Otros nombres, el absurdo y lo arbitrario en el poder político de Nicaragua
(Cuando Somoza García hizo coronar a su hija Lillian como Reina de la Guardia Nacional de Nicaragua).
Nicolás López Maltez
<<El Gral. Somoza ordenó –y se cumplió– que desfilaran los Guardias vistiendo uniformes de soldados romanos con lanzas, armaduras de cartulina y cascos dorados de cartón por las principales calles de Managua custodiando a la carroza de la Reina.>>
Para convertir en «Reina de la Guardia Nacional de Nicaragua» a su hija Lillian, el Gral. Anastasio Somoza García organizó un evento que involucró a todos los departamentos de Nicaragua, activando una operación que estuvo a cargo de los Comandos Departamentales de la Guardia Nacional, para realizar la elección de bellas jovencitas ganadoras del título de «Novias Departamentales de la Guardia Nacional». El conjunto de triunfadoras de todos los departamentos conformaron la «Corte Juvenil de Damas de Honor» de la Reina Lillian I. Oficialmente se atribuyó que la iniciativa de elegir a la «Reina del Ejército» a Lillian, era idea de los Cabos y Sargentos de la Guardia Nacional y se escogió el 14 de Noviembre de 1941 para la coronación, coincidiendo con la fecha conmemorativa en que Anastasio Somoza García fue transformado de la vida civil a militar con el rango de Mayor General G.N. y Jefe Director Interino de la Guardia Nacional, en un acto de malabarismo político casi mágico ordenado por el Cnel. Henry L. Stimson, Secretario de Estado.
El ejecutor de las órdenes del poderoso Cnel. Stimson, fue el Gral. Calvin Bruce Matthews, G.N. (Tnte. Coronel US-MC), último norteamericano que estuvo en el cargo de Jefe Direc-tor de la Guardia Nacional, que se encargó de entrenar a Somoza García en los asuntos de la jefatura G.N., mes y medio antes que todos los militares norteamericanos salieran de Nicaragua, Por eso escogió el 14 de Noviembre de 1941 para coronar a su hija Lillian como Reina de la Guardia Nacional.
Para los vistosos preparativos, el Gral. Somoza ordenó –y se cumplió– que desfilaran los Guardias vistiendo uniformes de soldados romanos con lanzas, armaduras de cartulina y cascos dorados de cartón por las principales calles de Managua custodiando a la carroza de la Reina, con el siguiente orden: Heraldos a pie, Pregoneros a caballo, valla formada por la Guardia Imperial, a los lados del carruaje de Su Majestad Lillian I.
Detrás de la carroza, marchó la Banda de la Guardia Nacional, seguida por Escuadrones de soldados en traje de campaña. Fue un espectáculo que atrajo a multitudes que se reunieron en las aceras de la vieja Managua que entonces, 1941, contaba con solamente cien mil habitantes. El desfile salió a las 4:30 de la tarde del 14 de Noviembre de la Casa Presidencial en la Loma de Tiscapa, encabezada por los Heraldos, seguido por los Pregoneros en sus corceles, la valla de la Guardia Imperial, la Carroza llevando a Lillian I.
<<Al descender de su carroza en el atrio de la Catedral, la Reina fue estruendosamente aplaudida, siendo recibida por su padre, quien la condujo hasta el Altar Mayor, donde el Arzobispo de Managua, Monseñor José Antonio Lezcano y Ortega, acompañado del Vicario Monseñor Vélez, el cura párroco Pbro. Manuel Argüello y el Padre Carranza, realizaron la coronación, al estilo de las antiguas monarquías europeas, donde la más alta dignidad eclesiástica imponía las coronas a reyes y emperadores. >>
Las multitudes se aglomeraron en las aceras para contemplar el paso de aquella marcha al estilo de princesas de cuentos de hadas. El desfile recorrió las calles principales, de la Casa Presidencial se dirigió al norte sobre la Avenida Bolívar hasta llegar al Parque Darío, pasando frente al parque Central y la Catedral para tomar la Primera Avenida Este (después bautizada como Avenida del Centenario) hacia el sur, hasta la cima de la Loma de Tiscapa de donde se originó el desfile. Por la noche, las calles y parques, especialmente iluminados para la ocasión, volvieron saturarse de público; en las cuatro esquinas alrededor del Palacio Nacional se pusieron puestos de cerveza gratuita que lógicamente tuvieron mucha demanda. A las 9:00 la noche el desfile regresó por la Avenida Central (todavía no se llamaba Roosevelt) y con las notas del Himno Nacional el cortejo hizo su ingreso al Palacio Nacional por la puerta principal frente al Parque Central (la Plaza de la República no se había construido todavía).
El Presidente Somoza y la Primera Dama Salvadora de Somoza, seguidos de las abuelas de la Reina, doña Julia García v. de Somoza Reyes y doña Casimira Sacasa v. de Debayle Pallais, situándose todos en la entrada del recién construido Palacio Nacional, acompañados de las Novias Departamentales, para recibir a la Soberana.
