presiones internacionales y a que “el cinismo y el desprecio a las recomendaciones a organismos del exterior de parte de la dictadura orteguista no tiene precedentes”. Amelia Barahona observa que la presente campaña “parece tener menor repercusión y divulgación, quizá por temor”.
Derechos conculcados como nunca
Icaza indica que las campañas durante el somocismo se realizaron con ciertas libertades que no existen ahora, “pues los derechos fundamentales no estaban tan conculcados como en el presente”. Considera que “no tiene paralelo en la historia de Nicaragua el actual acoso y amenaza constante a los familiares y a todos los que osan levantar su voz para protestar por las atrocidades de la dictadura”.
El catedrático universitario también señala que “no tiene antecedentes en nuestra historia el insulto y la descalificación diaria del régimen contra sus adversarios políticos, es decir, el pueblo de Nicaragua”.
Tanto el médico William Abdalah como la arquitecta Barahona y el jurista Icaza, son escépticos sobre el resultado que pudiera tener esta campaña. “Desafortunadamente no veo la presión interna y externa que se requiere para obligar a Ortega a liberar a los reos ilegalmente encarcelados”.
Aplastar con saña toda disidencia
Amelia Barahona afirma: “Lamentablemente creo que esta campaña va a fallar porque el régimen de los Ortega-Murillo no tiene sensibilidad humana y sí un aferramiento enfermizo al poder. No les interesa la vida de los opositores”.
Julio Icaza no oculta que es poco optimista. “No creo que al régimen le importen esta u otras campañas en favor de quienes considera sus enemigos”. Agrega que la dictadura “ha demostrado que, al igual que los fariseos, prefiere perdonar y liberar delincuentes de todo tipo, declarar inocentes a comprobados asesinos o indultar a homicidas, que reconocer su saña y error liberando y eximiendo totalmente de culpa a todos estos jóvenes que han alzado su voz contra la opresión y la injusticia.”
Finalmente, el Exembajador en Naciones Unidas interpreta el acoso que sufren los familiares de prisioneros y excarcelados políticos, como algo que “demuestra ampliamente que Ortega no tiene ninguna intención de ceder un milímetro en sus pretensiones de permanecer en el poder de por vida y aplastar con saña toda disidencia”.