Pandemia y xenofobia: del mal francés y la gripe española al virus chino

María Teresa Bravo Bañón
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<<En un mundo golpeado por una pandemia, los ataques racistas y xenófobos se multiplican, todos contra todos, inexplicablemente, cuando en el fondo todos somos víctimas.>>

«Aunque a algunos pueda parecerles una cuestión trivial, lo cierto es que los nombres de enfermedades contagiosas son importantes para las personas directamente afectadas.  Algunas designaciones provocan rechazo contra determinadas comunidades religiosas o étnicas, han dado lugar a restricciones injustificadas en el mundo de los viajes, el comercio y los intercambios culturales. Todo esto puede traer consigo graves consecuencias para la vida y los medios de subsistencia de las poblaciones».

Dr. Keiji Fukuda, Subdirector General de Seguridad Sanitaria de la OMS.

El ser humano asomado al abismo de una pandemia deja al descubierto dos facetas: una, que lo hizo avanzar como especie, la de la solidaridad y sacrificio hacia los seres más vulnerables, la otra es la peor de sus facetas: la del egoísmo, la insolidaridad, el racismo, la intolerancia y la xenofobia.

No hay nada tan maniqueo como buscar un culpable que sirva de causa común para descargar la ira, frustración o el mismo miedo, basándose en la premisa de ser nosotros los contagiados, no por un virus, sino por vuestra culpa, porque sois seres inferiores, salvajes, no pertenecéis a nuestra etnia, cultura, religión o pensamiento político … y Dios nos está castigando a nosotros por permitiros vivir entre nosotros sin sacar la espada de fuego que os expulse de nuestros paraísos. Nada hay nuevo, aunque sí sorprende que los mismos argumentos que se dieron en el Medioevo, sigan siendo los mismos en el Siglo XXI. Sirva la historia de algunas pandemias con nombre propio para algunas reflexiones.

El pogrom de 1391, o culpabilizar a los judíos de la peste negra

Este fue uno de los episodios más trágicos y oscuros en Europa del siglo XIV.

Pogrom antijudío en la España del siglo XIV (grabado de la época).

Desde la teoría del “otro”, el contacto entre las dos religiones, cristiana y judía, hizo que el cristianismo proyectara todos los crímenes abyectos: asesinatos rituales, sacrilegios, deicidio, envenenamiento de agua a los judíos, atribuyéndoles esos aspectos más nefastos y viles. En Francia del siglo 1321 los judíos fueron acusados de crear un bebedizo cuyo fin era asesinar a los cristianos, por eso enfermaban. Se creía que mezclando sangre y orina humana, hierbas y una hostia consagrada y dejándolo secar, los judíos pretendían envenenar a los cristianos al introducir esta pócima en pozos y fuentes. La denuncia la hizo un grupo de leprosos acusados del mismo delito del que culparon a los judíos de haberlos contratado para ello. Resultado: leprosos y judíos ajusticiados o expulsados del país.

Con la llegada de la Peste Negra a Europa en 1348, la respuesta de las comunidades cristianas europeas a la grave epidemia fue que los judíos habían envenenado las aguas, por lo que se renovaron de nuevo las persecuciones ese mismo año y parte del siguiente, entre 1348 y 1349; éstas tuvieron lugar de forma sistemática y bajo la orden de los consejos de las ciudades. Las matanzas empezaron en la Corona de Aragón (Barcelona, Cervera, Tárrega), en junio y julio de 1348; pasaron a Suiza (Chillon, Berna, Zúrich) en septiembre; después a Baviera (Augsburgo, Wurzburgo, Múnich y ochenta pequeñas ciudades) en noviembre. Posteriormente descendieron hacia el Rin (Friburgo in Brisgau, Espira, Estrasburgo, 49 Worms, Fráncfort, Maguncia, Colonia), de enero a agosto de 1349, de ahí a Berlín; y finalmente llegaron a Erfurt y Nuremberg.

