No amenazarás de muerte
A veces la respuesta está presente, de manera obvia, en la pregunta.
En medio del tumulto de las elecciones estadounidenses, con guerra, genocidio y agitación recorriendo las noticias y las redes sociales, pasa ante mis ojos ––sin que yo lo haya solicitado o se me haya solicitado autorización para recibir, es decir, sin restricción alguna de privacidad–– el anuncio de una reunión de opositores nicaragüenses (un “foro” público) para el noble objetivo de discutir la necesidad de una estrategia común.
Los organizadores del evento (virtual, abierto en redes sociales) invitaron a participar a miembros del movimiento al cual pertenezco, los Nicaragüenses Libres. Nuestra organización decidió no asistir, por considerar que este tipo de reuniones ha sido, durante ya casi siete largos años, apenas el pretexto para despliegue de oratorias demagógicas, lamentos, insultos y exhibicionismo oportunista; a la vista está, lo sabe y reconoce cualquier ciudadano de a pie, que han producido muy poco, o nada, que contribuya de manera efectiva a la lucha democrática de los nicaragüenses.
En esta ocasión, los organizadores distribuyeron un conjunto de reglas mínimas de comportamiento para quienes quisieran participar en la conferencia virtual. No vamos a proceder a un análisis detallado de dichas reglas, ni a inquirir qué circunstancias específicas, si las hubo, hicieron aflorar de tal manera la preocupación que expresan. Pero no podemos dejar que este pie-de-página de un brevísimo y quizás ligero instante de una historia compleja, dolorosa y prolongada caiga al total olvido sin extraer de él alguna enseñanza. Ya sabemos por las ciencias médicas que la pequeñez de la muestra no impide su aporte al diagnóstico. El laboratorista busca descubrir en ella indicadores, pistas que iluminen el estado de salud del paciente, aunque para ello tenga que valerse de instrumentos que examinan lo que, en otras eras, negado al ojo humano, era invisible a la ciencia. Si algún paralelo ha de trazarse en el caso que nos ocupa es ese, este: ¿puede (a manera de muestra médica) la mencionada lista de reglas mínimas decirnos algo acerca de la condición actual de Nicaragua, de quienes se posicionan en contra de la dictadura de turno, y de la lucha misma por la democracia?
En primera inspección, sorprende que los organizadores se viesen en la necesidad de establecer, de manera explícita, regulaciones de conducta que normalmente se darían por supuestas en un ámbito civilizado. Las primeras tres advertencias son especialmente impactantes. Uno cree, después de los años, que ya ha visto toda la estulticia humana que es posible ver. Uno, tontamente, se equivoca: la esperanza nos juega una mala pasada; siempre hay brotes nuevos del absurdo que lo dejan a uno estupefacto.
Pero juzguen ustedes, amigos lectores, por su cuenta. Lean, les pido, el texto. Omito nombres, porque no se trata de crear incriminaciones sin describir (o conocer) todas las circunstancias que haría falta conocer para pronunciar juicios individuales. ¿Pero, puede negarse que haya aquí palabras que algo perturbador nos dicen, que algo sacuden en la conciencia?
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
“Bienvenidos al Foro ….
Tema Central: La necesidad de Una Estrategia Común Consensuada.
Quienes participen en este Foro deberán respetar las siguientes reglas mínimas:
1. No utilizar palabras soeces o vulgares.
2. No insultar personalmente ni a participantes ni a las organizaciones
presentes.
3. No retar o amenazar de muerte a nadie de los participantes del Foro y las
organizaciones.”
4. No entablar discusión personal.
5. Respetar el tiempo asignado.
6. Atender la intervención del moderador.
El Foro … es un espacio donde todo opositor expresa libremente sus ideas y reconoce el derecho de otro opositor a expresarse también.”
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Y hago aquí una pregunta, que dejo a ustedes, respetados lectores, para que la mediten y respondan en la intimidad de su conciencia:
¿Qué dice esto de valores y actitudes, de creencia en civilización y Derechos Humanos, de capacidad de luchar, derrocar y reemplazar a la tiranía por una democracia con Estado de Derecho?
Francisco Larios
El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.