Palabras para Valentina
Víctor Cuadras Andino
El 21 de abril de 2018 tu padre regresó a casa, había sobrevivido a la masacre estudiantil en la Universidad Nacional de Ingeniería, y por esas extrañas cuestiones de la vida, vos nacerías un año más tarde ese mismo día.
Ahora, cuando te escribo, todo es incierto. Las esperanzas son casi nulas y el viento apunta al negro, a la destrucción sin retorno. Al sitio en el que estás se le puede llamar fosa, hueco, barranco, despeñadero; pero no país.
Perdoname por haberme equivocado, por haber dañado a nuestra familia de forma irreparable, por formar parte de una estafa a gran escala y, en definitiva, por haberte heredado una Nicaragua más rota y dolida. Pero, también te tocará perdonar a tus abuelos y bisabuelos, a los que desperdiciaron sus vidas en un proyecto político criminal, a los que murieron creyendo que abonarían su sangre para la libertad, a los que vieron hacia otro lado, a los que callaron, a los que botaron su voto, a los conformistas y a los inconformes que no hicieron lo suficiente.
Tendrás que tragarte la rabia, el asco y el odio contra los jovencitos que ahora roban, mienten y matan al pueblo que dicen defender; cuando leás de ellos en tus libros de historia, dudá.
He dicho a tus padres que no te eduquen para quedarte en esa fosa, que no te empapen el cerebro y el alma de esa falsa noción de patria, que te alimenten los sueños fuera de ese trapezoide maldito. Porque, mi niña, deberás correr y es mejor prepararse para la huida.
Tenés doscientas patrias para vos, la que querrás está a tu alcance. Amá esa tierra, pero no tanto; solo lo necesario, solo lo que sea suficiente para poder habitarla hasta tu mayoría de edad. Después andate, y no volvás.
Germinaste en una tierra de esclavos, de borreguitos e idiotas, de convenencieros e hipócritas, de mitómanos y asesinos. Esos no son tus pares, no son tus hermanos. Huí, alejate de ellos.
Conocerás la experiencia de Lot y de sus hijas en carne propia, te tocará abandonar a los que amás en un intento por salvarte y continuar amándolos.
Tu felicidad y plenitud deben caber solo en vos, no son esa casa en la que te criaste, no son ni tu madre ni tu padre. No, no son esos Sacuanjoches sobre el camino, ni el volcán que palpita a tus espaldas. Tenés que aprender a ser vos solo con vos, sin cama o ropa, sin pasaporte o ciudadanía, con o sin trabajo.
Mi niña, timbucos mataron a calandracas; conservadores a liberales; liberales a somocistas; somocistas a sandinistas; sandinistas a contras; sandinistas a estudiantes y así, de tanto en tanto una mafia de terratenientes aniquila a quien les conviene.
Te parieron en una tierra de zarzas y deberás encontrar el camino que te lleva afuera.