Nicaragua frente a un “genocidio sanitario” por coronavirus

Reportaje de nuestra plataforma aliada, Despacho 505.

Por José Denis Cruz, Adriana Gutiérrez, María Haydée Brenes, Antonio Gutiérrez y Adelia M. Sandoval | Managua, Masaya, Chinandega y Granada

Los cuerpos yacen apilados en las morgues de los hospitales públicos. Las medicinas escasean y encarecen. Los entierros nocturnos aumentan. Las personas mueren por neumonía atípica. Las escenas son sólo la antesala de lo peor.

El coronavirus ataca agresivamente la salud y la frágil economía de Nicaragua. OSCAR NAVARRETE / DESPACHO 505

Nicaragua está en calamidad por la pandemia de coronavirus. Lo confirman los entierros nocturnos que trata de ocultar el Ministerio de Salud; los ataúdes que se enfilan en las afueras de las morgues de los hospitales; las muertes en casa por aparentes síntomas de coronavirus; y la alta demanda de cajas funerarias. Los datos de la mortandad son imprecisos y difícilmente se conocerán, por ahora.

Managua, Chinandega, Masaya y Granada se han convertido en los principales focos de la pandemia. Hasta hoy, los nicaragüenses no conocen con claridad la magnitud de esta emergencia debido a la falta de información oficial, pero los testimonios de médicos y organizaciones independientes alertan que el país se enrumba a un escenario de muertes, sólo parecido al de una guerra.

El Observatorio Ciudadano Covid-19, que se ha convertido en referente ante la dudosa información del Estado, registró en la última semana 1,054 casos de coronavirus, totalizando 2,687 personas afectadas desde el 18 de marzo. El número de muertes ya alcanza las 598. El Minsa, en cambio, reconoce 759 contagios y 35 muertes. 

El país ha entrado a una fase de contagios comunitarios, dijo esta semana la Organización Panamericana de Salud (OPS), pero la Administración Ortega se niega a reconocerla. Actualmente, las muertes por neumonía atípicas se multiplican en los departamentos de Managua, Masaya, Chinandega y Granada.

Y aunque Nicaragua sigue por debajo del número de contagios de otros países de la región, los registros de ahora sugieren que el país sufrirá uno de los peores brotes de coronavirus de Centroamérica. Al día de hoy Panamá y Honduras están a la cabeza con 16,926 y 3,950 casos, respectivamente.

En la última semana el Ministerio de Salud reportó un incremento de 200% en las muertes y 88% en los contagios. Los datos vislumbran un inevitable ascenso de contagios y decesos en las dos primeras semanas de junio. Si se parte de los números oficiales, Nicaragua tiene una tasa de letalidad de 4.6%.

El problema en Nicaragua no es sólo el coronavirus, sino que el Gobierno complicó y politizó la emergencia por lo que hoy los ciudadanos sufren las consecuencias de la negligencia de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que se resiste a declarar medidas extremas, como la cuarentena.

“Nicaragua va aumentando los casos con rapidez, sólo en junio podríamos tener uno 10,000 casos nuevos, porque no se están tomando medidas, además hay un subregistro de muertes que no estamos tomando en cuenta”, dice un epidemiólogo que trabaja en un hospital privado de Nicaragua, y que por temor a represalias ha preferido omitir su nombre.

Este planteamiento es compartido por el doctor Róger Pasquier, miembro de la Comisión de Riesgos Profesionales de la Confederación de Sociedades de Anestesiología, quien considera que el número podría ser mayor en vista de que las infecciones son comunitarias.

“Ya no sabemos quiénes contagian. En toda la sociedad hay pacientes con coronavirus. Estamos en el momento en que la curva de coronavirus está creciendo de manera exponencial y lo vemos en los centros hospitalarios del país. Los hospitales están llegando a niveles de extremos de la capacidad”, explica Parquier.