Pese a la bula de Clemente VI, en las ciudades alemanas fue el pueblo llano el que tomó la iniciativa de esas matanzas, seguidas de saqueos que al mismo tiempo representaban una rebelión contra los poderes establecidos. Otros fanáticos asesinaban por puras razones religiosas, y aprovechando la explosión de fanatismo suscitada por la epidemia, grupos de penitentes, llamados “Flagelantes”, recorrieron Alemania y llegaron a penetrar en Francia, donde después de sus exhibiciones públicas concluían con la matanza de judíos, hasta que la justicia real francesa puso fin a sus hazañas.

En España, desde mediados del siglo XIV la peste negra y las crisis dieron la oportunidad para demagogos de toda clase como los que rodeaban al rey de Castilla Enrique de Trastamara. La comunidad judía de España sirvió de chivo expiatorio por los males que aquejaban a la sociedad: los judíos son los culpables de la muerte de Cristo, se dijo; por ello, Dios se ensaña contra los cristianos que toleran la presencia de los deicidas; si se quiere aplacar la ira de Dios, es preciso pedir perdón por los pecados cometidos, mejorar de vida y, sobre todo, obligar a los judíos a confesar que Cristo es el Mesías que dicen esperar; y si no, hay que purificarlos con fuego. Eso desencadenó la gran persecución o progrom de 1391.

En esa fecha se registran en toda España varias y dramáticas escenas de violencia antisemita en las que el populacho, excitado por la propaganda y los sermones, a veces también animado por demagogos sin escrúpulos, se lanzaron al asalto de juderías, robando, destrozando, violando, asesinando sin que las autoridades pudieran impedirlo.

En Sevilla, por ejemplo, una población enfurecida liderada por religiosos como Ferrán Martínez, entró por las dos puertas del barrio, la de Mateos Gago y la de la Puerta de la Carne impidiendo la huida de sus habitantes. El pogrom duró un día entero y su balance fue aterrador: 4.000 muertos, mujeres y niños vendidos como esclavos a los musulmanes, mientras otros aceptaron la conversión al cristianismo como única manera de seguir vivos.

En todos los reinos hispanos la matanza, el linchamiento, el saqueo contra las aljamas se propagó como una pandemia de odio irracional. Las cifras siguen siendo imprecisas, pero se suponen más de 60.000 judíos masacrados y las conversiones forzosas más de 200.000. El nuevo converso quedaba libre de toda culpa de haber “matado a Cristo» cancelaba cualquier obligación de dicho motivo.

El mal francés

Europa consideró a Cristóbal Colón responsable no solo de haber descubierto un nuevo continente, sino de haber importado la sífilis desde el Nuevo al Viejo Mundo y de la horrible pandemia que se extendió al final del siglo XV, aterrorizando a las gentes. En aquel momento fue considerada como castigo divino. Los historiadores como Gonzalo Hernández de Oviedo apoyaron esta teoría (después de 40 años del regreso de Colón) que ha llegado hasta nuestros días y que afirmaba que a Colón y su tripulación se lo habían pegado las indias salvajes. Posteriormente, estos marineros se enrolaron en el ejército de mercenarios de Carlos VIII de Francia y participaron en 1495 en la conquista de Nápoles. A consecuencia de las orgías que les atribuyeron con las prostitutas, múltiples soldados se infectaron y expandieron la sífilis, primero por la ciudad y después por toda Europa, tras su retirada.

Pero los últimos hallazgos arqueológicos descartan la “hipótesis precolombina” y sugieren que la enfermedad estaba presente en Europa antes del regreso de Colón de América, como lo indican estudios microscópicos de esqueletos con lesiones óseas, aparentemente originadas por la sífilis.

De acuerdo con un trabajo científico hecho público en junio de 1999, en un cementerio de una abadía agustiniana en el puerto de Kingston upon Hull (noreste de Inglaterra) habitado  entre 1119 y 1539, se encontraron 245 esqueletos, de los cuales tres tenían signos claros de sífilis. La datación con C14 indicó que el varón con las señales más evidentes de sífilis había fallecido entre 1300 y 1450.

Pero no solo esas evidencias existen; hay lesiones en esqueletos de la edad neolítica que se deben a una cepa antigua de sífilis. Incluso, en esqueletos del 2000 AC en Rusia, se descubrieron lesiones óseas compatibles con patologías producidas por la enfermedad.  También en las ruinas de Pompeya (que fue enterrada en el año 79 por el volcán Vesubio) se han encontrado esqueletos con signos que podrían ser de sífilis congénita. En resumen, la teoría del origen americano tiene una cantidad considerable de evidencia en su contra y carece de suficiente sustento científico.

