Los pactos — ¡7 en 80 años! — y las dictaduras [texto y fotos]

Oscar René Vargas
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<<…el pacto de 1950, entre Emiliano Chamorro y Anastasio Somoza García, con el beneplácito del gran capital, la iglesia católica y el ejército, dio inicio un maridaje entre el capital de origen conservador, el liberal, y el naciente capital somocista… >>

La historia como escuela: un método simple para entender el presente

Estudiar el pasado como presente, es decir, ponerse en el lugar en que ocurrieron hechos históricos, e interpretar a sus actores de acuerdo con el tiempo en que aquellos ocurrieron. Estudiar el presente como pasado, es decir, tomar distancia (como si se estuviera observando el pasado, o una realidad distante) de los hechos que ocurren hoy a nuestro alrededor.

Luego de hacer ambas cosas, conviene investigar si entre pasado y presente existe alguna articulación, a fin de dilucidar si estamos o no frente a esas cadenas relacionales a las que los historiadores denominan “procesos”.

Al aplicar este enfoque analítico a Nicaragua, emerge la realidad: pactos, acuerdos, arreglos de cúpulas–las formas tradicionales para resolver conflictos en nuestra historia– siguen siendo dominantes. También la intolerancia frente a quienes no piensan igual, y la fascinación por la violencia.

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[Ilustración y Nota de Revista Abril: el pacto somoza-cuadra pasos. Somoza «renunció» y prometió «elecciones libres», regresaron los exilados, hubo la tradicional estampida de «candidatos», y por supuesto, los arreglos entre las cúpulas, forcejeando por pedazos del pastel-hacienda. Todos ellos sabían que no eran los votos los que determinaban el poder, que la gente era fichas, peones sobre un tablero ajeno, que los golpeados y torturados eran el precio de la tragicomedia. el diario La Prensa dice, de los eventos de 1946, que «A pesar de las señales de fraude electoral, el 17 de diciembre los Partidos Liberal Independiente y el Conservador deciden ir a las elecciones.» Si este pasado recuerda al presente, es porque sigue vivo. Dicho sea de paso, todos amaban a Nicaragua, y a su pueblo.]

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[Ilustración y Nota de Revista Abril: el llamado Pacto de los Generales, entre el caudillo conservador, Emiliano Chamorro, y el fundador de la dinastía Somoza, Anastasio Somoza García. También era un arreglo «cívico» para «restaurar» la democracia.]

Los pactos, ayer y hoy: “somocismo, con o sin Somoza”, “orteguismo, con o sin Ortega”.

El pacto de 1938-1939 entre Carlos Cuadra Pasos y Anastasio Somoza García, apoyado por los poderes fácticos (gran capital, iglesia católica, ejército, etcétera) permitió el nacimiento y la consolidación de la dictadura somocista. El pacto 2007-2009, entre Daniel Ortega y el gran capital dio origen a la creación del actual régimen dictatorial.

Por el pacto de 1950, entre Emiliano Chamorro y Anastasio Somoza García, con el beneplácito del gran capital, la iglesia católica y el ejército de la época, se accedió al “somocismo con Somoza”, lo que dio inicio un maridaje entre el capital de origen conservador, el liberal, y el naciente capital somocista construido al amparo de la dictadura.

Con el pacto de 1971 entre Fernando Agüero Rocha y Anastasio Somoza Debayle, con el apoyo de todos los poderes fácticos, algunos políticos tradicionales pensaron, ilusamente, que se podía iniciar una etapa de “somocismo sin Somoza”.

Actualmente, ambos escenarios –“orteguismo con Ortega” y “orteguismo sin Ortega”– están en la agenda política de los poderes fácticos.

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[Ilustración y Nota de Revista Abril: el pacto fernando agüero-anastasio Somoza debayle, o «kupia kumi». Aquí también, en 1971, nos asegurábamos una «transición pacífica», por «vía electoral», a la democracia, y también fue después de una masacre, en la que las élites lanzaron a la gente como carne de cañón, un 22 de enero de 1967. Habían pasado apenas 4 años (será igual esta vez) desde la masacre hasta la traición. La historia, como ya es sabido, ni llevó a la democracia, ni llevó a la paz. Aunque hay que notar que en aquel entonces hubo al menos un político nacional, Pedro Joaquín Chamorro, que denunció el pacto como lo que era, una «farsa». en nuestros tiempos, seguramente la oposición lo acusaría de «divisionista», «radical», «ingenuo», «iluso», «fanático», «sin propuestas».]

