¿Son un camuflaje los cambios en la Alianza Cívica?
Carlos A. Lucas A.
«Con este reajuste anunciado, la Alianza Cívica, en tanto grupo de gestión política que fue formado bajo el auspicio de los obispos en su primera fase (abril-mayo 2018), que fue reorganizado por los banqueros en su segunda fase (enero-febrero 2019), ha entrado en una tercera fase reorganizativa debido a la presión popular»
La Alianza Cívica ha afinado estructuras e incorporado a su dirección (comunicado 16-08-19) a los ex secuestrados Edwin Carcache y Medardo Mairena y al ex rector Ernesto Medina. Además ratifica a Carlos Tünnermann como ”Coordinador General”, al tiempo que, al estilo FUNIDES (de donde fue relevado de su cargo), nombra a Juan Chamorro, como “Director Ejecutivo” de la Alianza.
Estos cambios probablemente son en reacción a una fuerte demanda de redirección de parte de amplios sectores democráticos republicanos de Nicaragua. La Alianza explica que “con estos cambios, producto de un proceso de reflexión estratégica, se busca adaptar a la Alianza Cívica al nuevo contexto nacional y enfrentar los desafíos de la lucha por la justicia y la democracia“. ¿Es esto así o es una manera de “capear el vendaval” del pueblo que presiona?
A 14 meses del estallido de la rebelión ciudadana, los cambios en la Alianza son: a) Hay un “plenario” que adopta las decisiones del rumbo a seguir. b) Se organiza el “Consejo Ejecutivo de la Alianza como órgano de ejecución y seguimiento de todas las acciones que apruebe el plenario de la Alianza”. c) Se conforman seis “Comisiones de trabajo” con la función de “llevar al plenario las decisiones a tomar“.
No hay ninguna referencia política formativa e informativa sobre el contenido y la forma de sus “reflexiones estratégicas“. Ni si se hará una evaluación objetiva de resultados, de la coyuntura y las tácticas de lucha. Tampoco se da información sobre los nuevos papeles de Mario Arana, Max Jerez, Michael Healy et. al.
La Alianza en su Tercera Fase evolutiva
Con este reajuste anunciado, la Alianza Cívica, en tanto grupo de gestión política que fue formado bajo el auspicio de los obispos en su primera fase (abril-mayo 2018), que fue reorganizado por los banqueros en su segunda fase (enero-febrero 2019), ha entrado en una tercera fase reorganizativa debido a la presión popular, intensificada después de la explosión de los exiliados el 28 de julio recién pasado.
Este es un proceso social y político muy interesante, pues al pasar a la segunda fase, se habría generado la oportunidad de “liberar” a este grupo de gestión política, de la tutela teológica directa de la iglesia (aunque las religiones nunca renuncian a romper sus hilos invisibles e indirectos sobre lo terrenal). Y el pasar a la nueva tercera fase significaría para la Alianza, aparentemente, alcanzar más grados de libertad respecto al mundo del capital y de los “grandes” banqueros y empresarios criollos.
Presión popular por la organización aumenta
Sea como sea y a pesar del rejuego tras bambalinas de la embajada de Estados Unidos en estas dinámicas de cambios tácticos en la “oposición” nicaragüense, no hay que negar que sectores populares muy activos, como los grupos en el exilio, están incidiendo también en este rejuego y la Alianza está actuando reactivamente a su presión.
Las cosas están duras pero se pondrán peor: La presión popular liberadora ha ido avanzando y madurando, generando síntomas esperanzadores de mejoramiento en la dura lucha que estamos enfrentando como sociedad: las dictaduras, como los edificios viejos, pueden tirar mucho polvo asfixiante y destruir mucho en su caída. Desde el 28 de julio, el pueblo se replegó algo frente a la dictadura, buscando el mejoramiento y acumulación de sus fuerzas. Y este movimiento obligado a la Alianza, es parte de su efecto.
El capital se moverá detrás del biombo
Precisamente, uno de los puntos más candentes de discordancia que se está resolviendo con estas decisiones reorganizativas de la Alianza, es que empresarios y banqueros no van a volver a usar el juego de los paros de 24, 48 horas o de fin de semana mientras sectores como los del exilio, les exigen ese “sacrificio”. Los empresarios han decidido con estas reformas de la Alianza, dar un paso táctico y reducir su visibilidad para capear ese bombardeo. No quieren seguir pagando costos y riesgos como los boicots a negocios y empresas que sean condenadas por las redes sociales. En su repliegue táctico, dejan a don Chanito allí visible por cualquier cosa. Mario Arana y Michael Healy se invisibilizan.