Cuando llegó la carroza de la Reina y resto del desfile, se dirigieron a la Catedral de Managua. A las 9:30 de la noche en el carruaje imperial tirado por dos adornados caballos, hizo Lillian su entrada triunfal, acompañada en la carroza por sus Damas de Honor: la Novia de la Guardia Nacional de Managua, señorita Lillian Molieri y la Novia de la Guardia Nacional de Carazo, señorita Isabel Genie. Ambas iban sobre asientos decorados de azul y blanco y las ruedas del carruaje adornados con rosas.
Al descender de su carroza en el atrio de la Catedral, la Reina fue estruendosamente aplaudida, siendo recibida por su padre, quien la condujo hasta el Altar Mayor, donde el Arzobispo de Managua, Monseñor José Antonio Lezcano y Ortega, acompañado del Vicario Monseñor Vélez, el cura párroco Pbro. Manuel Argüello y el Padre Carranza, realizaron la coronación, al estilo de las antiguas monarquías europeas, donde la más alta dignidad eclesiástica imponía las coronas a reyes y emperadores.
La celebración continuó con una fiesta de gala en el Palacio Nacional con tres mil invitados de lo más representativo y selecto de Nicaragua, una gran asistencia para aquella sociedad mínima de entonces. El Gral. Somoza condujo a su coronada hija, seguida por las catorce Novias Departamentales de la Guardia Nacional, por los corredores de Palacio Nacional hasta su trono rojo y plata, situado en el jardín occidental, escuchando las notas del Himno a la Reina de la Guardia Nacional.
<<Los enemigos políticos echaron a rodar la especie de que Lillian I sería coronada con la corona de oro de la Virgen de la Candelaria y –por supuesto– muchos nicaragüenses ingenuos, que siempre siguen existiendo, se dieron por ofendidos. Pero cuando salieron las fotos de la coronación todos se dieron cuenta que el cuento era inventado; aún así la controversia continuó, impulsada por los opositores políticos al somocismo, quienes cambiaron «la noticia» diciendo que la corona había sido diseñada por la joyería Van Cleef-Arpels Jewelry de Nueva York y que había costado Cien Mil Dólares de la época.>>
Cuatro orquestas amenizaron la fiesta que duró hasta las 4:00 de la mañana del 15 de Noviembre de 1941. Dos orquestas fueron situadas en la planta baja y otras dos en la planta alta del Palacio. En la planta baja estuvieron la Orquesta Típica de la Guardia Nacional y la Orquesta Black Cat; en el segundo piso actuaron la Orquesta Vega Matus y la Orquesta GNOW de los artistas Urroz. El jefe de meseros al que llamaban cariñosamente Toñito logró recaudar una importante suma en propinas. Más tarde los periodistas le preguntaron a Toñito cuánto y cuales licores se consumieron en la fiesta del Palacio Nacional, y el interpelado respondió: —«No hubo límite, nadie llevó la cuenta de la cantidad de cajas de whisky, brandy, coñac (cognac) y champaña (champagne) que se consumieron. Casi nadie pidió Ron Nica ni Ron Campeón, que son nacionales. Varios meseros lograron “apartar” cajas de licores que se llevaron a sus casas…», concluyó Toñito con la mayor naturalidad.
Los asuntos relacionados con la coronación de Lillian I, Reina de la Guardia Nacional no terminaron con lo mencionado. A ello se debe agregar que el traje de reina que vistió Lillian I, fue diseñado exclusivamente para ella por el modisto español de fama internacional Cristóbal Balenciaga Eizaguirre. El precio del regio traje no se logró saber ni cuanto cobró Balenciaga por su alta costura.
Como nunca falta una controversia, los enemigos políticos echaron a rodar la especie de que Lillian I sería coronada con la corona de oro de la Virgen de la Candelaria y –por supuesto– muchos nicaragüenses ingenuos, que siempre siguen existiendo, se dieron por ofendidos. Pero cuando salieron las fotos de la coronación todos se dieron cuenta que el cuento era inventado; aún así la controversia continuó, impulsada por los opositores políticos al somocismo, quienes cambiaron «la noticia» diciendo que la corona había sido diseñada por la joyería Van Cleef-Arpels Jewelry de Nueva York y que había costado Cien Mil Dólares de la época. La realidad fue que la Corona de oro y plata, fue elaborada por Antonio Moritoy, orfebre de Masaya.
La corona tenía 52 piedras brillantes, zafiros y rubíes. En el centro un escudo nacional de oro, con fusiles cruzados. El mismo orfebre Moritoy, fue quien elaboró el Cetro de oro y plata de 12 pulgadas, con cuatro pétalos, cada uno de ellos con 33 piedras brillantes, laureles de oro y un escudo de Nicaragua también de oro. El anillo de oro de 21 kilates lo hizo el joyero Miguel López M., orfebre de Managua; el anillo llevaba montado sobre su mesa dos zafiros azules y una perla blanca, simbolizando la bandera de Nicaragua. Lillian I recibió de obsequio varias joyas, entre ellas un brazalete con incrustaciones de diamantes colocados en forma de corona, compuesta por 11 diamantes grandes y 24 pequeños, le fue tributado por la Alta Oficialidad de la Guardia Nacional y se lo entregó una comisión integrada por el Cnel. Alberto M. Baca, el Doctor y Mayor Hermógenes Prado y el Capitán Roberto Martínez Lacayo con acordes y fanfarrias de la Orquesta de la Guardia Nacional, llamada La Típica. Otro joyero de Masaya: Adán Cárdenas, le ofreció una medalla de oro en forma de guirnalda de laureles y una pequeña corona del reino con la letra «L» de Lillian.