Nombres xenófobos de la sífilis

Las distintas denominaciones utilizadas entre los siglos XV y XVII dan idea de la vasta extensión de la enfermedad, y de la costumbre de culpar de ella a los países vecinos.​

La sífilis
  • En Italia, Alemania y Reino Unido se denominaba «enfermedad francesa».
  • En Francia, desde la epidemia en el ejército francés durante las guerras italianas, se le llamó «mal napolitano o enfermedad napolitana».
  • En Rusia, «enfermedad polaca».
  • En Polonia, «enfermedad alemana».
  • En Japón del Período Sengoku, «morbo chino»
  • En los Países Bajos, Portugal y el Norte de África, «enfermedad española» o «enfermedad castellana».
  • En Turquía, «enfermedad cristiana».
  • En España, «mal portugués», «morbus gallicus» («mal francés») o «morbo gálico».

La gripe española que no fue española

La llamada Gripe Española mató entre 1918 y 1920 aproximadamente a 50 millones de personas en todo el mundo. Se desconoce la cifra exacta de la pandemia que es considerada la más devastadora de la historia. Un siglo después aún no se sabe cuál fue el origen de esta epidemia que no entendía de fronteras ni de clases sociales.

Aunque algunos investigadores afirman que empezó en Francia en 1916 o en China en 1917, otras investigaciones coinciden en que la hipótesis más plausible es que el virus se originara en Estados Unidos, en el remoto condado de Haskell (Kansas). Ninguna de las conjeturas que manejan los expertos alude a un origen español de la devastadora epidemia por una prueba clave: la alusión al brote del virus, la única mención sobre una gripe que aparece en el diario semanal publicado por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU, la publicación tenía la misión de registrar cualquier brote de cualquier enfermedad contagiosa, no solo en territorio norteamericano sino en cualquier parte del mundo, para alertar a los funcionarios de salud estadounidenses. 

Del condado de Haskell saltó al campamento militar de Funston, también en Kansas, a través de los soldados que se alistaban en el ejército para luchar en la Primera Guerra Mundial. Según Beatriz Echeverri Dávila en el artículo En el centenario de la gripe española: un estado de la cuestión, publicado en 2018 en la Revista de Demografía Histórica, los médicos militares del campamento militar de Funston registraron la aparición repentina de miles de casos de gripe entre los soldados. Desde Funston, “la epidemia se fue extendiendo de campamento en campamento hasta llegar a la costa este [de EE UU] donde se embarcaban miles de jóvenes con destino a Francia”. Aunque un gran número de soldados se infectaron, las autoridades prosiguieron con el “envío masivo de tropas, difundiendo así el virus, primero a las bases militares y a los campos de batalla de Europa, y posteriormente, a la población civil”. El tráfico marítimo de la guerra, muy intenso por la contienda, “aceleró el arribo de la epidemia al hemisferio sur, con lo cual, en junio ya había afectado a Sudáfrica y la India”

Algunos historiadores y epidemiólogos han planteado que la pandemia de 1918 comenzó en China, pero el doctor Edwin Jordan publicó en 1927 un estudio sobre la pandemia, financiado por la Asociación Médica de Estados Unidos, en el que rechazó estas hipótesis, así como su origen en India o en Francia, y concluyó que la evidencia más fuerte es la que considera que el origen de aquella gripe se encontraba en Estados Unidos.

La gripe pasó a España. Un país neutral en la I Guerra Mundial que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, a diferencia de los otros países centrados en el conflicto bélico.

Ser el único país que se hizo eco del problema provocó que la epidemia se conociese como la Gripe Española. Y a pesar de no ser el epicentro, España fue uno de los más afectados, con 8 millones de personas infectadas y 300.000 personas fallecidas.