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[Ilustración y Nota de Revista Abril: El Pacto Chamorro-Lacayo-Ortega. Antonio Lacayo (detrás de humberto ortega), usurpando, por el nepotismo tradicional de las clases regentes, el poder, negoció en nombre del gobierno de su suegra, la Sra. Violeta Barrios viuda de Chamorro, un pacto con el FSLN, denominado eufemísticamente «Acuerdo de transición», por el cual Ortega y el FSLN retuvieron todo su poder de intimidación y asesinato, sus fortunas mal habidas, además de obligar al resto de los nicaragüenses a incurrir una deuda de más de mil quinientos millones de dólares para compensar a los dueños de las propiedades de las que la cúpula sandinista se adueñó durante la infame Piñata. Humberto Ortega quedó al mando del ejército «por órdenes» de la Sra. Chamorro, y su hermano quedó en libertad para «gobernar desde abajo», asesinando y organizando asonadas.también en la foto, entre otros, el sucesor de humberto ortega al mando del ejército, general joaquín cuadra lacayo]

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[Ilustración y Nota de Revista Abril: El pacto alemán-ortega. Uno más, y ni siquiera es el más reciente. En esta foto hay algunos muertos, algunos muy vivos, y otros que se creen eternos. No lo son, pero su pacto está en pie, y sin el menor pudor siguen recibiendo beneficios. En la «oposición» les han dado cabida (como «opositores»). La Nicaragua surreal: se puede ser miembro de la dictadura y a la vez miembro de la oposición]

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[Ilustración y Nota de Revista Abril: otra joya del pactismo, la reedición del pasado en el presente, el pacto ortega-murillo-fsln-cosep: Rosario Murillo, Daniel Ortega Saavedra, Chano Aguerri Chamorro, Carlos Pellas Chamorro, Guillermo Ortiz Gurdián, cuando–antes de la explosión de Abril–posaban orgullosos de su «revolucionario» contubernio.]

La “realpolitik” [la conveniencia de los poderosos pesa más que ideologías o principios]

Todos esto permite llegar a la conclusión que la “realpolitik” ha guiado las acciones los poderes fácticos.  No teorías o principios, sino intereses concretos de los grupos de poder.  Una estrategia política pragmática que siempre termina prevaleciendo sobre de las demandas básicas y necesidades estratégicas de la sociedad.

La corrupción resultante enloda a las elites, ya no hace falta una lupa para verlas. La corrupción en la clase política no es nueva, es presente desde el pasado. Conflictos de intereses, nepotismo, empleos fantasmas en el servicio público, malversación de fondos públicos, falsificación documental, fraude fiscal, tráfico de influencia, falsedad, todos esto son prácticas habituales que muestran las deficiencias del sistema político autoritario pasado y presente.

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[ilustración y nota de Revista Abril: esta es una muestra de «La Unidad» detrás de los pactos. Entre los comensales, Arturo Cruz posa su mano sobre el hombro del Sr. Humberto Ortega. A su izquierda, el escritor mexicano Jorge Castañeda y el Sr. Antonio Lacayo (yerno ya fallecido de la Sra. Violeta Chamorro, quien ejerció el poder ilegítimamente durante el mandato de esta). Hay otros miembros de la oligarquía económica, y operadores políticos como Dionisio Marenco (fallecido exalcalde FSLN de Managua; en algún momento se atrevió a cuestionar a Ortega, quien lo mandó a callar con un lapidario «zapatero a tus zapatos») y Francisco Aguirre Sacasa, prominente arnoldista, y propagandista del Ejército de Nicaragua, también por razones que no son públicas.]

El vicio del “vitalicio”

Otra característica que domina la cultura política es el deseo incontrolable de seguir en el poder de manera indefinida. Muchos miembros de la “nueva y vieja oligarquía” intentan descalificar a los críticos de las políticas actuales, pero nadie es tonto para dejarse engañar por esos intentos de descalificación, que más bien los hacen ver—a los nuevos y viejos oligarcas–como arrogantes, soberbios, sordos, ciegos y prepotentes.

¿No hay oposición verdadera y progresista?

La alianza de la “nueva oligarquía” con la “vieja oligarquía” demuestra que únicamente desean el poder para lucrarse y no para servir al pueblo; igual que en el pasado, la falta de una oposición verdadera y progresista les permite seguir haciendo lo que se les viene en gana, mientras la mayoría de la población, empobrecida, soporta el peso de una inmensa corrupción, hambreados, sin empleo, pobres y sin esperanzas.