El crecimiento exponencial de contagios se seguirá dando en las próximas semanas y el número de muertes también. Cada día Nicaragua sentirá más el impacto de la pandemia, principalmente en la zona del Pacífico donde existe la mayor densidad poblacional: 61 habitantes por kilómetro cuadrado.

La región Central tiene una densidad de 42 habitantes por kilómetro cuadrado mientras que el Caribe 14 habitantes por kilómetro cuadrado.

“El coronavirus afectará a mayor cantidad en el Pacífico y hay otro factor importante: en Occidente hay personas que sufren Insuficiencia Renal Crónica y se vuelven más vulnerables”, valora el epidemiólogo Álvaro Ramírez.

“No estamos preparados. En el hospital donde trabajo mueren dos o tres personas de coronavirus al día”, dice una doctora del Hospital Solidaridad en Managua.

Ramírez y otros médicos independientes señalan que los escenarios son poco favorables para la población, si se toma en cuenta de que ya van tres semanas de crecimiento de contagios de forma exponencial.

“Los países cuando han hecho intervenciones como cuarentena, prolongan los contagios entre seis y ocho semanas, es por eso que todo el mes de junio y julio será de aumentos. En las próximas semanas vamos a ver un genocidio sanitario”, advierte el especialista.

Hace un mes la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), auxiliándose en un modelo de simulación, esbozó el peor escenario presentado hasta ahora: A mediados de junio Nicaragua registrará 119,000 personas infectadas.

“En las próximas semanas el número de casos podría aumentar con mayor velocidad, alerta un especialista del centro de pensamiento.

“La pandemia está teniendo un crecimiento acelerado, al igual que en la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, la principal preocupación es la falta de información disponible sobre la evolución de la pandemia y la nula implementación de medidas de mitigación y distanciamiento social a la brevedad posible”, agrega.

Los hospitales de Nicaragua, principalmente los de la capital, están colapsando. ÓSCAR NARRETE / DESPACHO 505

DRAMA EN LAS AFUERAS DE LOS HOSPITALES

En Managua se puede tomar el pulso a la pandemia en los centros hospitalarios, como el Alemán Nicaragüense, donde se concentran los casos de coronavirus.

En el portón número dos de ese centro médico han pasado cuatro días los familiares de un hombre de 49 años, de Tipitapa, del que solo se sabe que está estable, a pesar de haber llegado con graves síntomas de coronavirus. 

Los familiares del enfermo, que viven zozobra e incertidumbre, dudan de la información proporcionada por los médicos y temen que en cualquier momento se les informe que el paciente ha fallecido. 

“No nos dejan ingresar, la información de la condición de su salud la dan cada seis horas, está bajo el diagnóstico de neumonía, pero tememos que nos estén mintiendo, él es un enfermo crónico, es diabético y puede pasar lo peor, lo más triste es no verlo y enterrarlo de inmediato. Es doloroso”, cuenta una mujer. 

En ese mismo hospital decenas de personas aguardan por información de sus familiares. Corren el riesgo de infectarse, pero no les importa. 

Los ciudadanos han denunciado que las autoridades hospitalarias informan de las muertes con la orientación de enterrar los cuerpos de forma inmediata. En las actas defunción precisan que la causa de muerte fue neumonía atípica. Por coronavirus, muy pocos.

En el Hospital Sermesa, también en Managua, las familias viven el calvario de solicitar los cadáveres. 

Hace cinco días, una mujer denunció al Hospital Bautista de entregarle un cuerpo equivocado, a lo cual la dirección del centro respondió en un comunicado que el cadáver fue retirado por otros familiares, aunque admitió que estos no aparecían como responsables del paciente y que tampoco asumieron los gastos médicos. 

Los hospitales tienen las morgues saturadas, según testimonios de médicos, en parte, porque hay una orientación del Ministerio de Salud de informar de los decesos solo en las noches. 

“El interior de los hospitales es una pesadilla, cadáveres amontonados en zonas con altas temperaturas. La situación es grave y eso que no hemos llegado a lo peor”, revela un médico del Hospital Alemán. 