Con un gran número de soldados contagiados de gripe, la epidemia trastornó las estrategias militares de los países inmersos en la Primera Guerra Mundial. “Alteraciones que era importante esconder al enemigo, razón por la cual los países beligerantes censuraron las noticias de la epidemia”, explica Echeverri Dávila. En cambio, los historiadores coinciden en que la neutralidad de España durante la Primera Guerra Mundial permitió que la prensa del país informara libremente sobre la gripe que afectaba a la población, cuyos primeros casos comenzaron a aparecer en mayo de 1918. “Razón por la cual”, concluye la socióloga, “la enfermedad fue bautizada inmerecidamente como gripe española”. En el verano de 1920 el virus desapareció tal y como había llegado.

El virus chino

“LA ONU rechaza declaraciones que expresen xenofobia y discriminación racial por coronavirus” dijo E. Tendayi Achiume, relator especial sobre el racismo en el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial

“Los gobiernos deben asegurarse de que su respuesta a la pandemia de coronavirus no contribuya a la xenofobia y la discriminación racial. Los gobiernos deben en cambio erradicar la xenofobia en todas las políticas y mensajes estatales “citando las recientes declaraciones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump cuando se refiere despectivamente al Corona virus como VIRUS CHINO. «Este tipo de uso calculado de un nombre de base geográfica para este virus tiene sus raíces y fomenta el racismo y la xenofobia. En este caso, sirve para aislar y estigmatizar a las personas En los últimos meses, las personas que se perciben o se sabe que son de ascendencia china o de otro tipo de Asia oriental han sido objeto de ataques racistas y xenófobos relacionados con el virus”. Esos ataques van desde las calumnias odiosas hasta la denegación de servicios y los actos brutales de violencia.

Pero la insistencia de Trump en hablar del «virus chino«, en contra de la opinión de sus asesores médicos, no tiene nada de casual. Hace solo un par de meses el presidente decía que «apreciaba enormemente los esfuerzos y la transparencia de China» y ahora, más que reprocharle oscurantismo, le culpa directamente de las muertes. Un senador republicano muy cercano a la Casa Blanca ha propuesto incluso una ley para congelar activos financieros del gobierno chino e indemnizar así a las víctimas de la epidemia.

Culpar a China tiene unos beneficios políticos obvios: en primer lugar, desvía la atención de los fallos del propio Trump, pero además le permite acusar a sus rivales de falta de patriotismo. El presidente ya ha dicho que los periodistas «están del lado de China» y su campaña ha sacado un anuncio en el que se ve a su rival demócrata, Joe Biden, rodeado de personas con rasgos asiáticos.

No cabe duda de que Trump está usando la epidemia para atacar a sus adversarios, pero también para avanzar medidas ideológicas que llevaba tiempo persiguiendo: recortes en organizaciones internacionales, relajación de la legislación ambiental… todo en nombre de la lucha contra el coronavirus. La campaña de Trump ha elegido un nuevo enemigo rumbo a las elecciones de noviembre: China. Hay algunos lemas que exhiben sus seguidores bien jaleados en las manifestaciones de este fin de semana.

“Confinamiento es comunismo”

Los seguidores de Donald Trump han dado a conocer recientemente una serie de mensajes publicitarios que atacan al demócrata Joe Biden y lo asocian como un aliado de China. «Ahora más que nunca, EE.UU. debe detener a China», dice un narrador con voz grave. «Y para detener a China, tienen que detener a Joe Biden», agrega. America First ha invertido más de 10 millones de dólares en la campaña, según Reuters.

Además, el cierre de fronteras a los ciudadanos chinos o europeos no ha impedido que EEUU sea el país líder en casos de coronavirus, a pesar de que saca pecho de lo bien que ha gestionado la crisis. A pesar de esto, la fe de Trump y los suyos en la criminalización de los migrantes sigue intacta. El presidente ha llegado a decir que el muro que está construyendo en la frontera con México está ayudando a frenar los contagios, aunque EEUU tiene 100 casos por cada uno de  México.

«¡Liberen Minnesota!», «¡Liberen Michigan!», «¡Liberen Virginia!».

Con esos explosivos tuits, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pareció respaldar las protestas en varios estados contra las estrictas medidas para frenar la pandemia del coronavirus.