Los extraños nuevos camuflajes
La Alianza de hoy, con su perfil empresarial “lijado”, acordó también “la conformación de seis comisiones de trabajo”.
1. “Inclusión”. Este es un nombre inofensivo, camuflado para referirse a la organización y alianzas organizacionales. Formalmente, es “para incorporar nuevos miembros y ampliar la representación de la Alianza Cívica“. Quedará pendiente si esta inclusión es solamente para fuerzas o partidos que no quieran otra cosa más que especular en próximas elecciones generales.
2. Gestión política. Nombre camuflado para referirse a las negociaciones con fines electoreros que la “nueva” Alianza se está planteando con su “as de manga”, la agrupación Ciudadanos por la Libertad-CxL, que mantiene una extraña relación simbiótica electorerista, con Juan Chamorro, el nuevo “Director Ejecutivo” de la Alianza. Con esa reubicación de su alfil político, CxL aumenta sus posibilidades de “surfear” en el prestigio político de la rebelión de abril. La Alianza dice claramente que esta comisión es la “encargada de alianzas y reformas electorales para alcanzar elecciones observadas, libres, transparentes y adelantadas“. De hecho, es una declaración pública del lanzamiento pre-electoral del bloque Alianza-CxL.
3. Relaciones Internacionales. 4. Comunicación y posicionamiento; 5. Administración (?) . Sin comentarios por el momento.
6. Verificación y seguridad. ¿Van a verificar qué cosa y qué es “seguridad”? Esta omisión es en realidad otro camuflaje que oculta los temas reales y necesarios de Justicia y Derechos Humanos. Desde ya, esta comisión se perfila como una especie de tribunal de fiscalización o de “comisión de la verdad” (“Verificación”) que al parecer va a determinar a priori, qué crimen fue producto de la dictadura y cuál no, desde abril 2018., quien tiene “expediente delincuencial” (Mario Arana) y quién no. Aquí tampoco se establece una línea de trabajo dirigida a la tarea de llevar a los tribunales de justicia nacionales e internacionales, a los responsables en la cadena de mando, de los crímenes de lesa humanidad del régimen. Con este camuflaje, quedan más alejados de los temas de la “nueva” Alianza, la liberación pendiente de los secuestrados, el ejercicio de las libertades ciudadanas, la justicia y restauración de los daños a las víctimas, el pleno imperio de los derechos humanos, la justicia restaurativa y transicional.
Aún no están todos, pero están algunos que son
La reserva sobre estas reformas aumentan al confirmarse que no se ha dado ingreso institucional a las organizaciones como las Madres de Abril, o los comités de presos políticos no sólo ya excarcelados, sino de los que continúan secuestrados, ni a los mismos exiliados que reclaman participación. Tampoco se menciona alguna opción de incorporación a líderes de la resistencia como Francisca Ramírez, Irlanda Jerez y otras personalidades de incidencia política desde abril 2018.
Con estos cambios, ¿sabremos a dónde vamos y qué vamos a hacer? La respuesta a esta pregunta es: al menos ahora, no. En general, la Alianza, al enfatizar todavía más su estrategia de competir en las eventuales próximas elecciones contra Ortega y el FSLN, ni siquiera plantea en estas reestructuraciones, si habrá un mecanismo para considerar los puntos más vitales planteados por grandes sectores, incluyendo los exiliados, entre los cuales siguen vigentes las preguntas de:
¿La lucha es por la salida de Ortega y el FSLN del poder o es por ir a competir en nuevas elecciones con ellos? Cual es la ruta, cual la estrategia. Cómo desarrollar el diálogo nacional en el seno del pueblo. Cual es la estrategia para una unidad total frente a la dictadura. Como la estrategia concibe el papel de la huelga general nacional, ya descartado el paro empresarial. En que consiste la resistencia cívica no violenta. Cómo debe organizarse el pueblo en preparación a tiempos más duros en la lucha contra el régimen. El papel de los territorios en las nuevas fases de la rebelión popular contra el régimen genocida. La transición en la fase de fin de la dictadura e inicio de la nueva democracia. Cómo lograr la formación y reconocimiento de un poder alterno beligerante ante la comunidad internacional. Cómo evitar los vicios nacionales del caudillismo, el figureo, la reelección, el mesianismo.
El camuflaje puede ser aparente: podemos estar frente a una verdadera metamorfosis hacia la convivencia de nuevo, con el modelo sandinista de poder. Sólo la transparencia, la comunicación fluida con el pueblo rebelde, la insistencia en la organización y la unidad en base a programas estratégicos y de unidad en la acción, pueden asegurar que la rebelión de abril cierre su explosión con éxito histórico.