El problema histórico de los “políticos tradicionales” es que no atienden los problemas más sentidos de la población, no escuchan los reclamos de los abusos de las autoridades, no ven la destrucción del medio ambiente, no hacen caso a nada. Al parecer son autistas.

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[Ilustración y nota de revista abril: Después de Abril del 2018,, inician el camino a un nuevo pacto, [¿cómo lo conocerá al final la historia? ¿como «el pacto del aterrizaje suave»? ¿como «el re-pacto de la nueva y la vieja oligarquía»?] una nueva «salida cívica», «por la vía electoral» para «democratizar» Nicaragua. En primera fila, por supuesto, el representante de Carlos Pellas Chamorro y cabeza del «gran capital» de la vieja oligarquía, Chano Aguerri Chamorro, quien también aparece en fotos anteriores al lado de Pellas y Ortega. También en primera fila, Mario Arana, representante de intereses asociados a la Cámara de Comercio «Americana Nicaragüense», Opuesto a que se sancione al ejército (por razones que no son públicas); el Sr. José Pallais, del liberalismo arnoldista; Juan Sebastián Chamorro, Director Ejecutivo de Funides, institución al servicio del gran capital; y carlos tünnermann bernheim, primer ministro de Educación del FSLN, y luego defensor de este como embajador en Washington durante la primera dictadura, en su etapa más represiva y sangrienta (1984-88). De pie, Michael Healy, uno de los principales «enlaces» entre el «sector privado» y la dictadura orteguista en la construcción de la alianza de ambos, a partir del 2007. Un solitario ex-estudiante, Max Jerez, sentado en un rincón. Detrás, otros representantes del «empresariado», la ex-FSLN y «renovadora sandinista» Azahalea Solís, más unos cuantos rostros jóvenes, en segunda, tercera y cuarta fila…]

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[Ilustración y Nota de Revista Abril: la foto muestra a cristiana chamorro y arturo cruz, dos figuras que son como dos lados de una bisagra en el «re-pacto» que intentan las élites, para restaurar la «estabilidad» del sistema dictatorial, amenazada por la indignación ciudadana y el fracaso económico del régimen. al igual que cita La Prensa acerca de 1946 «aunque habían señales de fraude decidieron ir a elecciones», en 2021 esta facción de las élites afirma que va «con o sin condiciones», es decir, «fraude o no fraude». Esta foto fue tomada en el «lanzamiento» de la candidatura de Arturo Cruz, que contó con la presencia–apoyo simbólico a su «esfuerzo»– de la otra candidata aparentemente favorita del momento en los salones lujosos del gran capital, Cristiana Chamorro [para quien Ortega «tiene tanto derecho como cualquier nicaragüense a ser candidato». Arturo Cruz aparece también en la siguiente foto.]

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[ilustración y nota de revista abril: Arturo Cruz, ex-embajador de la dictadura en Washington, en viaje feliz para promover otro fraude gigantesco y costoso, el del malhadado Canal Transoceánico, en compañía, nada menos y nada más que del «Chigüin» Laureano Ortega, hijo del «comandante», y en compañía también de edwin castro,Jefe de la bancada FSLN y aliado perenne del dictador. La fórmula Chamorro-Cruz, o Cruz-Chamorro se rumora desde hace dos años como «fórmula de transición» digerible para Ortega. «Transición», por supuesto, no es lo mismo que «democratización», sino que más bien implica «impunidad» y «gobierno desde abajo» hasta que el comandante o su designado puedan regresar a la presidencia. Vean todas las fotos anteriores, si acaso les ha quedado alguna duda.]

El problema de la información

Periodistas y medios de comunicación difunden una propaganda corrosiva y una desinformación que despoja al pueblo de toda capacidad de acción política y favorece el politicidio interno del régimen, cuya “realpolitik” reaccionaria está obsesionada con la “política del poder” antidemocrática, autoritaria de arriba abajo.

El objetivo del poder es eclipsar al pueblo a base de desinformación, para ocultar la verdad.

Al régimen le conviene implementar la política como espectáculo, porque esta contribuye al éxito del autoritarismo.

No podemos seguir permitiendo que una minoría, la alianza de la nueva oligarquía con el gran capital, ensombrezca el futuro de Nicaragua.