Sobre oposición política, nuevos liderazgos y ciudadanía activa: el círculo vicioso de la vieja cultura política nicaragüense
Manuel Fabien Aliana
Mientras más analizo los procesos sociales latinoamericanos más me doy cuenta de que la ciudadanía activa, consciente, crítica y participativa no nace por sí sola. Nace de la libertad de prensa, nace de los liderazgos territoriales y gremiales, nace de la organización y de las distintas formas de contestación de las masas disidentes. Y hago énfasis en masas, porque Nicaragua es un país en el que estamos acostumbrados a considerar organización política, o partido, a cualquier club de más de cinco integrantes.
¿Pero, qué hay de la relación entre ciudadanía participativa y nuevos liderazgos políticos? Evidentemente que las masas y los ciudadanos organizados necesitan ser los protagonistas. De esas masas organizadas surgen nuevos liderazgos, que en un movimiento democrático asumen a la vez el rol de fomentar la ciudadanía activa y participativa, así como las nuevas formas de contestación. Si no se retroalimentan líderes y masas, si no se apoyan, entonces se apaga la lucha. Y cuando se apaga la lucha ganan colaboracionistas de pequeñas minorías, políticos como Juan Sebastián Chamorro, Alfredo Cesar y Noel Vidaurre en Nicaragua.
Porque en este país, lo que llamamos organizaciones, partidos o grupos políticos no son sino clubes que tienden a ahogar y a enterrar a los nuevos liderazgos. La lucha por el poder político es de estilo farandulero, como los llama con frecuencia la población, y en ella los aspirantes al poder tienden a olvidar que los principales actores en una democracia son los ciudadanos. Peor aún, en la oposición nicaragüense todo está muy contaminado por la gerontocracia, los líderes tóxicos, los mafiosos, los oportunistas, los mediocres, los gallogallinas irresolutos, todos especímenes de la vieja cultura política; de entre ellos no puede esperarse que produzcan buenos debates y nuevos liderazgos políticos.
¿Qué opción queda? ¿La de un nuevo estallido social que de una segunda oportunidad a los liderazgos de la Nueva cultura políticas? Un evento así no puede descartarse; de un segundo estallido de ciudadanía activa podrían surgir nuevos liderazgos. Pero quien dice ciudadanía activa se refiere a una ciudadanía que hay que volver a organizar. Para esto hace falta voluntad, recursos, y sobre todo ideas. Hace falta además protegerse a sí mismo del círculo vicioso nicaragüense. Tenemos una cultura política en la que, cada vez que la buena voluntad, lo joven, incluso lo inteligente, intenta transformar la sociedad, vienen a tocar a la puerta los mismos liderazgos tóxicos, los mafiosos, los oportunistas, los mediocres, y los gallogallinas. Dicen que vienen a apoyar, pero traen tierra y mierda para sepultar a los nuevos liderazgos políticos. ¿Estamos realmente listos para una nueva cultura política nicaragüense?