Los trabajadores de las funerarias, vestidos como astronautas, llegan de manera consecutiva a retirar cadáveres, principalmente pasadas las ocho de la noche.

En el caso de los hospitales que no cuentan con morgues, como el Hospital Solidaridad, los cadáveres se apiñan en el estacionamiento, a la espera de que las funerarias lleguen con los ataúdes. 

“Dejan que esté un familiar al momento de entregar el cuerpo, pero no lo ven. Sólo le dicen, “este es” y de inmediato hay que ponerlo dentro del ataúd”, cuenta un trabajador del Alemán, en Managua. 

Personal sanitario del Hospital Alemán compartió que los médicos ya están discriminando a qué pacientes atender porque las medicinas están racionadas, al igual que los equipos. 

El régimen ha tratado de ocultar el impacto de esta emergencia sanitaria, y ha justificado la falta de medidas para proteger una economía que este 2020 podría caer hasta 10%.

“Saber los números reales de contagios será difícil. No sabemos cuántas pruebas se han hecho”, apunta el epidemiólogo Ramírez. “No hay nada oculto entre cielo y tierra y habrá alguna forma de reconstruir la verdad”, confía. 

Al interno de los hospitales, cuentan los médicos, hay escenas de películas de horror. Adentro invade el miedo porque no hay suficientes equipos: “Nos dan mascarillas de telas porque no hay quirúrgicas y así tenés que ir a los dos pabellones donde están los pacientes más complicados con coronavirus”, relata una trabajadora del Solidaridad.

En ese centro se cuenta una decena de médicos y enfermos infectados, la mitad internados y los otros siguiendo una cuarentena desde sus casas. “Ninguno ha muerto gracias a Dios”, refiere la fuente, como dándose un poco de reconforte. 

Las carpinterías han triplicado la producción de ataúdes en Managua. ADRIANA GUTIÉRREZ / DESPACHO 505

“LOS ESTÁN DEJANDO MORIR”

La situación más caótica se vive en el Hospital Alemán Nicaragüense, Managua; y en el Hospital España.

“Vi que dejaban a enfermos tendidos en las camillas sin ningún tratamiento, los están dejando morir. No hay forma de ayudarles”, narra horrorizado un doctor del Alemán.

Los cadáveres en ambos centros médicos se apilan en las afueras de las morgues, pasillos y salas. Algunos están ya en estado de descomposición.

Hace dos semanas, en Chinandega, en el Occidente de Nicaragua, circulaban e incendiaban como pólvora las redes sociales los videos de camionetas transitando por la ciudad con cadáveres hacia el cementerio. 

Ahora los ataúdes continúan saliendo del Hospital España rumbo al camposanto, pero ya nadie graba. El dolor y temor ha calado.

Ante un incremento de las muertes, los pobres, los que no pueden quedarse en casa porque no comen, han adoptado medidas para protegerse. 

En las puertas de las casas han aparecido anuncios al igual que en taxis y recientemente en algunos buses en los que se lee: “No se permite el ingreso sin mascarillas, gracias”.

Los entierros exprés ahora se ven como algo necesario y hasta como una carga menos para las familias. 

Un sepelio medianamente digno en esta zona de Nicaragua tiene un costo aproximado de 1,000 dólares y no siempre es dinero que se tiene.

Según testimonios recogidos por Despacho 505, algunas familias en menos de una semana han perdido a dos miembros y han sufrido la pesadilla de un entierro nocturno. 

Sin embargo, hay una lección aprendida: al menos se permite a uno “de los dueños del muerto” acompañar el sepelio para que dé fe de dónde quedaron los restos.

En Chinandega hay renuncia de médicos y personal de enfermería por la muerte de sus compañeros, por la negativa de las autoridades de brindarles equipo de protección.

En el Hospital España los conserjes a cargo de la limpieza han abandonado sus puestos lo que ha provocado que la basura se acumule. Lo mismo ha ocurrido con las cocineras, que, al tener salarios de miseria, han optado por abandonar las estufas y protegerse en sus casas.

