¿Ocurrirá la cacería de asilados nicas que amenaza desencadenar el trumpismo?
<<Nicaragüenses, asilados recientes, otra vez en el centro de la controversia manufacturada por los xenófobos, y en la mira de quienes algo tendrán que dar a los partidarios del nuevo gobierno. Algunos cristianos habrá que tirar a los leones para satisfacer su sed de sangre. Los nicas, junto con los venezolanos que huyen de Maduro, aparecen en la propaganda Republicana Maga como candidatos a esa triste distinción.>>
La vida no sería vida si fuera predecible. Tampoco sería vida si no fuera olvidable. Impredecible y olvidable son casi dos caras de la misma moneda. A lo mejor, si olvidáramos menos, podríamos predecir mejor. Pero no sería la vida, esta vida humana que nos toca.
Esto me lleva de regreso a lo que un cura de La Salle, maestro de adolescencia, nos decía: “el hombre es el único animal que se cae en el mismo hueco dos veces; hasta las vacas lo evitan”. No soy experto en ganado, pero me siento a gusto entre claves literarias, así que creo entender lo que el cura quiso decir: olvidamos tanto, que predecimos poco.
Olvidamos, por ejemplo, que pueden ocurrir accidentes. Que sentarse en el borde de un acantilado o dejar las llaves medio salidas de las bolsas conlleva riesgo. Y que poner en el poder político a gente que exhibe poco respeto y mucho odio, que escoge chivos expiatorios para satisfacer la ansiedad o el descontento del público que quiere conquistar puede tener consecuencias trágicas.
Digamos, generosamente, que los nicaragüenses y otros inmigrantes que en Estados Unidos hay apoyado el regreso al poder de un Donald Trump que ya intentó un golpe de Estado y causó cientos de miles de muerte con su manejo de la pandemia, y que arrastra como cadenas espectrales todo tipo de acusaciones creíbles, y hasta demostradas, son verdaderamente presas de un descontento legítimo. Aunque así sea, no quedan exentos de responsabilidad por el sufrimiento que ayudan a imponer a otros seres humanos.
En el caso de los nicaragüenses trumpistas, fanatizados por el Hombre Fuerte a extremos que recuerdan a sus contrapartes orteguistas (los que bailaban “el comandante se queda” después de las masacres de Abril), el veredicto de culpabilidad podría llegar muy pronto.
Por razones que probablemente tengan que ver con la debilidad política y legal de los nicaragüenses en Estados Unidos, la prensa pro-Trump, en la que la palabra “Nicaragua” prácticamente antes no existía, empieza a repetirla como representativa del origen nacional del “enemigo” que hay que expulsar de país. El “enemigo”, que para usar las palabras del electo Presidente, “viene a envenenar la sangre del pueblo estadounidense”.
Un ejemplo es el video que presentamos, en el cual uno de los más conocidos voceros de la ultraderecha xenófoba trumpista se mofa amenazantemente de un hipotético inmigrante nicaragüense, de familia trabajadora; un hombre de familia convertido en el blanco del partido que se vanagloria de sus “valores familiares”. El vocero trumpista da a nuestro compatriota dos alternativas: “tomar el primer vuelo a Nicaragua”, o pasar varias semanas en un campo de concentración y después “regresar con el rabo entre las piernas”, a su “aldea”.
Lo dice con desprecio evidente. ¿Sienten el mismo desprecio los nicaragüenses trumpistas? Para algunos, me consta, la respuesta es sí.
Con tal de darse permiso a sí mismos de apoyar lo que en Nicaragua condenan, un violador prepotente y antidemocrático, se autoconvencen de que ellos son mejores “que los que vienen ahora”, a quienes juzgan, ya embebidos de mentalidad trumpiana, como “criminales”, gente que “no respeta las leyes de Estados Unidos” por haber llegado a este país buscando refugio.