Los manifestantes, algunos de ellos supremacistas blancos y antigobierno, dicen que las severas restricciones para ejercer actividades económicas están perjudicando a los ciudadanos, pero los funcionarios del sector salud advierten que levantar las medidas podría propagar la infección.

En sus tuits, el presidente también llamó a proteger el derecho constitucional a portar armas, que, según él, «está bajo asedio». Atacar a los gobernadores demócratas y alentar estas manifestaciones de supremacistas blancos armados hasta los dientes nos ha puesto a todos lo pelos de punta, por el desprecio hacia la vida que muestran, que es el primero de los derechos humanos.

Brotes de racismo contra los ciudadanos chinos en el mundo

Tras el brote de coronavirus se empezaron a conocer desde las primeras noticias que se tuvieron en enero de 2020 también brotes de racismo en todo en mundo.  Insultos en las redes sociales, carteles en restaurantes prohibiendo la entrada a chinos y comentarios discriminatorios en los transportes públicos…Se les empezó a acusar de infectarse por ser sucios, comer murciélagos perros, gatos y todo bicho viviente. En España los comercios y restaurantes chinos quedaron bajo sospecha de contagiosos y dejaron de trabajar, muchos ciudadanos de origen chino nacionalizados españoles sufrieron ese vacío y rechazo.

«De absolutamente injustificada» calificó la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, la decisión de una cafetería del centro histórico de prohibir la entrada a ciudadanos chinos por el coronavirus. El local colgó un cartel, en inglés y chino, en el que explicaba que no permitía la entrada a ninguna persona procedente de China «a causa de las medidas de seguridad internacionales».

En Canadá   Justin Trudeau, alarmado por los casos de racismo contra chinos que se estaban produciendo en su país por la llamada «alerta amarilla» con casos de ‘bullying’ contra niños chinos en los colegios declaró «No hay lugar en nuestro país para la discriminación impulsada por el miedo o la desinformación» Pero en las redes sociales los comentarios xenófobos siguieron multiplicándose. 

En el Reino Unido: el diario The Guardian hizo una recopilación de algunos de los episodios racistas que estaban sufriendo ciudadanos chinos en suelo británico. 

En Japón, la etiqueta #ChineseDon’tComeToJapan (chinos no vengáis a Japón) ha sido trending topic; mientras que en Singapur decenas de miles de personas firmaban una petición pidiendo al Gobierno que prohibiera la entrada de ciudadanos chinos en el país. Y en negocios de Corea del Sur y Vietnam se colgaron carteles contra los chinos. En Tailandia, según The New York Times, los residentes evitaban los centros comerciales más populares entre los turistas chinos. Y en Filipinas solo se venden mascarillas para los filipinos, excluyendo a los chinos.

Las campañas mundiales “NO SOY UN VIRUS” se multiplicaron en todas las redes sociales. Lo que nadie podría imaginar es que de pronto nos convertiríamos en chinos todos los habitantes de este planeta.

Y ahora al revés

El incremento de los contagios importados de otros países dispara la siempre latente xenofobia china. La población negra de la provincia de Guangdong es la más afectada. “Se nos ha informado de que, de ahora en adelante, la gente de raza negra no puede acceder al restaurante. Por su salud, contacte con la policía local para ser aislado. Disculpen las molestias». Esta sorprendente notificación ha sido aprobada por un McDonald’s de la ciudad de Guangzhou, y se muestra en un vídeo remitido a este periodista por un residente en este centro manufacturero del sur de China.

McDonald’s se disculpó en las últimas horas por lo ocurrido en sus restaurantes de Guangzhou; ha cerrado temporalmente los ubicados en el barrio de Xiaobei. Este es solo uno de los muchos ejemplos de racismo que la población negra en esta provincia suroriental china está denunciando en los últimos días.

No obstante, la xenofobia que el coronavirus ha desatado en China no tiene exclusivamente en su diana a la raza negra; también se han disparado los casos de discriminación entre otros trabajadores y residentes con pasaportes y tonos de piel muy diversos desde que comenzó a registrarse un notable incremento del número de infecciones de coronavirus importadas del extranjero: todo extranjero es sospechoso de devolverles la enfermedad que han sufrido.