Pese a todo el drama que vive este departamento, el Gobierno Municipal el fin de semana pasado realizó una jornada de conmemoración por el aniversario número 41 de la muerte del guerrillero Germán Pomares Ordoñez “El Danto”. Los festejos incluyeron carrera de bicicletas, una caminata y un acto en el cual se colocaron ofrendas florales con representantes de las instituciones estatales y población. 

Una irresponsabilidad que sigue el mismo guión de la dictadura de Daniel Ortega. 

Nicaragua mantiene las clases, pese a que se encuentra en la fase de contagios comunitarios. ÓSCAR NAVARRETE / DESPACHO 505

SIN AMBULANCIAS

Y aunque Masaya ha registrado un crecimiento en los contagios, el hospital de referencia no está colapsado, dicen líderes políticos de la zona. 

El excarcelado político Yubrank Suazo ha monitoreado al menos 66 fallecimientos por coronavirus en este departamento y explica que las personas están muriendo en sus casas.

“No están yendo al hospital por dos razones: Tienen miedo empeorar en el hospital o que no los atiendan por ser opositores”, dice.

Otro ciudadano de Masaya menciona un dato que podría estar aminorando el número de muertes por coronavirus, y es que las familias están ocultando las causas de muerte por temor a la discriminación. 

“Las familias no hablan del tema. Ven la enfermedad como una vergüenza y se aíslan de la sociedad. La gente se calla los casos”, dice un médico de Masaya, que trabaja en una clínica privada.

Granada es otro departamento afectado, en menor medida que Chinandega, Managua y Masaya, pero médicos advierten de mayores contagios en los próximos días. 

Un paciente de coronavirus, de 31 años, que fue dado de alta el pasado 24 de mayo narró que en las salas del Hospital Amistad Japón – Nicaragua pudo ver entre 45 y 50 contagiados. 

“Pude contar esa cifra antes que me dieran de alta y me fueran a dejar en una ambulancia a mi casa”, comenta.

Un confinamiento general decretado por el Gobierno habría dado frutos en Nicaragua. O al menos habría ayudado a que el débil sistema de salud pública, como el de Granada, no colapsara tan rápido, cuestiona un funcionario de una institución.

Ahora es muy tarde. 

El Benemérito Cuerpo de Bomberos de Granada, a cargo del comandante Everth Marenco, es la única institución de primeros auxilios de la ciudad que está realizando traslados de pacientes con síntomas de coronavirus.

A la línea telefónica han llamado ciudadanos desesperados ante la falta de ambulancias en el departamento. 

El señor Marenco cuenta que en la última semana ha traslado a 12 personas con síntomas de coronavirus al hospital Amistad Japón – Nicaragua. Tras registrar una demanda de traslados, mandaron a confeccionar trajes especiales para realizar el trabajo y minimizar el riesgo de contagio. 

“La mayoría de traslados presentan problemas respiratorios y de temperatura. Los tratamos como que son casos de coronavirus. Es lamentable que hemos llamado a la línea 132 (que habilitó el Minsa) y solo nos piden datos y nos orientan que los traslademos nosotros”, dice en tono de molestia el jefe de esta estación de bomberos.

La crisis de muertos en Granada también se puede dimensionar desde el exterior del cementerio municipal. Las comerciantes que venden ahí, registraron el primer entierro exprés el 17 de mayo, a las 10 de la noche.

Ese día, una camioneta entró al camposanto con tres ataúdes en la tina. 

“Esa misma madrugada ya en lunes (18 de mayo) ingresaron como cinco ataúdes más. Para nosotros es normal ver pasar después de las diez de la noche las camionetas con los féretros”, asegura una comerciante.

En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega ha descartado la ciencia y desoído a los especialistas. Está abriéndole paso a la muerte.

Y la pandemia apenas empieza. 

Panorámica del cementerio municipal de Granada. Antonio Gutiérrez / DESPACHO 505