No se salvan de esta “condena” ni los perseguidos políticos, ni la multitud de gente que ha salido despavorida de la Nicaragua totalitaria que los propios maganicas llaman infierno. ¿No tienen sus compatriotas el derecho a escapar que ellos ya ejercieron? Parece que no. Más bien los consideran, en muchos casos, “piricuacos” recientes, o gente que cometió el “delito” de no salir de Nicaragua cuando los hoy trumpistas nica-estadounidenses lo hicieron, en la primera dictadura del FSLN.
En esto los maganicas, aunque para mí como nicaragüense sean especialmente reprobables, no están solos. La propaganda Republicana trumpista ha logrado convencer a muchos hispanos de que los Demócratas otorgan “privilegios” a los recién llegados a los que ellos nunca tuvieron acceso.
Una falsedad, por supuesto, que antes usaron los Republicanos en su discurso hacia la población anglosajona, precisamente en contra de los hispanos que ahora muerden el anzuelo.
Un ejemplo de esto, que involucra también a inmigrantes nicaragüenses en Wisconsin, aparece en este enlace: https://www.propublica.org/article/immigration-latino-trump-election-resentment-asylum.
Nicaragüenses, asilados recientes, otra vez en el centro de la controversia manufacturada por los xenófobos, y en la mira odiosa de quienes algo tendrán que dar a los partidarios del nuevo gobierno.
Algunos cristianos habrá que tirar a los leones para satisfacer su sed de sangre. Los nicas, junto con los venezolanos que huyen de Maduro, aparecen en la propaganda Republicana Maga como candidatos a esa triste distinción. El egoísmo, y una comprensión irracional y errada de la inmigración (¡por los propios inmigrantes!) como si esta fuera una “suma cero” (uno más es menos para mí; lo que ellos ganan lo pierdo yo), puesto al servicio de la demagogia.
Pase lo que pase (no podemos predecir la historia, aunque conozcamos a sus personajes) ya hay sufrimiento. Cientos de miles de familias en angustia, el futuro de millones de personas dependiendo del capricho de xenófobos y de la capacidad y disposición de la gente de bien para cerrarles el paso. Ojalá podamos. Y que nadie, después, si ocurre lo peor, quiera lavarse las manos.
Dejamos aquí el diálogo que aparece en el video de Fox News, un segmento del propagandista Republicano Jesse Waters:
“…si viera que Trump ganó, haría mis maletas y tomaría el primer vuelo a Nicaragua. Porque, ¿cuál es la otra opción?
A las 6 a.m., ICE toca a tu puerta. Te meten en una camioneta. No te has cepillado los dientes. No has hecho tu maleta. Tal vez tu esposa ya se fue al trabajo, ¿dónde está ahora?
Te van a meter en una camioneta y llevarte a una base militar, donde habrá cientos de otros migrantes que no estarán muy contentos, y probablemente te tengan allí de tres a cuatro semanas hasta que te pongan en un vuelo y te envíen de regreso a Nicaragua.
¿Y luego? Vas a tener que regresar con el rabo entre las piernas.
Si regresás por tus propios medios y llegás a tu aldea, podés decir: «¿Sabés qué? Boston no era para mí. No me gustó la comida. Dejame contarte mis aventuras en Estaros Uniros (sic).» Podrías contar tu historia de esa forma, en tus propios términos.
Podrías hacerlo de esta manera, o podrías hacerlo de la otra. Ya es cosa tuya.”
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Versión original:
[… [If I saw] that Trump won.
I’d pack my bags and get on the first flight to Nicaragua.
Because, what’s the other option?
At 6 a.m., ICE knocks on your door.
They put you in a van. You haven’t brushed your teeth. You haven’t packed. Maybe your wife has already left for work—where is she now?
They’re going to put you in a van and take you to a military base, where there will be hundreds of other migrants who aren’t going to be very happy, and they’ll probably have you there for three to four weeks until they put you on a flight and send you back to Nicaragua.
And then? Then you’d have to do the Walk of Shame.
If you go back on your own terms, and arrive at the village, you can say, «You know what? Boston wasn’t for me. Didn’t like the food. Let me regale you with my adventures in Estaros Uniros (sic).«
You could tell your story that way, on your terms. You could do it that way, or you could do it the other way. It’s their [your] choice at this point.]
Francisco Larios
El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.