Españoles sufriendo xenofobia en el exterior

Conforme iba creciendo la expansión de la pandemia, y los focos de la misma se iban desplazando, también lo hacían las actitudes racistas y xenófobas en el mundo, siendo los españoles diseminados por el mundo víctimas. Estas son algunos de los hechos denunciados en los medios de comunicación. Hoteles que no quieren huéspedes españoles

En un hotel de Cuzco (Perú) están María (26 años y nombre ficticio) y su pareja. Llegaron allí tras unas semanas de viaje por Latinoamérica. “El domingo, cuando nos enteramos, tratamos de ir a Lima, pero el conductor del autobús dijo que no salía para evitar no poder regresar”, cuenta por teléfono. “En los hoteles no quieren extranjeros. Estamos en un hostal sin calefacción, casi escondidos porque la dueña no nos deja decir el nombre para que el Gobierno peruano no sepa que estamos aquí, muertos de frío”, añade. “[En el consulado español] me dijeron que me hiciera a la idea de que me iba a quedar aquí hasta el 31 de marzo, que el ministerio no contemplaba ayudas para gastos de hostales y que estaban intentando hablar con el Gobierno peruano para encontrar algún avión que repatriara extranjeros. Tomar la decisión de regresar a España en esas circunstancias no fue fácil. Muchos intentamos agotar todas las posibilidades para encontrar una alternativa que pudiera prolongar un poco más nuestra estancia. Pero en el intento de buscar un plan B apareció un factor inesperado e injustificado: la xenofobia.”

Los testimonios del acoso hacia los españoles por el mundo se multiplican en todos los países. Cada día nos llegan más por los medios de comunicación. También en Colombia los hoteles, hostales y campings empezaron a cerrar sus puertas a los extranjeros “En estos momentos solo estamos admitiendo a colombianos. Disculpe las molestias», anunciaban algunos establecimientos. Otros, decidían cerrar a cal y canto hasta nueva orden. Incluso las opciones recomendadas por embajadas y consulados dándoles otras opciones, colgaban directamente al oír al otro lado del teléfono un acento distinto, como pudo constatar una pareja de españoles en Bogotá. El rechazo provocó la desesperación de los que no tenían otra alternativa de alojamiento. Hasta algunos acogidos en casas particulares sufrieron el rechazo rotundo y quedaron de patitas en la calle, aunque algunos eran residentes en el país o habían llegado al país el 1 de febrero, un mes antes de que el virus empezara a propagarse por España. Los españoles son ahora los sospechosos del coronavirus en China, donde se decretó 14 días de cuarentena para todos los viajeros llegados de 16 países, entre ellos España. Así vivieron ellos la experiencia de ser los ‘nuevos señalados’:«Me han impedido la entrada a muchos establecimientos porque soy occidental», afirma un español residente en la localidad de Yiwu. «Ya me han pedido unas cuantas veces que me vaya de vuelta a mi país», comenta otro desde Guangzhou.” 

También en el Reino Unido, al rechazo que ha implementado el Brexit, se une la xenofobia del coronavirus por acusarles de haberlo importado al país.  En transportes públicos de Manchester se insultaba a residentes españoles y una brutal paliza a una pareja de españoles residentes en la ciudad inglesa de York abrió los informativos de la BBC e hizo saltar el caso tanto a la prensa británica como de la española. Un grupo de cinco “cabezas rapadas” golpeó a un chico de 24 años durante 10 minutos, dejándole la mandíbula fracturada, cortes en la cara y varios dientes rotos bajo el lema de:  «Jodeos y volved a España».  En un mundo golpeado por una pandemia, los ataques racistas y xenófobos se multiplican, todos contra todos, inexplicablemente, cuando en el fondo todos somos víctimas.

Fuentes

Jesús Ávila Granados, La otra historia de España, Editorial Akásico

https://www.muyinteresante.es/salud/articulo/descubierto-el-origen-de-la-sifilis-511481706758

https://blogs.ua.es/judiosmedievales/la-edad-conflictiva/las-matanzas-de-1391/

https://elpais.com/america/sociedad/2020-04-16/coronavirus-en-america-en-vivo-ultimas-noticias-de-la-covid-19.html 

María Teresa Bravo Bañón

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