El Trono de la Reina de la Guardia Nacional fue elaborado por el artista Ernesto Brown y el cordelero José Esteban Flores, fue el encargado de fabricar las alfombras que se colocaron en el Palacio Nacional. No faltó la gracia real de la amnistía a los Guardias presos por faltas leves que se encontraban guardando prisión en las bartolinas de los cuarteles; dirigieron una petición a Su Majestad Lillian I para que intercediera ante su padre para salir libres. Por su parte la Reina Lillian I hizo entregas de condecoraciones de oro y piedras preciosas a los oficiales de la Guardia Nacional organizadores del evento y acto seguido se anunció que La Reina de la Guardia Nacional de Nicaragua, Lillian I, abriría el baile danzando con su padre, afamado como experto bailarín.
Un año después de la coronación, en Enero y Febrero de 1942, la Reina de la Guardia Nacional participó en las Fiestas Darianas, entregando los Premios Rubén Darío. En 1943 volvió a participar en las Fiestas Darianas, su papá le construyó un parque al pié oriental de la Loma de Tiscapa y lo bautizó Parque Lillian, como la gente del pueblo lo sigue llamando en 2020, aunque los gobiernos del siglo 21 le cambiaron el nombre. También bautizó la Avenida Lillian, la que sigue al Oeste después de la Avenida Bolívar.
Lillian Ada de la Cruz Somoza DeBayle, con 22 años de edad contrajo matrimonio el 1 de febrero de 1943 (día del cumpleaños de su padre) con su pariente, el abogado Dr. Guillermo Sevilla Sacasa, divorciado, 13 años mayor que ella. Para el novio fueron segundas nupcias. La boda de gran pompa tuvo como padrino al presidente de Costa Rica Rafael Ángel Calderón Guardia y su esposa belga Yvonne Clays Spoelders quienes le regalaron a los novios cuantiosos regalos, lo mismo que amigos y funcionarios. El valor total de los regalos se valoró en cerca de medio millón de dólares de 1943, valor que podría estar exagerado. El presidente Somoza inauguró la Tribuna Presidencial o Monumental (hoy en ruinas) y séis manzanas pavimentadas del Bulevar Somoza (extensión oriental de la Calle Colón que corre frente a la Tribuna). El Matrimonio Civil se realizó en el Palacio Nacional, unas horas antes del acto religioso, con los oficios del Juez de Distrito Dr. Luis Zúniga Osorio (posteriormente el Dr. Zúniga Osorio fue nombrado Ministro del Trabajo). A las diez de la noche el Cortejo Nupcial y cerca de mil invitados desfilaron del Palacio Nacional a la Catedral de Managua. Al entrar a Catedral, pasaron bajo una Bóveda de Acero formada por los sables de la Compañía de Cadetes de la Academia Militar de Nicaragua, uniformados con trajes de gala; la orquesta de la Guardia Nacional interpretó la Marcha Nupcial de Félix Mendelssohn y una Marcha escrita especialmente para la boda por el compositor Tnte. GN Félix Vega Miranda.
Concluida la Ceremonia Religiosa, los esposos Sevilla-Somoza encabezaron el Cortejo Nupcial hacia la Casa Pre-sidencial en la Loma de Tiscapa a la recepción y gran baile. La Orquesta Ramírez Velázquez de Masaya y la Orquesta Típica de la Guardia Nacional amenizaron la cena y el baile que finalizó a las tres de la mañana. Por la tarde los recién casados se instalaron en la Hacienda Montelimar en luna de miel que duró tres meses. Como el mejor regalo de bodas, el Presidente Somoza nombró a su yerno, Guillermo Sevilla Sacasa, Embajador de Nicaragua en Washington, D.C. a donde este marchó con su esposa Lillian. El Embajador Sevilla Sacasa permaneció en el cargo durante 36 años (1943 a 1979). El matrimonio Sevilla-Somoza procreó nueve hijos, todos nacidos en Estados Unidos: Guillermo Anastasio, Lillian Salvadora, Luis Ramón, Edda María, Julia Dolores, Lorena Isabel, Eduardo José, Alejandro Javier y Bernardo David. Lillian Ada de la Cruz Somoza DeBayle de Sevilla Sacasa, Lillian I, la Reina de la Guardia Nacional de Nicaragua falleció en el exilio en el Hospital Central de Washington D.C., a la edad de 82 años, el 14 de mayo del 2003. Para entonces ya no existía la Guardia Nacional de Nicaragua.
Artículo publicado originalmente en La Estrella de Nicaragua. Reproducido por Revista Abril con permiso de su autor.